More and more Americans are convinced that civil war in the USA is inevitable. The reasons for that belief are many, and this program lists quite a few. What does the Bible say about a coming civil war, and how can YOU prepare for it?
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Current Events
by Norbert Link
We begin with new developments, revelations and reactions regarding Georgia’s indictment of Donald Trump and the frightening but to a large extent ignored terrible economic situation in the USA.
In contrast, we point out dissatisfaction of most Germans with their country’s miserable conditions and address logical reactions which the German government is unwilling to accept. In fact, their attempts to “handle” the situation make matters even worse for them. In this context, please view our new StandingWatch program, titled, “America and Germany in Decline!”
We address the somewhat useless announcement by the USA of having given the green light for delivery of F-16 fighter jets to Ukraine in the distant future; and show how America’s misguided policies have managed to alienate its friends and to embolden its enemies.
We speak on Saudi Arabia’s willingness to become custodian of the Temple Mount and Al Aqsa; and the military collaboration between Russia, China, India, North Korea and Iran. We also report on developments regarding the BRICS bloc.
We continue with a historical drought affecting the Panama Canal; and further attempts to influence a gullible public to take more and more booster shots, and to be prepared for another “virus,” allegedly necessitating again drastic governmental measures to combat it. Please read in this regard our new member letter, dated August 21, 2023. brethren-20230821.pdf
We conclude with insightful articles on nature worship and demonic possession.
Throughout this section, we have underlined pertinent statements in the quoted articles, for the convenience and quick overview of the reader.
America and Germany in Decline!
As we will show in this program, both America and Germany are experiencing a decline in so many areas which is unprecedented in recent history, but which seems to have similar causes. Many Americans seem to be unable or unwilling to connect the dots. This is not the case for most Germans. However, the fate and future for both countries is quite different. While America will be falling and rising, Germany will be rising and falling.
Download AudioLa clave para Matrimonios y familias felices
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Introducción
Muchos matrimonios y familias están en necesidad desesperada de reparación, especialmente en esta sociedad occidental donde tenemos ciclos interminables de matrimonio – divorcio y segundas o nuevas nupcias. Vivir juntos sin estar casados se ha convertido en la norma aceptada, mientras que matrimonios sanos y duraderos y familias sólidas y felices son excepciones notables.
¿Por qué encontramos matrimonios en tal estado de desorden en esta sociedad occidental, hoy? Primero, comprenda que las relaciones humanas en la vida son producto de los principios que aplicamos—si aplicamos principios incorrectos, obtenemos malos resultados y si aplicamos principios correctos, obtenemos buenos resultados.
Entonces, ¿hemos pasado por alto claves vitales que desbloquearían la comprensión de cómo producir matrimonios y familias felices? En efecto, lo hemos hecho!
Sorprendentemente, estas claves no son nuevas. Han estado disponibles, en forma escrita, durante miles de años. Simplemente no han sido descubiertas ni comprendidas, y mucho menos practicadas. Y muchos que encuentran estas llaves, las “pierden” nuevamente por no tener plena consideración al aplicarlas a sus vidas.
Estas claves importantes se pueden encontrar en un libro que ha sido propiedad de más personas que cualquier otro libro. Ese libro es la Santa Biblia—la Palabra de Dios impresa. ¡Sí, el conocimiento de cómo tener matrimonios felices y duraderos, y familias exitosas y unidas viene directamente de nuestro creador! Para demasiadas personas los pasajes relevantes a las relaciones humanas han sido un misterio. Pero es hora de que este misterio se desbloquee. ¿Sabe Usted en qué parte de la Biblia puede encontrar estas claves?
Parte 1
El matrimonio cristiano
Con respecto a los principios bíblicos para un matrimonio feliz, las iglesias cristianas actuales enseñan una variedad de ideas, algunas incluso hasta extremos opuestos. Algunos ministros abogan por el totalitarismo del marido y la sumisión ciega de la mujer. Otros enseñan el contrario—el liberalismo descarado de la esposa—dejando de lado el liderazgo del esposo e incluso la anarquía dentro del matrimonio. Vemos una falta de respeto, una falta de amor y un abuso brutal de responsabilidades. Y en nuestra sociedad de “usar y tirar”, descartamos justo lo que nos haría felices – nuestras relaciones familiares.
Demasiados matrimonios enfrentan dificultades serias basadas en una comprensión y ejercicio inadecuados de los diferentes roles y funciones de esposos y esposas, terminando su relación en divorcio o separación legal. Pero estamos llamados a regresar a las enseñanzas claras de la Biblia para producir matrimonios cristianos felices, saludables y exitosos. ¿Estamos dispuestos a escuchar a Dios y a hacer realmente lo que Él dice?
Divorcio—¿una solución?
En primer lugar, dése cuenta de que Dios quiere que nuestros matrimonios tengan éxito. Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). Una pareja que enfrenta dificultades y ve el divorcio como una “solución” fácil a sus problemas puede cometer un error grave e incluso fatal. El divorcio rara vez es una solución positiva. Bíblicamente, el divorcio con la libertad de casarse posteriormente con otra persona solo se permite en circunstancias muy limitadas. Dios creó la unidad matrimonial y tenía la intención de que floreciera y perdurase (Mateo 19:4–6). ¡Dos cristianos casados verdaderamente convertidos (siempre y cuando ambos permanezcan vivos y convertidos a lo largo de su matrimonio) nunca deben divorciarse y posteriormente casarse con otra persona! Su matrimonio, que ha sido unido por Dios, es de por vida (1 Corintios 7:10–11; Romanos 7:1–3; Lucas 16:18).
¿Qué hay de una pareja casada en la que uno de los cónyuges es cristiano verdadero y hace todo lo posible por aplicar los principios de Dios, y el otro cónyuge no lo es? Incluso en tal caso, el divorcio y la segunda nupcia posterior no está permitido bíblicamente, a menos que el cónyuge “incrédulo” se aleje del matrimonio, al no cumplir con sus deberes matrimoniales, y el “incrédulo” ya no esté dispuesto a vivir con la pareja cristiana convertida (compárese 1 Corintios 7:12–16). Tal alejamiento total del matrimonio por parte del “incrédulo” puede verse en serias violaciones continuas de sus deberes y responsabilidades matrimoniales, como la práctica pecaminosa de la “inmoralidad sexual” (Mateo 5:31–32; 19:9). Pero incluso entonces, se recomienda encarecidamente consultar con uno de los ministros de Dios, con el objetivo de restaurar, en lugar de romper, el matrimonio.
El propósito de este folleto es ayudar a los lectores a mejorar sus relaciones matrimoniales y familiares, dirigiéndolos a las claras instrucciones dadas en la Palabra de Dios sobre este tema. La aplicación de estos principios espirituales en el matrimonio y en la familia ayudará a evitar separaciones, divorcios y hogares rotos, ayudando así a que estos se conviertan en cosas del pasado.
Todos necesitamos mejorar
Al explorar las instrucciones de Dios sobre el matrimonio en la Biblia, miremos los roles de esposos y esposas por separado. Seamos fieles aplicando aquellos principios que se aplican a nosotros, y no asumemos que un punto en particular solo se aplica a nuestro cónyuge o a otra pareja. No nos juzguemos los unos a los otros, más bien examinémonos a nosotros mismos. Y, si tenemos problemas con nuestros cónyuges, recordemos, en primer lugar, de prestar atención a la amonestación de Santiago 3:2: “Porque todos tropezamos de muchas maneras” (La Biblia de las Américas LBLA).
Reconozca que TODOS necesitamos mejorar. No importa cuánto tiempo hayamos existido, siempre hay algo que podemos y debemos aprender para mejorar las cosas.
Los roles de esposos y esposas
Nótese Efesios 5:2, 8, 10, 15, 21, “(versículo 2) y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros… (versículo 8) Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz… (versículo 10) comprobando lo que es agradable al Señor… (verso 15) Mirad, pues, con diligencia [o: con cuidado], no como necios sino como sabios, aprovechando bien [o usar ventajosamente] el tiempo, porque los días son malos… (versículo 21) someteos unos a otros en el temor de Dios”.
¡Analicemos esto cuidadosamente! Cualesquiera que sean los roles y responsabilidades de los esposos o esposas, deben examinarse y llevarse a cabo en base a lo que acabamos de leer. A menos que caminemos en el “temor de Dios” y “en amor” hacia la otra persona, cualquier papel que se desempeñe, aunque se haga perfectamente al pie de la letra, no producirá un matrimonio feliz. Además, debemos concentrarnos en cómo llevar a cabo nuestros roles. Debemos hacerlo como personas “sabias”no como necios—y debemos tratar de averiguar cuál es la “voluntad de Dios” en cualquier situación dada—no lo que nosotros quizás quisiéramos hacer. Finalmente, debemos aprovechar el “tiempo” que Dios nos ha dado de la mejor manera—una vez más, usando nuestro tiempo para la gloria de Dios y en sumisión a su voluntad, no a la nuestra. Al hacer eso, “andaremos en amor”—en amor hacia Dios y en amor hacia nuestro cónyuge.
Y si caminamos en este tipo de amor, podremos “someternos unos a otros”. Es decir, estaremos mirando los intereses y necesidades de la otra persona—no solo lo que nos pueda interesar a nosotros. Someternos unos a otros no significa que tengamos anarquía—sin liderazgo alguno—pero sí que significa que quien debe liderar es aquel del que se espera que sirva más. ¿Eso le sorprende?
Nótese Filipenses 2:3–5: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria [deseo de vanagloria], antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores [más altos que nosotros] a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.
El rol de un esposo
Ahora podemos comenzar a examinar el papel ordenado bíblicamente de un esposo en un matrimonio cristiano. Como veremos en las páginas de la Biblia, el esposo debe ser el líder en el matrimonio. Pero fíjese en qué aspecto el esposo debe liderar. Efesios 5:25 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia…”
El esposo debe amar a su esposa
Cuando los esposos aman a sus esposas, las esposas responderán de la misma manera. Dios y Cristo nos amaron PRIMERO (compárese Romanos 5:8). Debemos responder de la misma manera amándolos (compárese Santiago 1:12; 2:5). Acabamos de leer que Cristo estimó a los demás, en humildad de mente, como siendo “más altos” que Él mismo. Él estuvo dispuesto a rebajarse hasta el punto de la muerte, para que otros pudieran vivir. Ese es el tipo de amor que un esposo debe tener por su esposa. Nadie tiene mayor amor, dice Cristo, que el que da su vida por sus amigos (Juan 15:13). Ese es el tipo de amor que el esposo debe dar a su esposa—su mejor amiga—en palabras y en hechos. La esposa necesita saber, que su esposo incluso moriría por ella para protegerla. Con esa clase de amor expresado hacia ella, la respuesta de la esposa puede entonces ser de sumisión voluntaria a su esposo.
La esposa verá a un esposo amoroso que se preocupa por ella—no a un tirano que se complace en ejercer autoridad sobre ella. Las esposas se han vuelto muy sensibles en ese sentido porque los hombres han abusado de la autoridad. Cuando las mujeres tienen la impresión de que los maridos “están señoreando sobre ellas”, se desalientan, se frustran y se ponen a la defensiva. Un esposo debe ser consciente de esto. Nunca debe menospreciar a su esposa y nunca debe hablarle con dureza, tratando de demostrar que está al mando.
Los esposos deben amar a sus esposas así como Cristo amó a su Iglesia. ¿Y cómo amó Cristo a su Iglesia? Continuemos en Efesios 5:25, “…y se entregó a sí mismo por ella”… Cristo estaba dispuesto a morir por ella. Estaba dispuesto a renunciar a su condición de Dios inmortal y glorificado para convertirse en humano. Estuvo dispuesto a pasar por la terrible prueba de sufrimiento como ser humano, de ser tentado en todo como nosotros, de ser abandonado por todos sus amigos, de ser traicionado, torturado y finalmente crucificado. Él estaba dispuesto a hacer eso por la Iglesia. De hecho, aunque Dios el Padre y Jesucristo tenían plena confianza en que Cristo no pecaría, no obstante, era posible que si lo hiciera. Así vemos que Cristo incluso estuvo dispuesto a renunciar a su deidad eterna por la Iglesia, su futura esposa. Si Cristo hubiera pecado, el Padre no lo habría resucitado a la vida eterna, ya que solo la muerte de la vida sin pecado de Cristo fue decretada por Dios como suficiente para perdonar el pecado humano. Si Cristo hubiera pecado una sola vez, no habría sido restaurado a su gloria anterior como miembro de la Familia de Dios, y tampoco habría habido esperanza para la humanidad de convertirse en miembros nacidos de nuevo en la Familia de Dios.
¿Podemos ver realmente cuánto amó Cristo a la Iglesia y hasta qué punto estuvo dispuesto a demostrarnos su amor por nosotros? Entendido plenamente, no debería ser demasiado difícil para nosotros someternos a Jesucristo, nuestro Señor, viendo todo lo que Él pasó por nosotros. Si un esposo ama a su esposa y da su vida por ella de la misma manera, entonces la esposa debería tener poca o ninguna dificultad para someterse al liderazgo de su esposo.
¿Qué significa para un esposo dar su vida por su esposa?
Para un esposo dar su vida por su esposa, como Cristo dio su vida por la Iglesia, es mucho más que estar dispuesto a morir por ella cuando, o si, llega el momento. Dar la vida como lo hizo Cristo es una práctica de toda la vida. Jesucristo entregó su vida inmortal y eterna como un ser divino para vivir como un ser humano. Vivió como humano durante más de 30 años. Cualquier pecado cometido por Él habría acabado con todo. Él, en el verdadero sentido de la palabra, dio su vida por nosotros.
Asimismo, un esposo debe hacer lo mismo por su esposa. Es un esfuerzo de toda la vida. Si un esposo quiere ser el “amo” de su esposa, entonces debe ser el “siervo” de su esposa (compárese Mateo 20:25–28). Cristo dijo que vino a servir. También enseñó a sus discípulos que si querían ser grandes, tenían que servir.
Usando este principio, entonces, un esposo da su vida por su esposa sirviéndola—cuidando las cosas que su esposa quiere, no solo las cosas que él quiere. Un esposo debe ver a su esposa con honor y respeto, y debe mostrarlo en la forma en la que la trata. Un esposo cristiano debe tener una meta en mente—ayudar a su esposa a alcanzar su potencial espiritual completo. Si él la critica constantemente o examina todo lo que hace, ella tendrá miedo de usar las habilidades y los talentos que Dios le ha dado y, de hecho, su propio crecimiento espiritual se verá obstaculizado.
Nótese Efesios 5:26–29, “…para santificarla [apartarla] habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. Cuando un esposo ama a su esposa, también se ama a sí mismo. Leemos en Efesios 5:33: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo”.
Esto incluye, como acabamos de leer, nutrirla y cuidarla—tanto física como espiritualmente. Salvo circunstancias extraordinarias, se supone que el marido es el sostén de la familia—proporcionando el apoyo financiero a la familia—mostrando así a su esposa cuánto la ama y que está dispuesto a nutrirla físicamente.
Y él debe apreciar a su esposa—como un tesoro—como el tesoro más preciado que este mundo tiene que ofrecer. En un nivel físico, esto significa que él debe cuidar de sus necesidades. Él debe elogiarla por las cosas buenas que hace. Nunca debe dar por sentado a su esposa y lo que ella hace. Y en un nivel espiritual, debe enseñarle a su esposa. Esto requiere que desarrolle una relación estrecha con Dios, aprendiendo a guiar a su esposa y a su familia en el camino de Dios al dar un ejemplo correcto él mismo.
El esposo de Proverbios 31
Se puede decir mucho acerca de la esposa de Proverbios 31, pero observe lo que se dice acerca del esposo en Proverbios 31:28–29: “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba: ‘Muchas mujeres hicieron el bien; pero tú las sobrepasas a todas’”.
Cuando estudiamos el famoso pasaje de Proverbios 31 sobre la “mujer virtuosa”, quizás nos sorprenda saber todo lo que hace la esposa virtuosa. ¡Pero fíjese también que su esposo le permite hacer estas cosas! Él no es una persona controladora, impidiendo que ella logre cosas buenas. Más bien, leemos que él “está en ella confiado” (versículo 11). Se levanta temprano para “dar comida a su familia” (versículo 15), y “considera la heredad y la compra” (versículo 16). Ella planta viña “del fruto de sus manos” (versículo 16). Tome nota de que es ella quien hace eso—no su esposo. Ella es capaz de tomar decisiones sabias. “Ella hace telas y las vende, y da cintas al mercader” (versículo 24). Finalmente, ella “considera los caminos de su casa” (versículo 27). Es productiva y es capaz de dirigir las actividades de su hogar.
Leemos que ella actúa “con voluntad” (versículo 13). Ella no puede actuar “con voluntad” si su esposo no le muestra su amor dándole espacio para que se exprese en sus intereses personales, manifestando nuevamente el tipo de amor que se somete el uno al otro.
¡El esposo no debe estar amargado!
Fijémonos en algunas advertencias y pautas bíblicas adicionales para el esposo. Colosenses 3:19 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas”.
Se nos dice que debemos abandonar toda amargura. Todos tenemos que hacer eso. La amargura es como el cáncer. Nos devorará internamente, hasta que la luz dentro de nosotros se convierte en oscuridad. Si amamos a otra persona, realmente no podemos estar amargados con esa persona. Si todavía hay amargura en nuestros corazones hacia otra persona, y especialmente, si un esposo tiene amargura hacia su esposa, entonces no ha llegado al amor perfecto que se requiere de nosotros. Nótese Efesios 4:31–32: “Quítense de vosotros toda amargura… Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.
¿Los esposos son bondadosos y compasivos hacia sus esposas? ¿Están dispuestos a perdonarlas? ¿O los maridos se sienten ofendidos y se alimentan de esas ofensas? ¿Permitirán que la amargura invada sus corazones? Si los esposos hacen eso, entonces están caminando sobre terreno peligroso y, a menos que lo venzan y eliminen rápidamente, esa amargura apagará el amor por sus esposas. Y luego, son los esposos quienes están en violación de los mandamientos de Dios que dicen de no estar amargados hacia sus esposas y de amarlas como a sí mismos.
Note la clase de amor que Dios requiere de los esposos hacia sus esposas. “El amor no hace mal al prójimo” (Romanos 13:10). Si los esposos realmente aman a sus esposas, no las lastimarán física ni emocionalmente—no las dominarán con dureza.
Cómo un esposo debe amar a su esposa
Miremos ahora 1 Corintios 13, el famoso capítulo de “amor” de la Biblia, y veamos qué podemos aprender de él con respecto a la relación entre esposos y esposas. Analicemos cómo el esposo debe amar a su esposa.
Leemos en 1 Corintios 13, comenzando en el versículo 4, “El amor es sufrido…” Si los esposos aman a sus esposas, tendrán paciencia con ellas. Incluso ellos podrían sufrir por un tiempo, o incluso durante mucho tiempo, soportando las deficiencias de las esposas sin estallar y responder de la misma manera. Dios es muy paciente con nosotros. Los esposos necesitan compartir la paciencia de Dios con sus esposas.
“[El amor] es benigno…” El amor de Dios es benigno incluso ante las pruebas que quizás estén causadas por malentendidos—cuando algo no sale como quisiéramos que salga. ¿Los esposos pueden ser amables con sus esposas cuando se les olvido hacer lo que se les pidió? ¿Cuándo hicieron algo mal? Dios es bondadoso con nosotros. Él no nos condena cuando nuestros corazones son justos. Un esposo debe ser amable con su esposa, apreciando lo que su esposa deseaba hacer por él, aunque no haya salido como estaba planeado.
“[El] amor no tiene envidia…” ¿Cuántos conflictos cesarían si ese aspecto del amor de Dios se practicara más a menudo? El espíritu sin envidia de un esposo permite que la esposa continúe con sus esfuerzos. El espíritu de envidia, sin embargo, está ansioso por menospreciar e incluso detener sus logros. El amor piadoso, sin embargo, no conoce la envidia. El amor del esposo le permite a su esposa continuar con lo que está haciendo. Los esposos necesitan tener ese tipo de amor piadoso por sus esposas. Los esposos deben permitirles hacer aquello que se les da bien. Los esposos no deben envidiarlas ni sentirse amenazados por las cualidades y habilidades que Dios les ha dado a sus esposas.
“[El] amor no es jactancioso…” El verdadero amor no es presumido. No debemos ser jactanciosos y orgullosos de lo que NOSOTROS podemos hacer. El amor de Dios es humilde y mira las cualidades y los logros de los demás. Cuando hacemos cosas buenas, ¿intentamos asegurarnos de que otros también lo vean para que podamos recibir alabanza y gloria de ellos? Si es así, Dios dice que entonces habremos recibido nuestra recompensa—de los hombres—no de Dios (compárese Mateo 6:1–4). Los esposos necesitan tener ese tipo de amor humilde por sus esposas. Los esposos deben hacer cosas buenas por sus esposas porque quieren—porque las aman—no PORQUE quieren ser alabados por sus esposas. Debemos elogiarnos unos a otros por los logros, pero esa no es la razón POR LA QUE hacemos cosas buenas por la otra persona.
“[El amor] no se envanece…” o “no es arrogante”. El verdadero amor de Dios es desinteresado. Quiere lo mejor para los demás. La arrogancia, por otro lado, es introvertida. Es la actitud de “yo-yo” que dice: “Soy el primero y no me importan los demás”.
“(Versículo 5) [El amor] no hace nada indebido…” Esto incluye comportarse con buenos modales. Los esposos deben comportarse de una manera amistosa y socialmente aceptable con sus esposas, y no solo cuando otros están alrededor para darse cuenta.
“[El amor] no busca lo suyo…” El amor no está motivado por el egoísmo. El amor implica la forma de dar, no de recibir. El amor quiere servir, no ser servido. El amor motivará a otros a dar y contribuir, sin embargo, el amor no conoce la envidia ni los celos, sino que se regocija cuando alguien más logra algo bueno. Si el amor no está enfocado en el bien y el bienestar de los demás, es vacío, egoísta e inútil.
“[El amor] no se irrita…” El amor de Dios no se enoja fácilmente. Cuando una esposa hace algo mal, su esposo, que está viviendo el camino del amor, no estallará como un volcán. Si un esposo ama verdaderamente a su esposa, como Cristo nos ama a nosotros, será paciente con ella, tratando de entender qué sucedió y por qué, y tratará de ayudarla a superar cualquier debilidad que haya causado el problema.
“[El amor] no guarda rencor…” Si los esposos realmente aman a sus esposas, no las tratarán con sospecha, escudriñando cada una de sus decisiones. El corazón del marido “confía de forma segura” en la mujer virtuosa, como leemos en Proverbios 31:11. La Reina Valera Actualizada(RVA-2015) traduce este pasaje en 1 Corintios 13:5 (El amor “no guarda rencor”) como, “El amor no lleva cuentas del mal”. La Nueva Traducción Viviente dice: “El amor no lleva un registro de las ofensas recibidas”. Otras traducciones dicen, “El amor no se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho”, o “El amor no toma en cuenta el mal recibido”.
Cuán cierto es eso. Leemos que el amor cubre todas las faltas, pero que el odio despierta rencillas (Proverbios 10:12). Es el hombre perverso el que cava en busca del mal (Proverbios 16:27). En cambio, es el que cubre la falta que busca amistad (Proverbios 17:9). Es para su honra pasar por alto una ofensa (Proverbios 19:11). Es honra del hombre dejar la contienda (Proverbios 20:3). Cuánto mejor serían nuestros matrimonios si se aplicara ese principio de NO llevar registros de lo malo. Pero, lamentablemente, todo lo contrario es cierto en muchos casos.
“(Versículos 6 y 7) [El amor] no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Si los esposos tienen tal actitud de amor hacia sus esposas, y la muestran, ¿cómo podrían sus esposas no responder de la misma manera?
Los esposos necesitan entender a sus esposas
Hemos visto que Dios espera que los esposos expresen el verdadero amor de Dios por sus esposas, el tipo de amor que el mundo generalmente no conoce. Para amar real y verdaderamente a alguien, uno debe conocer sus necesidades. Uno debe comprender cómo piensa la otra persona—cuáles son sus deseos, sus sueños, sus anhelos, sus gustos y aversiones.
Y así leemos en 1 Pedro 3:7: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”.
Los maridos necesitan entender a sus esposas. Si un esposo no comprende a su esposa, debe preguntarle qué le gustaría hacer—cuáles son sus sueños, sus preferencias y sus disgustos. Un esposo necesita pasar mucho tiempo comunicándose con su esposa, como con su amigo más cercano. Él necesita respetarla—mostrarle honor, elogiarla por lo que hace. Un esposo nunca debe menospreciarla delante de los demás. Nada lastima más a una mujer que la falta de respeto de su esposo, especialmente frente a los demás. Todos los maridos han hecho eso alguna vez. Todos los esposos deben arrepentirse de tal falta de respeto.
La guía del esposo debe brindarse con amor, honor y respeto por su esposa. Y, ¿cuál es el propósito de tal guía? ¿Es para que ÉL pueda ser considerado como el “GOBERNANTE” de la casa por otros? ¿Para que ÉL pueda gloriarse frente a los demás en el hecho de que él está “obedeciendo los mandamientos de Dios” y su esposa lo está obedeciendo a él? ¡Lejos de ello! ¡Ese es el tipo de vanagloria que no debemos tener!
La razón por la cual el esposo debe guiar amorosamente a su esposa es porque Dios ordenó que el esposo y la esposa fueran una sola carne—son una entidad, espiritualmente. Su meta cristiana es entrar al reino de Dios juntos—para convertirse en herederos de la vida eterna juntos, de la cual ya son herederos. Por lo tanto, el esposo debe actuar con verdadero amor piadoso hacia su esposa, y su esposa, sabiendo que esta es la razón por la que actúa de la manera que lo hace, estará mucho más dispuesta a pasar por alto las deficiencias de su esposo. Si su esposo muestra que su amor por ella es tan grande que está dispuesto a dar su vida por ella, de manera continua, para toda la vida, y que se preocupa por ella—espiritual y físicamente—entonces, ¿qué mujer cristiana no respondería voluntariamente al liderazgo de su esposo?
Por otro lado, cuando el matrimonio se tambalea, incluso nuestra relación individual y personal con Dios se ve afectada. Es por eso que Pedro les dice a los esposos: “Vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7). Pedro coloca la responsabilidad sobre los hombros del esposo para asegurarse de que las oraciones de los esposos y esposas no se vean obstaculizadas.
El rol de una esposa
Si hay un área en el papel de un esposo que es responsable del fracaso del matrimonio, es la falta de expresión por parte del esposo del verdadero amor de Dios por su esposa.
Y si hay un área en el papel de una esposa que es responsable del fracaso del matrimonio, es la falta de voluntad de la esposa de someterse a su esposo.
Sin embargo, la Biblia deja muy claro que se supone que el esposo es el líder de la familia—no un dictador, ni un tirano, ni un bruto orgulloso y arrogante—sino que Dios lo creó para guiar a la familia. Y si guía de una manera piadosa, la esposa tendrá poca o ninguna dificultad para seguirlo.
Una esposa necesita someterse a su esposo
Nótese 1 Corintios 11:3, “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”.
Note lo que se dice aquí. Así como Dios el Padre es la cabeza de Cristo, así el hombre o esposo es la cabeza de la mujer o esposa. Dios el Padre y Jesucristo son totalmente uno—totalmente unidos en mentalidad, meta y propósito. Y se aman perfectamente. Dios el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (compárese Mateo 3:17). Dios AMÓ al Hijo (Juan 3:35). Y Cristo AMÓ al Padre (Juan 14:31). Se sometió al Padre, hasta el punto de la muerte, sabiendo que su Padre lo amaba profundamente y que nunca le pediría nada que fuera malo para Él. Si un hombre quiere ser la cabeza de su esposa y familia, como debe de ser, debe comportarse como Dios el Padre se comportó con Cristo y, a su vez, su esposa debe comportarse con su esposo como Cristo se comportó con el Padre.
Para tener el mismo tipo de relación que el Padre y el Hijo tuvieron y tienen, necesitamos leer y aprender acerca de esa relación y de cómo podemos aplicarla a nuestra relación matrimonial entre esposo y esposa.
Cómo la sumisión es posible
Podemos deducir mucho del libro de Juan acerca de la relación que Dios el Padre tuvo y tiene con su Hijo, Jesucristo. Note los principios de sumisión revelados en los siguientes versículos:
Juan 3:35, “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano”. ¡Amor divino comparte! Los esposos necesitan compartir sus posesiones con sus esposas. Esta voluntad de compartir crea confianza mutua. No puede haber una actitud de ‘¡Esto es mío y esto es tuyo!’ Nótese las palabras de Cristo en Juan 16:15, “Todo lo que tiene el Padre es mío”.
Juan 5:20, “Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace”. ¡El amor de Dios comunica! El esposo tiene que hacerle saber a la esposa lo que está haciendo. Esta sinceridad crea confianza mutua y un vínculo común.
Juan 5:22-23, “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre”. Un esposo amoroso quiere que su esposa sea honrada por los demás. Está dispuesto a compartir su honor con ella. Él no la desvaloriza ni la menosprecia frente a los demás, deshonrándola así. Y no se queda de brazos cruzados cuando otros deshonran a su esposa.
Juan 5:43, “Yo he venido en nombre de mi Padre”. La esposa adquiere el nombre de su esposo. Esto muestra la unidad de los dos. Ya no están separados, sino que los dos se han convertido en “uno”. Así es como Dios quiso que fuera—UNA familia—UN matrimonio. Los DOS se han convertido en UNA sola carne. ¿Y qué dijo Cristo acerca de su relación con Dios el Padre? Leemos en Juan 10:30: “Yo y el Padre uno somos”. Estuvieron—y están—totalmente unidos en voluntad, propósito y meta. Y así como Jesús pudo actuar por su Padre, así la esposa puede actuar por su esposo. Esta unidad entre los dos crea confianza mutua y seguridad en y para el otro, y muestra al mundo, “aquí hay una pareja feliz que está verdaderamente unida”.
Juan 8:29, “El Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Un esposo amoroso tampoco dejará a su esposa sola, si la esposa hace lo que le agrada a su esposo. Y la mujer hará lo que sabe que le agrada a su marido, si éste le muestra el amor de Dios.
Juan 8:49, “Yo honro a mi Padre”. Asimismo, la esposa debe honrar a su esposo. Sin embargo, la esposa no honra a su esposo si lo desvaloriza o lo menosprecia frente a los demás. La esposa tampoco honra a su esposo si usurpa su autoridad o su papel de líder, especialmente frente a los demás, o si se encarga de tomar las decisiones que debe tomar su esposo. Cristo AMABA al Padre, y el Padre AMABA al Hijo. Aún así, Cristo sabía que el Padre era su cabeza, y lo honró. Él lo respetó. Hizo lo que le agradaba. Y por eso, el Padre lo honró a cambio, como vemos en el versículo siguiente.
Juan 8:54, “Mi Padre es el que me glorifica”. Así como Cristo honró a su Padre, así también su Padre lo honró a Él. De la misma manera, tanto los esposos como las esposas deben honrarse mutuamente. Esto demuestra amor y respeto mutuo. Leemos en Efesios 5:33: “…y la mujer respete a su marido”. Vemos, entonces, que el honor y el respeto deben ser mutuos. Va en ambos sentidos. Sin embargo, si el esposo se comporta de una manera que abroga totalmente sus responsabilidades—si es un borracho, si abusa de sus hijos o si le grita a su esposa constantemente, entonces es muy difícil para su esposa respetarlo. Por lo tanto, los esposos deben comportarse de tal manera que inspire respeto a sus esposas.
Juan 10:15, “Así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre”. ¿Cuán bien se conocen realmente los esposos y las esposas? Solo si realmente se conocen, pueden crecer en el amor y el respeto mutuo. Y deben hacerlo, si quieren que su matrimonio—una relación de verdadero amor piadoso—tenga éxito. Cristo aceptó al Padre como su cabeza porque lo conocía. Él sabía que su Padre nunca abusaría de su autoridad sobre Él. ¿Las esposas saben lo mismo de sus maridos?
Las mujeres sumisas DEBEN enseñar—¡Así es CÓMO!
Nótese Tito 2:4, “…[Las ancianas deben] enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos…”
Una vez más, Dios demanda amor mutuo tanto del esposo como de la esposa hacia el otro. Como leímos antes, los esposos deben amar a sus esposas. Ahora se nos dice que las esposas deben amar a sus esposos. Si el esposo realmente ama a su esposa, entonces, a cambio su esposa también AMARÁ a su esposo. El problema surge cuando el esposo no ama a su esposa y cuando, en cambio, abusa de su autoridad sobre ella.
Continuando con el versículo 4 y 5, “…amar a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.
Nótese el contexto. Aquí, Pablo está hablando de mujeres mayores que enseñan a mujeres JÓVENES con niños pequeños. En tal caso, no es recomendable trabajar fuera del hogar. Más bien, es mejor quedarse en casa—concentrándose en ser madre y ama de casa. Los niños pequeños necesitan a su madre en casa. También leemos que las ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes a ser obedientes a sus maridos para que la palabra de Dios no sea blasfemada. ¿Por qué se blasfemaría la palabra de Dios si las esposas no son obedientes a sus esposos? ¡Porque es Dios quien dice que deberían ser obedientes y sumisas a sus maridos! Y, si sus maridos aman a sus mujeres con amor piadoso, no exigirán nada de sus mujeres que no sea bueno para ellos y para la familia. Por lo tanto, las esposas PUEDEN ser gozosamente obedientes a sus esposos.
¿Podemos ver cómo todos estos mandamientos van juntos? Uno complementa al otro. Estas no son reglas aisladas. Un esposo y una esposa son un equipo, y un matrimonio exitoso requiere un esfuerzo de equipo.
Las mujeres sumisas no deben predicar en la Iglesia
Nótese 1 Timoteo 2:11–15 donde Pablo dice: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”.
Nótese, también, el pasaje paralelo en 1 Corintios 14:34–35, “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”.
Aquí encontramos descritos los aspectos del papel de la mujer que tienen que ver con la sumisión, incluida la sumisión a su marido.
Las esposas no deben hablar, enseñar o predicar en la Iglesia, pero deben preguntar a sus esposos en casa. Esto requiere, por supuesto, que se le pueda preguntar al esposo—que sea accesible y que no esté demasiado ocupado para hablar con su esposa, y que tenga el conocimiento suficiente para darle a su esposa las respuestas que necesita. Si no tiene las respuestas, debe preguntar a los que saben.
Es cierto que hubo profetisas en el Antiguo Testamento (Éxodo 15:20; Jueces 4:4), y también es cierto que algunas mujeres profetizaron en tiempos del Nuevo Testamento (Hechos 21:9). Vendrá un tiempo, cuando las mujeres jóvenes profetizarán de nuevo (Joel 2:28). Sin embargo, estos pasajes no pueden usarse para justificar que las mujeres prediquen en la Iglesia, ya que Pablo dejó claro que esto no debería permitirse.
Algunos citan Hechos 18:24–26 como autoridad para permitir que las mujeres prediquen en la Iglesia. En ese pasaje, Aquila y Priscila tomaron aparte a Apolos, a quien habían oído predicar en la sinagoga, y “le expusieron más exactamente el camino de Dios” (versículo 26). No queda claro en ese pasaje hasta qué punto Priscila impartió la enseñanza, o si simplemente estaba de acuerdo con su esposo. En cualquier caso, es digno de mención que se llevaron aparte a Apolos. Priscila, especialmente, no enseñó a Apolos frente a otros.
En el mundo actual de la comunicación masiva, las Iglesias a menudo usan la radio, la televisión, la imprenta o incluso el Internet para publicar material espiritual. Las mujeres tampoco deben dar sermones en la radio o la televisión, ni escribir artículos bíblicos, proféticos, eclesiásticos o espirituales. Podrían escribir artículos que abordan temas como la crianza de los hijos, las tareas del hogar, la cocina u otros asuntos más relacionados con nuestra vida física, evitando así un posible conflicto al escribir sobre asuntos espirituales.
Veamos algunos comentarios interesantes sobre este tema.
El Lexikon zur Bibel de Rienecker señala, bajo “Mujeres”, “La relación entre el hombre y la mujer, ordenada por Dios, también se puede ver en el papel del servicio y la función dentro de la Iglesia. Las mujeres sí que profetizan (1 Corintios 11:5; Hechos 21:9), pero solo se hace referencia específica a los hombres como profetas (versículo 10). Pablo no permite que las mujeres enseñen, es decir, que desempeñen el oficio de maestras en la Iglesia (1 Timoteo 2:12). Es diferente cuando Apolos se presenta más plenamente, en una conversación personal con Aquila y Priscila, a las enseñanzas de Dios (Hechos 18:26)”.
Jamieson, Fausset y Brown afirman con respecto a 1 Corintios 14:34–35: “Para las mujeres, hablar en público sería un acto de independencia, como si no estuvieran sujetas a sus maridos (compárese Capítulo 11:3; Efesios 5:22; Tito 2:5; 1 Pedro 3:1)… Las mujeres pueden decir: ‘Pero si no entendemos algo, ¿no podemos “hacer” una pregunta públicamente para “aprender”? No, responde Pablo, si quieren información, no ‘pregunten’ en público, sino ‘en casa’: No pregunten a otros hombres, sino a sus propios maridos particulares (así los griegos)”.
Jamieson, Fausset y Brown comenta sobre 1 Timoteo 2:11–12: “Aprenda—no enseñe… Ni siquiera debería hacer preguntas en la asamblea pública… Puede enseñar, pero no en público (Hechos 18:26)”.
Las Escrituras dejan muy claro que una mujer no debe ejercer autoridad sobre su marido. Dios reprendió al Israel del Antiguo Testamento por haber permitido que las mujeres gobernaran sobre los hombres (Isaías 3:12). Los maridos deben ejercer la debida autoridad sobre sus esposas. Deben hacerlo con el amor de Dios y nunca deben abusar de esa autoridad. Pero así como es vergonzoso que la mujer ejerza autoridad sobre su marido, y especialmente en público, así también es vergonzoso que el marido deje que su mujer ejerza autoridad sobre él.
En 1 Corintios 11:7–8 leemos: “…la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón”. La mujer fue creada por Dios para ser una ayuda de su esposo—no para tomar el papel de su esposo y ejercer autoridad sobre él. Dios no creó a la esposa para decirle a su esposo qué hacer, y para enojarse cuando su esposo decide de forma desinteresada, después de una cuidadosa deliberación, meditación y oración, no hacer una cosa en particular.
¡La sumisión a Dios es lo primero!
Nótese Colosenses 3:18: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”. Nótese el hecho de que no sería apropiado ni agradable al Señor, si el esposo diera órdenes irrazonables; si actuase egoístamente; o si dejase de amar a su mujer. Aunque el mandato de ser sumisa se dirige a la esposa, presupone que el esposo mismo se somete primero a Dios y que no exige de su esposa cosas que son impías. Por ejemplo, si un esposo le pide a su esposa que mienta, la esposa no debe hacerlo. Los mandamientos de Dios siempre vienen primero. Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres (compárese Hechos 5:29). Las esposas no deben pecar al “someterse” a sus maridos. No deben violar su conciencia basada en la Biblia (compárese Romanos 14:23). La aplicación de ese principio a veces puede ser difícil y puede requerir el consejo individual de uno de los ministros de Dios. Es muy importante manejar cualquier conflicto de este tipo con amor y respeto por la pareja, en lugar de una actitud arrogante y santurrona.
Nótese Efesios 5:22, “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor…” Nótese nuevamente que no nos sometemos a Dios si quebrantamos sus mandamientos. Asimismo, las esposas no deben someterse a sus esposos si hacerlo significa quebrantar uno de los mandamientos de Dios en la letra o en el espíritu.
Verso 23, “…porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador”… Considere que, así como Cristo es el Salvador del cuerpo—la Iglesia—así el esposo debe ser “salvador” de su esposa, por así decirlo. Debe hacer todo lo posible para asegurarse de que su esposa tenga éxito en su vida espiritual.
Versículo 24: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. Es decir, siempre que no viole ninguno de los mandamientos de Dios.
Notemos también que este mandato está dirigido a los esposos y esposas en la Iglesia—no requiere que ningún hombre tenga autoridad sobre ninguna mujer. De lo contrario, considere las conclusiones paradójicas, ya que esto significaría que un hijo adulto (un hombre) tendría autoridad sobre su madre (una mujer). Debemos entender que la Biblia no trata a las mujeres como “ciudadanos de segunda clase” en la sociedad. Más bien, tanto hombres como mujeres son “iguales en Cristo”. Leemos en Gálatas 3:28–29: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.
¿Sumisión a esposos incrédulos?
Es cierto que 1 Pedro 3:1–6 requiere que las esposas estén sujetas a los esposos que no son obedientes a la palabra de Dios. Note, sin embargo, la redacción y el consejo: “(Versículo 1) Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, (versículo 2) considerando vuestra conducta casta y respetuosa”…
Esto no se trata de miedo o tormento por causa del marido, sino que la mujer debe vivir en el temor de Dios. Nótese Proverbios 31:30: “La mujer que teme a JEHOVÁ, ésa será alabada”. Ya hemos leído en Efesios 5:21 que debemos someternos unos a otros “en el temor de Dios”. Pedro no está diciendo aquí que las esposas necesitan vivir en temor y tormento de sus maridos desobedientes, sino que necesitan someterse a sus maridos en el temor de Dios. De nuevo, no obedecerían a sus maridos si los maridos exigiesen de las esposas que hagan algo que sea contrario a la palabra de Dios.
Continuemos con 1 Pedro 3:3, “(Versículo 3) Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos—(versículo 4) sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”…
Nótese aquí un pasaje paralelo en 1 Timoteo 2:9–10, “[Deseo…] Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia [o discreción], no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”.
Continuemos con 1 Pedro 3:5, “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios [ese es el “temor” o respeto del que se habla aquí—temor y respeto hacia Dios], estando sujetas a sus maridos, (versículo 6) como Sara obedecía a Abraham, llamándolo señor, de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”.
¡Siempre hay esperanza!
A la luz de estos pasajes, todos debemos darnos cuenta de que ninguno de nosotros—ya sean esposos o esposas—hemos cumplido con nuestras responsabilidades a la perfección. TODOS hemos fallado de muchas maneras diferentes. Pero siempre hay esperanza. Dios perdona y nos da el poder para seguir adelante y hacerlo mejor.
Si ha llegado a una relación erosionada y problemática en su matrimonio debido a los errores que podría haber cometido, pídale a Dios su ayuda y un cambio de corazón. Si puede, hágalo junto con su cónyuge presentando su situación ante Dios en oración. Pídele que le ayude con la voluntad de aceptar su guía para perdonar los errores del pasado y sanar la relación.
En ese espíritu, leamos Filipenses 3:12–14, “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Nuestro matrimonio espiritual—¡todavía por delante!
Nuestro matrimonio cristiano físico presagia una relación matrimonial eterna y gloriosa entre Jesucristo, el novio, y nosotros, su Iglesia y novia (compárese Efesios 5:30–32, donde Pablo aplica la institución del matrimonio a nuestra relación espiritual con Jesucristo, quien es identificado como el novio en Mateo 25:1). Qué tremendo futuro nos espera. Asegurémonos, entonces, de que hagamos todos los esfuerzos para crear y mantener matrimonios felices y exitosos ahora, esperando cumplimiento de nuestro destino que llegará muy pronto—casarnos con nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, cuando regrese (compárese Apocalipsis 19:7–9; Oseas 2:19–20).
Parte 2
La familia cristiana
Así como la Biblia da instrucciones claras en cuanto a los roles y funciones individuales de los esposos y esposas, también explica los deberes y responsabilidades de los padres y las madres hacia sus hijos, y de los hijos hacia sus padres.
Como tenemos demasiados problemas matrimoniales, también tenemos DEMASIADOS problemas familiares. Con demasiada frecuencia, los padres saben poco acerca de la crianza adecuada y el resultado son niños rebeldes. Se espera que los niños que son víctimas del divorcio sean resistentes cuando alguien a quien aman desaparece repentinamente de su vida. La mayoría de las veces, crecen con múltiples madres, padres y abuelos debido a las segundas nupcias y, sin embargo, se les deja solos la mayor parte del tiempo, porque nadie tiene tiempo para ellos.
De hecho, leemos una profecía sorprendente y aleccionadora en la Biblia para los últimos días—justo antes del regreso de Cristo, que aborda la trágica realidad de las familias rotas. Tristemente, esta situación HA afectado también las actitudes de los verdaderos cristianos, y Dios dice que a menos que estas condiciones cambien, algo terrible sucederá con este planeta.
¡Nuestra vida familiar debe mejorar!
Leamos en Malaquías 4:5–6: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición [destrucción total]”.
En el versículo 1, este “día de Jehová” se describe como un día “ardiendo como un horno, y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará”.
Se nos recuerdan las palabras de Cristo en Mateo 24:22 que dice que nadie sería “salvo”, o mejor dicho, salvo con vida, si Dios no interviniera. En otras palabras, si Dios no acortara esos días, nadie sobreviviría físicamente. Eso te incluye a ti y a mí. ¡TODOS moriríamos! Pero Dios VA a acortar esos días “por causa de los escogidos” (mismo versículo). HABRÁ un grupo de personas que se salvarán de los días terribles que vendrán, y POR ESO, la tierra NO será totalmente destruida.
Malaquías 4:2 nos dice más acerca de ese grupo de personas que serán diferentes: “Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”. Si tememos a Dios, SI que experimentaremos salvación. La sanación sigue siendo necesaria. Se requiere el poder sanador de Dios para lograr que los corazones de los padres y los hijos se vuelvan unos hacia otros. Es DIOS quien nos guía al arrepentimiento (Romanos 2:4; 2 Timoteo 2:25). El arrepentimiento hacia Dios y el uno hacia el otro producirá una relación restaurada o sanada con Dios y entre sí.
Esto presupone, entonces, que incluso entre aquellos que temen a Dios, la relación entre padres e hijos NECESITA sanación—NO es como debería ser. ¡Y empeorará, antes de mejorar! Por lo tanto, es hora de que nos concentremos en las instrucciones bíblicas claras para padres e hijos, para ver qué podemos y debemos hacer para participar en el proceso divino de sanar nuestro matrimonio y nuestras relaciones familiares.
El papel de los padres
Empecemos por el papel de los padres hacia sus hijos. Como veremos, el concepto bíblico del padre también incluye a la madre, es decir, ambos padres deben participar en el proceso de crianza y educación de los hijos.
Efesios 6:4 nos dice: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.
¡Instruya a su hijo en el Señor!
Los padres y las madres deben criar a sus hijos en un ambiente piadoso. Deben enseñar a sus hijos los principios de Dios continuamente. ¿Cómo? Los niños aprenden de lo que ven. Enseñamos con nuestras acciones, así como con nuestras palabras. No estamos enseñando o entrenando adecuadamente si nuestras acciones no concuerdan con nuestras palabras. Tampoco enseñamos los principios de Dios, si nuestras palabras y acciones no se corresponden con los mandamientos de Dios.
Entonces, si enseñamos a nuestros hijos con nuestras palabras o con nuestras acciones que a veces está justificado mentir, robar, matar, cometer adulterio o usar el nombre de Dios en vano, entonces no estamos enseñando la palabra de Dios a nuestros hijos—no los estamos criando en el entrenamiento y amonestación del Señor.
Nótese en Deuteronomio 6:25 lo que los padres deben enseñar a sus hijos: “Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de JEHOVÁ nuestro Dios, como él nos ha mandado”.
Esto presupone, por supuesto, que los padres mismos guarden diligentemente los mandamientos (compárese Deuteronomio 6:17). Si lo hacen, entonces esto impulsará al niño que PREGUNTE a los padres POR QUÉ están haciendo lo que están haciendo (versículo 20). Y una vez que un niño pregunta, los padres deben responder (versículo 21). NO deben dejar pasar esta oportunidad de oro. Además, los padres deben enseñar a sus hijos aunque no pregunten.
Para poder enseñar la palabra de Dios de manera efectiva, primero debe ser arraigada en el corazón de los maestros mismos. Nótese Deuteronomio 6:6–7, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.
Si las palabras de Dios NO están en nuestros corazones, ¿CÓMO PODEMOS enseñarlas diligentemente a nuestros hijos? Si nosotros mismos no estamos seguros de si las instrucciones de Dios siempre se aplican en cada situación sin falta, ¿cómo PODEMOS enseñar a nuestros niños o adolescentes que sí se aplican? Si dudamos si SIEMPRE es correcto NO mentir, NO robar, NO matar, NO quebrantar el sábado, NO para engañar a nuestra esposa o esposo, ¿cómo PODEMOS criar a nuestros niños o adolescentes en la amonestación del Señor?
¡No provoque!
Recuerde, leemos en Efesios 6:4 lo que NO debe hacer. NO debemos provocar la ira de nuestros hijos. Podemos hacer eso de muchas maneras diferentes. Al mismo tiempo, a menudo los provocamos de tal manera que se desalientan (Colosenses 3:21).
Esto podría suceder si los padres esperan demasiado de sus hijos de una vez. Nuestros hijos aún están aprendiendo, aún no son maduros y debemos tener paciencia con ellos. Si les damos la impresión de que nunca estamos satisfechos con lo que hacen, pueden enfadarse o desanimarse. Incluso pueden llegar hasta el punto en que están dispuestos a renunciar a esta forma de vida. Pueden decir: “Nunca podré complacer a mis padres, no importa lo que haga, así que, ¿para qué intentarlo?” Los padres también podrían provocar la ira de sus hijos, induciendo al desánimo, al no felicitarlos nunca por las cosas buenas que hacen, o al no consolarlos cuando algo sale mal, y al no alentarlos a hacerlo mejor la próxima vez.
Note cómo, según el apóstol Pablo, un padre y una madre DEBEN instruir a sus hijos en la amonestación del Señor. Leemos en 1 Tesalonicenses 2:10–12: “Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”.
¡CÓMO instruir a su hijo en el Señor!
Un padre y una madre que quieren que sus hijos caminen de manera digna de Dios, necesitan exhortar, consolar e implorar a sus hijos. Pero, ante todo, los padres y las madres mismos deben andar fervientemente, inocentemente y justamente. Por ejemplo, al andar “justamente”, sus juicios deben ser justos. No pueden basarse en la preferencia, donde se coloca a un niño antes que al otro. Entonces, los hijos deben ver que sus padres andan “fervientemente” delante de Dios—que sus vidas están dedicadas a Él. Y los padres deben guardar la Ley de Dios ellos mismos “inocentemente”,porque quieren que sus hijos hagan lo mismo.
Después de eso, los padres deben “exhortar” e “implorar” a sus hijos a seguir su ejemplo correcto, recordando a “consolarlos” a lo largo del camino. Cuando los niños se sienten deprimidos porque no les fue bien en la escuela o en la universidad, sus padres deben prestarles ayuda y alentarlos a seguir adelante y hacerlo mejor la próxima vez. En lugar de desanimarlos, los padres deben alentarlos. Al mismo tiempo, los padres nunca deben transigir con la Ley de Dios.
Entonces, la razón por la cual los padres criamos a nuestros hijos de la manera que lo hacemos, debe ser con la expectativa y la meta de que nuestros hijos se vuelvan obedientes a la Palabra de Dios.
1 Timoteo 3:4 nos dice que un obispo o un ministro debe estar gobernando “bien su propia casa, teniendo a sus hijos en sujeción con toda honestidad”.
Tito 1:6 nos dice que un obispo o un ministro debe tener “hijos creyentes que no estén acusados de disolución [lit. incorregibilidad] ni de rebeldía”.
¿CÓMO puede un niño convertirse en un niño fiel, reverente y sumiso, en lugar de uno incorregible e insubordinado?
De la misma manera que hay claves para matrimonios felices y exitosos, también hay claves en la Biblia para padres exitosos y familias felices.
¡Claves para una crianza exitosa!
Nótese Hebreos 12:5–7, “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina [castigo] del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Encontramos enumerados aquí numerosos principios que deben ser aplicados por un padre y una madre hacia sus hijos. Miremos más detenidamente.
Los padres deben AMAR a sus hijos
Ante todo, el padre y la madre deben AMAR a sus hijos porque DIOS actúa con AMOR hacia nosotros. Cualquier cosa que hagamos como padres con nuestros hijos, debe ser por AMOR—porque los AMAMOS, porque queremos lo mejor para ellos. No actuamos con ira hacia nuestros hijos porque nos molestan y porque queremos tener nuestra paz. Si nuestros hijos saben que actuamos con ellos por AMOR, como sabemos que Dios actúa con nosotros por AMOR, entonces, nuestros hijos pueden ser menos propensos a despreciar nuestras acciones hacia ellos o desanimarse a causa de ellas.
A veces necesitamos corregir a nuestros hijos, o como dice la Biblia, disciplinar y reprender y azotar a nuestros hijos. Pero, ¿qué significan esas palabras?
Los padres necesitan “disciplinar”
Empecemos con los términos “disciplinar” y “corregir”. El sustantivo se traduce del griego “paideia”, y el verbo se traduce del griego “paideuo”. El significado literal según Young es “instrucción” o “entrenamiento”, o “instruir” o “entrenar”. Strong’s da esta definición en los números 3809 y 3811, “tutoría, es decir, educación o capacitación; por implicación de corrección disciplinaria…; instruir a un niño, es decir, educar o (por implicación) disciplinar (por castigo): castigar, instruir, aprender, enseñar.”
No hay nada bíblicamente malo en castigar a un niño si el niño se comporta mal y merece el castigo. Sin embargo, el castigo nunca debe ser excesivo, sino que debe administrarse de forma consecuente, como corresponde y se ajusta a la infracción. Leemos que Cristo “reprende y castiga” (del griego, “paideuo”, es decir, educa, entrena, disciplina) a todos los que ama (Apocalipsis 3:19). Lo hace porque nos ama. Así que nosotros, como padres, debemos hacerlo porque amamos a nuestros hijos. Pero incluso entonces, nunca debemos olvidarnos de ser misericordiosos y perdonadores. Cristo a veces eligió no infligir cierto castigo a las personas que habían pecado. No condenó a la mujer pillada en el acto de adulterio porque vio que la mujer no necesitaba más castigo; había aprendido su lección (compárese Juan 8:1–11).
Los padres necesitan “reprender”
¿Qué significa “reprender”? Cristo nos reprende, y por eso necesitamos reprender a nuestros hijos. Pero, ¿cómo lo hacemos?
La palabra griega para “reprensión” es “elegcho”. Young’s lo define con “convencer” o “condenar”. Strong’s da esta interpretación bajo el no. 1651, “refutar, amonestar, condenar, convencer, decir una falta, reprender, censurar”.
Vemos en estas definiciones que tenemos que dejar claro a nuestros hijos lo que hicieron mal. No es bueno castigarlos por malas acciones, sin explicarles lo que hicieron y POR QUÉ estuvo mal.
Pero tenga en cuenta el problema si nuestras acciones no respaldan nuestras palabras. Por ejemplo, si le decimos a nuestro hijo que no debería haber mentido y el niño responde diciendo: “Pero tú hiciste lo mismo ayer”, entonces no hemos sido maestros muy efectivos.
Si nuestro hijo se pelea y lo reprendimos por eso, y él responde diciendo: “Pero viste televisión anoche y gritaste que le dispararan al malo”, entonces no hemos sido maestros muy efectivos.
Si nuestro hijo adolescente nos dice que está pensando en unirse al ejército, y le decimos que no lo haga, y él responde diciendo: “Pero ayer dijiste que este país necesita atacar a otros países”, entonces no deberíamos estar sorprendidos de la reacción de nuestro hijo—porque no hemos sido maestros muy eficaces de la ley de Dios.
Si nuestra hija adolescente nos confiesa que quiere irse a vivir con su novio y nosotros reaccionamos con enfado y frustración, y nos recuerda de nuestro romance con la secretaria o la vecina, entonces no hemos sido muy buenos maestros.
Si nuestra hija embarazada nos explica que quiere abortar, y le decimos que no aborte, y ella responde diciendo: “Pero tu dijiste que un aborto puede estar justificado en ciertas circunstancias”, entonces—nuevamente—no hemos sido maestros muy efectivos de la ley de Dios.
Todos los efectos que vemos en nuestros jóvenes de hoy tienen raíces profundas en el pasado que han llevado a sus ideas y conductas presentes. Los hijos siguen el ejemplo de sus padres. Abraham mintió repetidamente al decir que Sara era su hermana (Génesis 12:11–13; 20:1–2, 13), y más tarde su hijo Isaac hizo exactamente lo mismo con respecto a su esposa Rebeca (Génesis 26:6–7).
Los padres necesitan “azotar”
También hemos leído en Hebreos 12, que Dios azota a todo el que recibe por hijo o niño. La palabra griega para “azote” es “mastigoo” y significa, según Young’s, “azotar y flagelar”. Pero antes de sacar conclusiones precipitadas, considere cómo Dios nos está azotando. Él nos azota de muchas maneras diferentes. Nótese cómo Strong’s define la palabra bajo el no. 3146, “azotar—literal o figurativamente”.
Nunca hay una justificación para el abuso físico. Por otro lado, prohibir totalmente los azotes y definirlos como abuso físico sólo muestra cuán liberal y anti bíblica se ha vuelto nuestra sociedad occidental. Esto es, por supuesto, el fruto de la educación antiautoritaria que ha provocado una maldición en nuestro mundo occidental. Sin embargo, como padres, debemos ser conscientes de que, en ciertos países, los azotes son ilegales y podrían resultar en que las autoridades entren y se lleven a nuestros hijos. E incluso en países donde los azotes no son ilegales, muchos funcionarios gubernamentales miran esta práctica con gran desagrado. Han habido casos en los que los trabajadores sociales en los Estados Unidos trataron de quitarles los niños a los cristianos, porque los padres cristianos creían y practicaban—con moderación y con gran amor y cuidado—los azotes respaldados por la Biblia.
Note lo que la Biblia enseña claramente con respecto al castigo corporal en Proverbios 13:24, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo AMA, desde temprano lo corrige [de inmediato]”.
Dado que el uso de la vara se compara con la disciplina inmediata o temprana, está claro que este pasaje incluye el concepto de azotes, donde y cuando sea apropiado. Por supuesto, no azotamos a un adolescente ni a un adulto, por lo que los azotes deben darse en una etapa temprana de la vida del niño. Pero tenga en cuenta, de nuevo, disciplinamos a nuestros hijos, porque los AMAMOS. Si disciplinamos a nuestros hijos por cualquier otra razón, o por cualquier otro motivo, NO seguimos las instrucciones de Dios. Los azotes nunca deben causar daño físico a un niño. La intención es quebrantar un espíritu rebelde, no magullar la piel.
Note lo que la Ryrie Study Bible comenta sobre este versículo: “La disciplina a la que se hace referencia aquí es el entrenamiento ya sea de palabra ([Proverbios] 15:5; 24:32) o de hecho (23:13)”.
Proverbios 23:13–14 dice: “No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol”. La Ryrie Study Bible comenta: “Un maestro sabio advierte sobre el descuido de la disciplina infantil… La disciplina puede librar a un niño de una muerte prematura”.
Hemos escuchado mucho acerca de la negligencia infantil. Pero rara vez se menciona un tipo de descuido infantil—el descuido de disciplinar al niño, en AMOR, cuando el niño merece y debe recibir disciplina por su propio bien.
Proverbios 19:18 dice: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo”. La Nueva Biblia Viva (NBV) lo traduce de esta manera: “Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza, si no lo haces, le arruinaras la vida”. La Ryrie Study Bible comenta: “No descuiden la disciplina de los niños y de ese modo provocar la muerte de su hijo”.
Pero ¿por qué sería eso? ¿Cuál es la conexión entre la falta de disciplina infantil y la muerte del niño? Nótese Proverbios 22:15, “La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige”.
¡Quite la necedad del niño!
La necedad, si no se supera, puede tener terribles consecuencias. La disciplina de un niño debe ser administrada por los padres con el deseo y la motivación de AYUDAR al NIÑO a deshacerse de la necedad. Si nos enojamos con nuestros hijos y los encerramos en sus habitaciones porque “no podemos” tratar con ellos en este momento, entonces nos hemos perdido todo el sentido de la crianza de los hijos. Más bien, como padres preocupados, debemos tratar de hacer todo lo que podamos para asegurarnos de que la necedad en el niño desaparezca.
La naturaleza humana es hostil contra Dios porque Satanás ha estado poniendo sus pensamientos y sus deseos en nuestros corazones desde nuestra juventud. Los pensamientos y deseos de Satanás son necedad para Dios. Entonces, los padres convertidos deben ayudar a revertir el proceso—deben ayudar al niño a deshacerse de esa necedad. Si el niño vive y se alimenta de su necedad, empeorará.
Como se mencionó, tanto el padre como la madre tienen responsabilidades en lo que respecta a la crianza de los hijos. Nótese Deuteronomio 21:18–20, “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: ‘Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho’”.
El castigo final en ese momento fue desastroso, como explica el versículo 21, pero fue ordenado por Dios. Hoy, los padres no deben infligir talescastigos. Dios, sin embargo, podría decidir muy bien, a través de múltiples formas y circunstancias, a traer directamente un duro castigo para el niño si la necedad permanece en el corazón del niño—y muchas veces, tales penas y castigos son una consecuencia automática de la mala conducta del niño.
Como discutiremos más plenamente más adelante en este folleto, no importa cuán perfecta sea la crianza de los hijos por parte del padre y la madre, cuando los niños se convierten en adultos, todavía tienen su papel que desempeñar. Son agentes morales libres y son responsables de las decisiones que toman. Uno no podría pensar en un mejor padre que Dios, pero primero Lucifer, y luego Adán y Eva optaron por desobedecer a Dios. Y, de paso, uno no podría pensar en un mejor esposo que Dios, pero el antiguo Israel, representado en la Biblia como casado con Dios (Jeremías 3:14; 31:32), también eligió desobedecer a Dios.
Aunque los niños deben tomar sus propias decisiones, el objetivo final de los padres debe ser enseñar a sus hijos la capacidad de tomar decisiones correctas basadas en la Palabra de Dios.
Responsabilidades compartidas de los padres
Deuteronomio 21:18–20 nos enseñó que el esposo y la esposa tienen la responsabilidad compartida de criar a sus hijos. AMBOS disciplinan. AMBOS dan órdenes. Y AMBOS toman medidas para lidiar con las continuas transgresiones de sus hijos.
Nótese también en Proverbios 1:8, “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre”. Es la madre, así como el padre, quienes transmiten la ley al niño. Y su ley, por supuesto, debe ser la ley de Dios, y no debe ser contraria a ella.
Ahora, observe Proverbios 29:15, “La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”. Un niño sin restricciones avergüenza a su madre, ya que ella debería haber restringido al niño.
¡Un niño es un niño!
Leemos en Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. La Ryrie Study Bible comenta: “[Dice,] en el camino que debe seguir. Literalmente según su manera, es decir, los hábitos e intereses del niño. La instrucción debe tener en cuenta su individualidad e inclinaciones, y ser acorde con su grado de desarrollo físico y mental”.
Nuestros hijos crecen demasiado rápido. Apenas les damos tiempo para jugar y disfrutar de su infancia. No les permitimos perseguir sus intereses cuando son niños, sino que queremos que sean hombres o mujeres jóvenes demasiado pronto. Esto es especialmente cierto en la industria del entretenimiento, pero este concepto erróneo ha impregnado toda nuestra sociedad y pensamiento. Es costumbre en los EE.UU. y en muchas otras naciones occidentales llevar a un niño de cinco años, o incluso menos, a una escuela infantil para la comodidad de los padres. Muchos educadores alertan contra tal práctica, diciendo que es demasiado pronto para separarse de los padres.
Cuando miramos nuestras sociedades, especialmente en el mundo occidental, encontramos una forma de vida totalmente diferente a la que Dios pretendía. Leemos sobre el tipo de vida familiar que Dios pretendía, donde el padre estaría presente y disponible para enseñar a su hijo o a su hija. Pero en nuestro mundo moderno, el padre básicamente está ausente todo el día, trabajando en algún lugar fuera de casa.
Además, los niños se están llevando a escuelas infantiles a una edad temprana, separándolos aún más de las benévolas enseñanzas de sus padres cristianos. Y cuando, además de eso, las madres jóvenes van a trabajar y llevan a sus hijos a guarderías, entonces incluso la última influencia positiva restante de los padres cristianos en sus hijos también ha sido abolida.
Recuerde que se les exhorta a las mujeres jóvenes a amar a sus hijos y a ser amas de casa, para que la palabra de Dios no sea blasfemada (Tito 2:4–5). Dios les dice a las jóvenes que amen a sus hijos quedándose en casa con ellos. Su invaluable influencia sobre los niños para enseñarles el camino de vida de Dios no debe dejarse en manos de otros.
La cuestión es que necesitamos hacer todo lo que podamos, en este mundo que actualmente está gobernado por Satanás, para trabajar contra las influencias de Satanás. Si existen circunstancias excepcionales que obliguen a la joven madre a trabajar fuera del hogar, debe procurar de programar sus horas de trabajo de tal manera que pueda estar con sus hijos pequeños el mayor tiempo posible, pasando la mayor cantidad de tiempo posible con ellos.
Oportunidad y responsabilidad de la madre joven
Una madre joven tiene una gran oportunidad, así como una gran responsabilidad de educar a sus hijos en el camino que deben seguir. Y observe cómo la Biblia subraya esa responsabilidad y desafío en 1 Timoteo 2:15 [en la traducción literal], “Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y la santificación, con modestia”.
Una forma de entender este pasaje es que las mujeres, a través de la continuación de tener hijos, serán salvas (vivas)—es decir, no morirán prematuramente. Además, como señala la Ryrie Study Bible, la frase “salvada al tener hijos” también puede significar “que el mayor logro de una mujer se encuentra en su devoción a su función divinamente ordenada: ayudar a su esposo, tener hijos, y seguir un estilo de vida fiel y casto”.
Pablo también podría haber tenido en mente la satisfacción de la madre con sus hijos, si ellos continúan en un estilo de vida piadoso. Nótese cómo se traduce este pasaje en la Nueva Traducción Viviente: “Sin embargo, las mujeres se salvarán al tener hijos, siempre y cuando sigan viviendo en la fe, el amor, la santidad y la modestia”.
En otras palabras, es un verdadero gozo para una madre ver crecer a sus hijos dentro de las directrices de la Biblia y permanecer fieles a la palabra de Dios. En lugar de avergonzar a la madre, la madre tendrá una sensación de satisfacción por haber enseñado a sus hijos el camino de Dios y, por lo tanto, experimentará gozo y felicidad al ver que sus hijos permanecen en el camino correcto.
Podemos ver, entonces, que el papel de la mujer en la crianza de los hijos es sumamente importante. La madre debe enseñar a sus hijos buenos hábitos y, lo más importante, una buena comprensión de Dios y su ley.
El papel de la mujer bíblica en la crianza de los hijos
Notemos la influencia de las mujeres históricas en sus hijos, según consta en la Biblia. En muchos casos, sus esposos no compartían su creencia en Dios. Aun así, pudieron criar a sus hijos en “el temor de Dios”. Al leer esos pasajes, no deberíamos olvidar que las Escrituras nos dicen que los hijos SON santos o santificados, es decir, apartados para un propósito santo, incluso si sólo uno de los padres está convertido (compárese 1 Corintios 7:14). Esto significa que los hijos de un solo padre cristiano convertido tienen acceso a Dios. Dios PUEDE ser abordado y alcanzado por ellos—Él los escucha y ellos PUEDEN esperar respuestas de Dios.
Note el siguiente ejemplo de Acaz en 2 Crónicas 28:1–4: “De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén; mas no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre. Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales. Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel. Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol frondoso”.
Aquí tenemos una descripción de un rey muy malvado y perverso. Pero ahora, fíjese en lo que sucedió cuando murió y su hijo Ezequías se convirtió en su sucesor en 2 Crónicas 28: 27 y 2 Crónicas 29: 1–2, “Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezequías su hijo. Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre”.
Sorprendentemente, tal vez, a Ezequías le fue bien a pesar de que era hijo de un rey muy malvado. Esto debe atribuirse a la influencia positiva de su madre, Abías, a quien se menciona por nombre.
La historia continúa en 2 Reyes 20:21; 21:1–2, “Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo. De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel”.
Ezequías había sido un rey justo. Su hijo Manasés, sin embargo, resultó ser uno de los reyes más malvados de la historia de Judá. Se convirtió en rey cuando tenía doce años. Su madre, Hephzibah, se menciona por nombre. Es obvio que su mala influencia fue altamente responsable de la mala conducta de su hijo Manasés.
Manasés fue seguido por su hijo Amón, otro rey malvado. Pero observe lo que sucedió cuando Josías, el hijo de Amón, se convirtió en rey, como se registra en 2 Reyes 22:1–2: “Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. E hizo lo recto ante los ojos de JEHOVÁ, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda”.
Josías tenía ocho años cuando se convirtió en rey. Su madre es mencionada por nombre—Jedidah. Aunque fue hijo de un padre malvado, resultó ser uno de los reyes más justos y destacados que jamás ha existido (compárese 2 Reyes 23:25). Es obvio que su madre Jedidah lo había educado “en el temor del Señor”.
¿Podemos ver la enorme influencia positiva que una madre justa PUEDE tener en sus hijos? Entonces, ¿por qué tantas mujeres cristianas sienten hoy que hay tareas más desafiantes y gratificantes fuera del hogar que “simplemente” ser madre y ama de casa? Las mujeres que no quieren tener hijos porque no quieren dejar su trabajo o su carrera no siguen las instrucciones de Dios para ellas. Las mujeres que no quieren quedarse en casa con sus hijos pequeños porque no quieren dejar sus trabajos y sus carreras tampoco siguen las instrucciones de Dios para ellas. Comprenda que, por supuesto, no estamos hablando de mujeres que no pueden tener hijos o que no han encontrado un marido adecuado para casarse. Pero salvo eso, a los ojos de Dios, ser madre y estar en casa con sus hijos pequeños, es el mayor desafío, vocación, ocupación y carrera que pueda existir para una mujer.
Los roles de los niños
Para tener una familia cristiana feliz y exitosa, los niños también tienen un papel que desempeñar. Y todos nosotros somos niños, ya seamos jóvenes o ancianos. Todos tenemos padres. En algunos casos, nuestros padres pueden estar muertos, pero en muchos casos, nuestros padres, o al menos uno de los padres, todavía están vivos. ¿Qué responsabilidades y funciones tienen los niños?
¿Nuestros corazones están—los corazones de los padres y los hijos—vueltos unos hacia otros, como leemos en Malaquías 4:6? ¿Permitimos que Dios sane nuestras relaciones familiares si esas relaciones necesitan sanación? Si no vivimos cerca de nuestros padres, ¿tenemos contacto regular con ellos? ¿Les escribimos o les llamamos? ¿Hacemos tiempo para visitarlos? ¿Les mostramos respeto? ¿Estamos agradecidos por ellos y por lo que han hecho—y aún pueden hacer—por nosotros? ¿Les honramos como Dios manda?
“Obedeced a vuestros padres en el Señor”
Note las instrucciones claras que la Biblia nos da a nosotros, los hijos, en relación con nuestros padres. Pablo dice en Efesios 6:1–3: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. ‘Honra a tu padre y a tu madre’, que es el primer mandamiento con promesa; ‘para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra’”.
Como hijos, debemos obedecer a nuestros padres en el Señor. Esto significa que no debemos obedecerlos si no es en el Señor—es decir, si está en contradicción con los mandamientos de Dios—ya sea desde un punto de vista literal o espiritual. Una vez que un niño tiene la edad suficiente para comprender el modo de vida de Dios, debe seguir a Dios.
Cristo hizo precisamente eso. Les dijo a sus padres, cuando tenía doce años, que tenía que ocuparse de los negocios de su Padre (Lucas 2:49). Sin embargo, siendo un niño pequeño, permaneció obediente a su madre y a su padrastro (Lucas 2:51), cuando podía hacerlo sin violar la voluntad de Dios para él. Incluso como adulto, honró el deseo de su madre de convertir agua en vino (Juan 2:1–11). Sin embargo, no obedeció a su madre cuando fue contrario a la voluntad de Dios. Cuando estaba ocupado enseñando y su madre le pidió que saliera de la casa para verla, él se negó (Marcos 3:31–35; Mateo 12:46–50). Sin embargo, Él siempre honró a sus padres. Mientras estaba colgado en la cruz, se aseguró de que Juan, el discípulo con quien tenía una relación muy estrecha, cuidara de su madre (Juan 19:25–27). Debemos seguir ese ejemplo. Nunca hay excusa para no honrar a nuestros padres (Levítico 19:3; Deuteronomio 5:16; Éxodo 20:12). Después de todo, sin ellos, ni siquiera existiríamos.
Nótese también Colosenses 3:20, “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor”. Debemos obedecer a nuestros padres en todo, a menos que las instrucciones de nuestros padres contradicen la letra o el espíritu de la Palabra de Dios. Nunca agrada a Dios si lodesobedecemos. Discutimos que las esposas no pueden desobedecer a Dios al obedecer a sus esposos. De la misma manera, los hijos tampoco deben obedecer a sus padres, si esto viola la Ley de Dios. No deben mentir ni robar ni matar ni nada por el estilo en “obediencia” a las “órdenes” de sus padres.
¡La armonía entre padres e hijos ES posible!
Nótese Filipenses 2:22, en la Palabra de Dios para Todos (PDT): “Pero ustedes ya conocen los méritos de Timoteo, él me ha ayudado a anunciar la buena noticia de salvación como un hijo que sirve a su padre”.
Ahora, este es un pasaje muy interesante. Representa una relación armoniosa entre padre e hijo. Ambos trabajan juntos. Ambos están dispuestos a trabajar juntos. El hijo no es demasiado orgulloso para estar bajo la autoridad de su padre, y si el padre es amable, amoroso y servicial y, al mismo tiempo, justo y piadoso, entonces no hay razón por la cual el hijo no quiera estar bajo la autoridad del padre, dispuesto a honrarlo y obedecerlo.
Los niños cristianos no deben desarrollar el tipo de actitud que prevalece en el mundo occidental hoy, donde los niños quieren gobernar a sus padres. Dese cuenta de cuál sería la consecuencia, como se registra en Isaías 3:5, si los padres no trataran inmediatamente con tal actitud de sus hijos hacia ellos, “el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano [mayor de edad], y el villano [despreciado, menospreciado] contra el noble”.
Citamos Isaías 3:12 anteriormente para mostrar que Dios no quiere que una mujer gobierne a su esposo. Dios también nos dice en ese pasaje, “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él…”
Los verdaderos cristianos son el pueblo de Dios. ¿Este pasaje en Isaías 3:12 describe a los verdaderos cristianos de hoy? ¿Los niños son nuestros opresores y permitimos que nuestras esposas gobiernen sobre nosotros? Si es así, ¡será mejor que cambiemos esto rápidamente! Los caminos de Dios se nos revelan muy claramente. Las mujeres no deben gobernar a sus maridos, y los hijos no deben oprimir a sus padres. Solo si todos entendemos y llevamos a cabo nuestras respectivas funciones correctamente, habrá matrimonios y relaciones familiares verdaderamente felices y exitosas que sean bendecidas por Dios.
¡Los niños necesitan respetar a sus padres!
Nótese Hebreos 12:9, “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos”.
Pablo hace esta declaración como si fuera una realidad de vida evidente y universalmente aceptada. Y aparentemente en el momento que Pablo escribió esto era así. Desafortunadamente, en nuestras sociedades hoy en día, el respeto por los padres no es evidente y, de hecho, es raro. ¿Cuántos niños respetan a sus padres hoy? ¿Cuántos hijos respetan la enseñanza de sus padres y aceptan su corrección? ¿Los niños respetan las reglas de la casa? ¿O tienen total desprecio por ellos? Incluso como adultos, cuando visitamos a nuestros padres ancianos, ¿respetamos sus deseos? ¿O insistimos en amoldarlos a nuestra manera, para nuestra conveniencia?
Echemos un vistazo a algunas advertencias en el libro de Proverbios que nos dicen cómo tener una relación correcta con nuestros padres. Estas valiosas instrucciones se aplican a todos nosotros como niños, jóvenes o mayores.
Nótese Proverbios 19:26, “El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio”. Es una acusación terrible contra nuestra llamada sociedad occidental “cristiana” que hay demasiados casos de abuso de los padres, donde los hijos e hijas realmente golpean a sus padres, o se niegan a ayudarlos, o incluso los ahuyentan cuando están viejos y dependientes. Esta conducta, si es hecha por verdaderos cristianos, trae reproche a la palabra de Dios.
Proverbios 20:20 dice: “Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa”. Maldecir a nuestros padres es lo opuesto a honrarlos. Nunca debemos maldecir a nuestros padres, ni siquiera en nuestros pensamientos. Si no nos arrepentimos, seremos visitados repentinamente por la calamidad, como dice la Escritura.
Proverbios 23:22 señala: “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”. Dios usó a nuestros padres para darnos vida. Sin ellos, no existiríamos. Necesitamos escucharlos. Han existido mucho más tiempo que nosotros, y no los despreciemos ni los menospreciemos cuando sean mayores. Si nuestros padres tienen formas “extrañas” de hacer las cosas—que así sea. No desarrollemos una actitud de despreciarlos. Eso sería muy peligroso para nosotros, espiritualmente hablando.
Nótese Proverbios 30:11, “Hay generación que maldice a su padre y a su madre no bendice”. ¿Bendecimos a nuestros padres? ¿Nos ocupamos de que sean felices? ¿Nos tomamos el tiempo para agradecerles por lo que hicieron y siguen haciendo por nosotros? Una cosa es no maldecirlos, pero ¿realmente los bendecimos? ¿Y les hacemos saber que los estamos bendiciendo? ¿Les ayudamos cuando lo necesitan? ¿Estamos profundamente agradecidos por lo que están haciendo y han hecho por nosotros?
Proverbios 30:17 nos dice: “El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila”.
¿Alguna vez ha escuchado a jóvenes decir: “¿Qué—realmente obedeces a tu madre? ¿Realmente haces lo que ella te dice que hagas? Oh, vamos, ¿en qué mundo estás viviendo? ¿Tienes respeto por tu ‘viejo’? Estamos viviendo en el siglo XXI, ya sabes. Ese tipo de cosas son antiguas”. ¿Pero de verdad es así? Dios nos ruge, si los corazones de los padres no se vuelven hacia sus hijos, y si los corazones de los hijos no se vuelven hacia sus padres, ¡entonces Dios ni siquiera preservará con vida a la humanidad! Afortunadamente, algunos responderán al desafío de Dios, ya que se nos dice que Dios salvará a la humanidad de la destrucción total (compárese Mateo 24:22).
¡Utilice estas claves!
Hemos visto en la Biblia las claves vitales para matrimonios y familias felices. Dios quiere que la humanidad aplique sus leyes perfectas para su propio bien. De hecho, si lo hacemos, Dios estará presente en nuestro matrimonio y en nuestra familia, guiándonos y protegiéndonos mientras tratamos de seguir su ejemplo. En Isaías 66:2, Dios promete ayudarnos, si tenemos una actitud que le agrada a Él, “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
En el libro de Malaquías, Dios toma nota especial de aquellos que le temen o respetan y que estiman su nombre. Considere lo que Dios le dice a esa gente, “…y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve” (Malaquías 3:17).
Dios se revela en la Biblia como nuestro Padre (compárese Mateo 6:9; 23:9). Él quiere que su familia sea feliz, y la forma en la que podemos hacerlo es aplicando sus claves que nos ha revelado para este tremendo propósito.
Se nos ha dado el maravilloso privilegio de saber CÓMO podemos mejorar nuestras relaciones matrimoniales y familiares. ¡Pero con el conocimiento viene la responsabilidad! ¡Necesitamos ACTUAR con lo que sabemos! En lugar de ser oidores o lectores olvidadizos, convirtámonos en HACEDORES de la Palabra de Dios (Santiago 1:22–25). Y si hacemos eso, el producto serán relaciones felices y exitosas, y nuestros matrimonios y familias se estabilizarán y durarán.
Ahora depende de nosotros responder al desafío de Dios—¿vamos a aplicar la Palabra de Dios en nuestras vidas o no? Nuestra propia supervivencia física y espiritual—así como la supervivencia de nuestras familias—¡dependerá de ello!
Europa en la profecía—El desarrollo de acontecimientos del fin de los tiempos
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Introducción
La Biblia nos dice que estemos vigilantes y listos para el regreso de Cristo. ¿Pero vigilantes de que? Con tantas cosas sucediendo en el mundo, ¿cómo podemos distinguir entre noticias importantes y no importantes? ¿Dónde enfocamos nuestra atención?
Vemos un bloque de poder europeo en desarrollo. Oímos hablar de actividades de la derecha en Alemania y Austria. Escuchamos a la Iglesia Católica proclamar que es la única Iglesia verdadera de Cristo. Algunos especulan que estos desarrollos podrían resultar en un superestado económico europeo con una moneda única, un sistema político y militar e incluso una religión. Pero, ¿esto sería algo bueno? ¿Una Europa así estaría en buenos términos con los Estados Unidos de América? ¿Qué significa esto exactamente?
Tan sorprendente que parezca, lo que está ocurriendo en Europa ha sido predicho y está sucediendo exactamente como fue profetizado en las páginas de un libro muy antiguo—la Santa Biblia. Dios inspiró los escritos de su Libro, y sus profecías son reales. Ningún hombre podría haber conocido estas cosas de antemano, ni ningún hombre podría haber tenido el poder de dirigir tales eventos para que sucedieran exactamente de esa manera. Pero Dios Todopoderoso ha hecho precisamente eso. Y Él ha hecho posible que sepamos lo que Él está haciendo en los asuntos mundiales—pasados, presentes y futuros (Amós 3:7). Sin ver la historia a través de las páginas de la Biblia, no podemos interpretar correctamente los acontecimientos actuales. Así que veamos a dónde Dios dice que nos llevan estos eventos.
Daniel el profeta
Cuando los babilonios conquistaron y destruyeron la antigua ciudad de Jerusalén, tomaron cautivos a algunos de los judíos y los llevaron a Babilonia. Uno de los prisioneros judíos era Daniel, que en ese momento todavía fue un muchacho muy joven. Puede que esté familiarizado con la historia de cómo arrojaron a Daniel al foso de los leones y cómo Dios le perdonó la vida. O puede que haya oído hablar de sus tres amigos, también judíos cautivos, y de cómo Dios les perdonó la vida en el horno de fuego. Pero, ¿sabía que Daniel también fue uno de los profetas más grandes de todos los tiempos? Dios reveló eventos a Daniel que AHORA están sucediendo. Daniel mismo no entendió todo lo que Dios le inspiró a escribir, ya que estas cosas fueron escritas para que las entendiéramos hoy (Daniel 12:8–10).
En Daniel 2, Nabucodonosor, el rey de Babilonia, se había preguntado qué pasaría después de su reinado. Quería conocer el futuro, entonces Dios le envió un sueño peculiar para hacerle saber lo que sucedería. Sin embargo, el rey no pudo interpretar el sueño. Así que recurrió a sus hechiceros y astrólogos. Pero a fin de confiar en su interpretación, no les dijo lo que había soñado, sino que les pidió que se lo dijeran ellos. Sin embargo, ninguno de ellos pudo hacerlo.
Cuando Nabucodonosor se enteró de que Daniel podía interpretar sueños, mandó a que lo buscaran para que interpretase este sueño extraño. Dios reveló los contenidos del sueño y su significado a Daniel, y pudo transmitirlos al rey. Daniel primero cuenta los detalles del sueño: “Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:31–35).
¡Imagine el asombro de Nabucodonosor! ¿Cómo podía este esclavo judío saber estas cosas cuando ninguno de sus magos podía decírselo? Verso 36: “Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey”. Daniel se refiere a “nosotros”, sin embargo estaba solo. Daniel reconoció que Dios estaba hablando a través de él. Esta no fue la propia interpretación personal de Daniel.
Continúa en el versículo 37–38: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad… tú eres aquella cabeza de oro”. Nabucodonosor fue representado en esta imagen como el rey del primer imperio mundial desde ese momento en adelante, el Imperio caldeo o neobabilónico. Pero este sueño no se trataba solo de Nabucodonosor. También representaba eventos que tendrían lugar después de su reinado. Daniel continuó en el versículo 39: “Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; [representado en la estatua como el pecho y los brazos de plata] y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra [el vientre y los muslos de bronce]. Y el cuarto reino será fuerte como hierro… y desmenuzará y quebrantará todo [las piernas de hierro]”. Los diez dedos de los pies [hierro y barro] simbolizaron diez reyes que gobernarían juntos en los tiempos finales, antes del regreso de Cristo. Cuando estos diez reyes lleguen al poder, gobernarán solo por un corto tiempo. Porque Dios enviará a Jesucristo para establecer un reino que consumirá a todos los gobiernos humanos, simbolizado por la PIEDRA que desmenuza los pies de la imagen y la aplasta (versículos 41–45).
El sueño representa SÓLO CUATRO imperios mundiales sucesivos en la historia desde la época de Daniel. El primero, como hemos visto, fue el Imperio Neobabilónico. ¿Cuál fue el segundo? Daniel 5 nos da la respuesta. El rey babilónico Belsasar, descendiente de Nabucodonosor, dio una fiesta durante la cual profanó las cosas sagradas tomadas del templo de Jerusalén. De repente, se vieron los dedos de una mano trazando la famosa escritura “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN” en la pared (versículos 24–25). Nadie pudo explicar el significado hasta que llamaron a Daniel, quien ahora fue un anciano. Le dijo a Belsasar que Dios había decretado que su reino le sería quitado y dado a los medos y los persas. Esa misma noche, Belsasar fue asesinado y Darío el Medo recibió el reino (versículo 30). Por lo tanto, los brazos de la estatua del sueño de Nabucodonosor representaban el reino de los medos y los persas.
¿Cuál es, entonces, la identidad del tercer reino? En Daniel 8, Dios le dio una visión a Daniel mismo. En ella vió un carnero con dos cuernos. El segundo cuerno creció después y era más alto que el primero. Este carnero era un animal conquistador, al que ningún otro animal podía resistir, hasta que un macho cabrío con un solo cuerno entró en escena muy rápidamente. Atacó al carnero, lo derribó en la tierra y lo pisoteó. Después de eso, este macho cabrío se engrandeció sobremanera.
Dios envió al ángel Gabriel para explicar el significado de la visión. Versículo 20: “En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia”. Como hemos visto, cuando Babilonia fue conquistada por el Imperio Medo-Persa, el reino conquistador fue gobernado por Darío el Medo. Pero luego, el lado persa del reino se hizo más poderoso, por lo que el segundo cuerno, que vino después, era más grande que el primero. En cualquier caso, debe quedar claro que el macho cabrío que pisoteó al carnero simboliza el tercer imperio mundial. ¿Y qué imperio representaba el macho cabrío exactamente? Daniel 8:21: “El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero”. Al estudiar la historia, podemos ver que Grecia, después de que los macedonios la conquistaron, sometió y conquistó al Imperio Medo-Persa. Eso produciría a su rey más poderoso, Alejandro Magno, el cuerno grande en la visión de Daniel. De hecho, cuando Alejandro estuvo en Judea más tarde, se le mostraría este relato en el libro de Daniel y él mismo reconocería que esta profecía se refería a él.
El ángel Gabriel continuó explicando que después de la muerte de Alejandro, su imperio se dividiría en cuatro poderes. Verso 22: “Cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la [misma] fuerza de él”. Nuevamente, la historia confirma que eso fue exactamente lo que sucedió. Cuando Alejandro murió, su imperio terminó dividido entre cuatro de sus generales. Es asombroso darse cuenta de que esta profecía, dada cientos de años antes de estos eventos, se cumplió exactamente como se había predicho.
Ahora hemos identificado los primeros tres imperios mundiales de la época de Daniel—el imperio neobabilónico, el imperio medo-persa y el imperio greco-macedonio. ¿Cuál es el cuarto? En el capítulo 7, Dios le había dado a Daniel otro sueño—este involucra a cuatro grandes bestias que subían del mar. Un ángel explica que las bestias representan cuatro reyes o reinos. Daniel 7:4: “La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre”. Esto describe claramente al Imperio Babilónico y a su rey más poderoso, Nabucodonosor. Debido a su orgullo, Nabucodonosor se volvió loco por siete años, viviendo como un animal, hasta que Dios le devolvió su cordura (Daniel 4). Esta restauración está simbolizada aquí por el corazón del hombre dado a la bestia, y por el hecho de que ahora está de pie como un hombre, habiendo vivido anteriormente como un animal.
Daniel luego describe a la segunda bestia semejante a un oso (7:5), que representaba el segundo imperio mundial, el Imperio Medo-Persa. A esto le seguiría una tercera bestia descrita por Daniel semejante a un leopardo en el versículo 6: “Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio”. El tercer imperio, como hemos visto, fue el Imperio Griego. Las alas del ave muestran la rapidez con la que Alejandro conquistó el mundo, como también lo simboliza la rapidez de la cabra en la otra visión. Las cuatro cabezas de esta bestia representan a los cuatro generales entre los cuales se dividió el imperio después de la muerte de Alejandro. También fueron simbolizados como el cabrío con cuatro cuernos.
Entonces, ¿qué hay del cuarto reino en el sueño de Nabucodonosor en Daniel 2, simbolizado por piernas hechas de hierro? En esta visión de las cuatro bestias en el capítulo 7, Daniel describe la cuarta bestia en el versículo 7: “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”.
El significado se explica en el versículo 23: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes”. Así que la bestia con dientes de hierro sería diferente de los reinos anteriores porque de ella surgirían diez reyes o reinos. Tenga presente ahora el sueño de Nabucodonosor de la estatua con sus piernas de hierro y sus pies y diez dedos de hierro y arcilla.
¿Qué reino o imperio reemplazó al Imperio Griego y sus cuatro divisiones? La historia nos cuenta que fue el Imperio de Roma. La cuarta bestia que Daniel ve en esta visión con sus dientes de hierro simboliza el cuarto imperio mundial—el Imperio Romano—que durará hasta el regreso de Cristo. ¿Pero cómo puede ser eso? ¿No se ha terminado hace mucho tiempo el Imperio Romano—es una reliquia del pasado? Debemos recordar que la Biblia nos dice que saldrían diez reyes del cuarto reino. En otras palabras, el Imperio Romano caería, pero sobreviviría a través de diez renovaciones o resurrecciones, hasta el regreso de Cristo. ¡Sorprendentemente, la décima y última resurrección del Imperio Romano está en proceso de formación en Europa ahora mismo! Y esta décima resurrección durará hasta el regreso de Cristo. ¡Sí, el regreso de Cristo es inminente! Por eso es fundamental observar y comprender lo que está sucediendo en el escenario mundial.
Acontecimientos del fin de los tiempos revelados a Juan
En el Libro del Apocalipsis, Jesucristo reveló los eventos del fin de los tiempos al Apóstol Juan. Al igual que Daniel, Juan ve bestias de aspecto peculiar que simbolizan los imperios que gobiernan el mundo. Juan describe lo que vio en una de esas visiones en Apocalipsis 13:1: “Y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león”. Los paralelos con las cuatro bestias que Daniel vio antes son notables—la primera bestia en la visión de Daniel era como un león, la segunda como un oso y la tercera como un leopardo. Aquí Juan ve solo una bestia, pero tiene elementos combinados de todas las bestias que vió Daniel—un león, un oso y un leopardo. Además, la bestia que Juan vió tenía siete cabezas. Y si cuenta las cabezas de las cuatro bestias que vió Daniel, también hay siete cabezas—la cabeza del león, la cabeza del oso, las cuatro cabezas del leopardo y, por supuesto, la cabeza de la cuarta bestia. Además, la bestia que vió Juan tenía diez cuernos, y la cuarta bestia que vió Daniel también tenía diez cuernos.
La bestia que Juan vió representa al Imperio Romano. Se ve como una bestia compuesta, ya que se había tragado los tres reinos anteriores. El imperio babilónico, el imperio medo-persa y el imperio griego ya habían ido y venido—aunque su territorio y sus características habían sido absorbidos por Roma.
Roma se levanta—una y otra vez
Sigamos la historia de la Bestia Romana. Apocalipsis 13:3: “Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada”. El Imperio Romano cayó y el mundo creyó que nunca más se levantaría (simbolizado por la herida mortal). Pero Dios reveló a través de Daniel y el Apóstol Juan que en realidad habrían diez resurrecciones del Imperio Romano, nueve de las cuales ya han ocurrido.
Después de la destrucción de Roma, tres poderes llamados “bárbaros”, que eran todos seguidores de una facción no ortodoxa nominalmente cristiana llamada arrianismo, revivieron el Imperio Romano. Esto sucedió bajo el rey Genserico de los vándalos, bajo el rey Odoacro de los hérulos y bajo el rey Teodorico de los ostrogodos. Estos son los tres primeros cuernos de la cuarta bestia que vió Daniel—las tres primeras resurrecciones del Imperio Romano.
Luego, la cuarta resurrección ocurrió bajo Justiniano en el año 554 d.C. En ese momento, las tierras del antiguo Imperio Romano Occidental fueron recuperadas de los “bárbaros” arrianos por los romanos del Imperio Oriental bajo su emperador, Justiniano. También restauró el gobierno del catolicismo romano “ortodoxo” en Occidente. Conocida en la historia como la Restauración Imperial, muchos la interpretan como la “curación de la herida mortal” bíblica que el Imperio Romano había recibido de los poderes bárbaros.
La quinta resurrección ocurrió bajo Carlomagno (Carlos el Grande) en 800 d.C. La sexta ocurrió bajo Otón el Grande en 962 d.C. La séptima ocurrió bajo Carlos V de Habsburgo en 1530, la octava bajo Napoleón Bonaparte que gobernó desde 1804 hasta 1814, y sí, la novena también ha ocurrido ya, bajo Mussolini y Hitler. Por tanto, lo que está sucediendo ahora mismo en Europa es la décima y última resurrección de ese mismo Imperio Romano. Como podemos ver, si juntamos las profecías de la Biblia con la historia, esto nos da entendimiento del pasado, el presente y el futuro.
Analizemos ahora Apocalipsis 17, donde a Juan se le da otra visión de una bestia con diez cuernos. Escribe lo siguiente: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes [por un tiempo muy corto] juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes” (versículo 12). Estos diez reyes tratarán de conquistar a Jesucristo cuando regresa, pero serán derrotados—como lo describe la piedra en Daniel 2 que destroza no solo los dedos de los pies, sino la estatua entera.
Podemos ver que estas profecías encajan como pequeñas piezas de un gran rompecabezas y, una vez juntas, forman un panorama general. ¡Es emocionante entender lo que Dios revela sobre los eventos mundiales a través de estas profecías! Según estas visiones de Daniel y Juan, la resurrección final del Imperio Romano involucraría a diez reyes, todos en el poder en el momento del regreso de Cristo. Europa está siendo dirigida a cumplir estas profecías a medida que las naciones intentan unirse, primero sobre la base de la economía, pero finalmente sobre la base de los intereses militares y la unidad religiosa también. Ya se habla entre los líderes europeos de una constitución federal para gobernar las naciones participantes. La historia se desarrolla exactamente como la Biblia predice.
Identidad de la bestia del fin de los tiempos
La palabra “bestia” en la terminología bíblica puede referirse a un sistema de gobierno y al líder de ese sistema, así como las palabras “reino” y “rey” se refieren a un imperio y también al líder de ese imperio. Tanto Daniel como Juan vieron bestias en sus visiones, identificadas como imperios mundiales. Pero cada imperio tiene un líder. ¿Podemos identificar al líder exacto de la resurrección final del Imperio Romano?
Apocalipsis 19:19 dice que la Bestia, los reyes de la tierra y sus ejércitos se reúnen para pelear contra el Jesucristo regresado. La Bestia aquí se refiere a un individuo que guiará a los reyes de la tierra y sus ejércitos a luchar contra Jesucristo cuando regrese. Él es el último líder del fin de los tiempos del Imperio Romano revivido.
Dios revela más acerca de este líder del fin de los tiempos en Daniel 11. Esta profecía comienza con el gobierno de Persia (el segundo imperio) y cubre los siglos y eventos subsiguientes hasta el regreso de Cristo. El rey del Norte es el líder final del Imperio Romano revivido y el rey del Sur es un líder poderoso en la región árabe del mundo. Puede que aún no conozcamos al líder europeo emergente que se convertirá en el rey del norte, pero la Biblia describe su naturaleza. Daniel 11:36 dice: “Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá”. La “ira” es una referencia a la ira de Dios de la que se habla en el libro del Apocalipsis. Dios se enojará con todas las naciones porque lo han abandonado y están viviendo tan mal, igual que en el tiempo de Noé. Este líder final del Imperio Romano, entonces, se exaltará a sí mismo hasta que la ira de Dios lo derribe.
Continuando en Daniel 11:38, “Mas honrará [la Bestia] en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan”. Este líder militar conquistador no tendrá respeto por el Dios Todopoderoso del cielo. Versículo 40: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”. ¿Recuerda al leopardo veloz en Daniel? ¡El rey del norte esencialmente se enfrentará al rey del sur en un blitzkrieg (guerra relámpago)! Luego dice: “Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán”. En la Segunda Guerra Mundial, Mussolini invadió el Oriente Medio, pero nunca llegó a Jerusalén. ¡El próximo y último líder del Imperio Romano hará precisamente eso! Versículo 44: “Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán [amenazas provenientes de países al noreste de Jerusalén, como Rusia, China, India y Japón]; y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos”.
¡Esto significa guerra en el Medio Oriente! Una guerra que se extenderá a países del antiguo bloque del Este. ¡Los próximos “Estados Unidos de Europa”, bajo el liderazgo del rey del Norte, participarán en una guerra mundial con el Oriente Medio y Lejano! ¡Sí, otra guerra mundial!
Luego, en el versículo 45 dice: “Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo [Jerusalén]; más llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude”. ¿Por qué nadie le ayudará? ¿Qué pasa con los Estados Unidos de América, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña? No parecen mencionarse aquí en esta guerra desencadenada por la Europa unida. ¿Son neutrales? No. Para cuando se cumpla esta profecía, estas naciones ya no estarán libres para ayudar.
Los Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía
Los registros históricos y arqueológicos a la luz de la evidencia bíblica han demostrado claramente que Gran Bretaña y los Estados Unidos de América descienden de Efraín y Manasés, los hijos de José de la tribu de Israel (El estado moderno de Israel desciende de Judá, también de la tribu de Israel). También se ha aprendido que las naciones modernas de habla alemana son descendientes de los asirios bíblicos.
Con estos antecedentes, observese Oseas 5:13: “Y verá Efraín [la Gran Bretaña moderna y las naciones de la Commonwealth Británica] su enfermedad, y Judá [el estado moderno de Israel o los judíos] su llaga [aparentemente infligida en una guerra aún por venir]; irá entonces Efraín a Asiria [la Alemania moderna] y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga”.
Jareb no fue el nombre de ningún emperador asirio histórico. En cambio, el rey Jareb de Asiria en realidad es el rey del norte y el líder de la Europa unida del fin de los tiempos. La palabra Jareb en hebreo tiene la connotación de un luchador, uno que es pendenciero o alguien que luchará. Y en efecto, será un luchador y será pendenciero. Muchas traducciones de la Biblia lo llaman el Gran Rey. Incluso puede ser llamado por el título, “el Grande”, al igual que otros antes que él—Otto el Grande, Carlos el Grande y Alejandro el Grande.
Esta profecía parece indicar que Efraín, Inglaterra y la Commonwealth británica, así como Judá, los judíos, primero se llevan bien con Asiria, Alemania. Incluso les piden ayuda, pero no llega. Y poco después, cualquier relación amistosa cambiará. En este momento, Europa disfruta de una relación bastante buena con Gran Bretaña y los Estados Unidos. ¡Pero esto no durará, y el mundo entero se asombrará del cambio!
Oseas 7:11: “Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto [por ayuda], acudirán a Asiria [por ayuda]. Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones”. Ahora, ¿por qué Dios haría tal cosa? Oseas 9:1 responde: “No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo”. En otras palabras, las naciones modernas de Israel y Judá han adoptado costumbres paganas y rechazaron la adoración del Dios verdadero. Dios advierte a través de la profecía lo que va a hacer y por qué, para que no quepa ninguna duda.
Oseas 9:3 da detalles sobre el futuro de estas naciones descarriadas: “No quedarán en la tierra de Jehová, sino que volverá Efraín a Egipto y a Asiria, donde comerán vianda inmunda”. Así como el Israel del Antiguo Testamento fue esclavizado en Egipto, los descendientes modernos de Israel, principalmente los pueblos británicos y los pueblos de los Estados Unidos de América, también serán esclavizados. Seguramente parece increíble en este momento que se convertirán en prisioneros de guerra, ¡pero se profetizó que sucederá así! Jeremías 50:33 dice: “Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar”.
Otra profecía clara y aleccionadora del castigo de Israel y Judá se puede encontrar en Ezequiel 6:6: “Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados…. Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová. Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras. Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí”.
En Ezequiel 39:23, Dios declara: “Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro”. Incluso las naciones gentiles sabrán por qué Dios permite este cautiverio de los descendientes modernos de Israel y Judá. Los alemanes serán el pueblo dominante de la próxima Europa unida, que conquistará tanto a los Estados Unidos de América y Gran Bretaña como a los judíos, transportando cautivos a Europa y Egipto. Todo esto sucederá justo antes del regreso de Jesucristo—pues, en el resto de Ezequiel 39, el profeta revela que Cristo vendrá para liberar a los cautivos y para traerlos de regreso a su tierra.
Oseas 11 confirma esto. Jesucristo dice: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? [Dios] rugirá como un león; rugirá, y los hijos vendrán temblando… Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová” (versículos 8–11). Jesucristo va a volver para acabar con este cautiverio. También, en Jeremías 46:27, dice: “Y tú no temas, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia [todos tus descendientes] de la tierra de su cautividad”.
Cristo regresará para poner fin a la guerra y la destrucción en curso. Las condiciones serán tan terribles que si Jesucristo no interviniera, toda la humanidad sería aniquilada. Él declara en Mateo 24:22: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”. Eso significa que ningún ser humano sobre la faz de la tierra sobreviviría. Debe comprender lo que está sucediendo y lo que debe hacer para ser salvo.
Isaías 10:5 revela más acerca de la persona que lanzará al mundo a una guerra devastadora: “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira”. Dios usará a Asiria para castigar a Israel y Judá, pero después se ocupará de Asiria. Versículo 6: “Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles”. ¡Dios mismo está llamando a la casa moderna de Israel una nación impía porque lo han abandonado! Pero luego dice algo interesante acerca de Asiria. “Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas”. El rey de Asiria no se dará cuenta de que Dios lo está usando. De hecho, como hemos visto, Él blasfemará contra el verdadero Dios. Elegirá seguir a un dios extranjero y extraño. Así que no está en su corazón ser una herramienta en las manos de Dios. Tiene la intención de conquistar naciones y ganar poder. Pero Dios eventualmente lo derribará debido a su arrogancia y orgullo. Verso 12: “Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos”.
¿Cómo? Isaías 14:25 dice: “Quebrantaré al asirio en mi tierra [recuerde, el rey Jareb, el rey del norte, finalmente trasladará su cuartel general a Jerusalén] y en mis montes lo hollaré; y su yugo [el yugo de la esclavitud que inflige sobre Israel y Judá] será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro”.
Isaías 30:30–33 especifica cómo tratará Dios con el rey de Asiria. “Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo. Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. [¿Recuerda la piedra que vino del cielo y golpeó los diez dedos de los pies de la estatua? Los diez dedos de los pies son los diez reyes que dan su lealtad a la Bestia, el Rey de Asiria.] Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos”.
Versículo 33: “Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey”. Ahora, ¿quién o qué es Tofet? Tofet es una palabra hebrea que significa “un lugar ardiente” o “un lago de fuego”. Entonces, se prepara un lago de fuego para el rey de Asiria. Dios hizo este Tofet, este lago de fuego, profundo y ancho. El versículo 33 continúa: “cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende”. Esto se correlaciona con Apocalipsis 19, donde la Bestia, el líder del sistema romano del fin de los tiempos, será arrojado a un lago de fuego y azufre cuando Jesucristo regresa.
Es claramente Jesucristo y no un hombre quien arrojará al Rey de Asiria a este lago de fuego. Como dice Isaías 31:8–9, “Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre… cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén”.
Es interesante notar que al menos tres líderes, y posiblemente hasta siete líderes, de las diversas resurrecciones del Imperio Romano eran descendientes de los asirios. Y la Biblia nos informa que el último líder, llamado el rey del Norte, la Bestia y el Rey Jareb, también será asirio. Por ese motivo, debemos prestar mucha atención a lo que sucede en Europa, y entre los alemanes en particular.
La bestia escarlata
En Apocalipsis 17, al apóstol Juan le fue dado una visión de una bestia diferente a la del capítulo 13—es una bestia escarlata pero también con siete cabezas y diez cuernos. La diferencia más llamativa, sin embargo, es que la bestia escarlata está cabalgada por una mujer—una ramera. Apocalipsis 17:5 identifica a la mujer como “UN MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA”. Esta mujer se representa en el versículo 6 como ebria de la sangre de los mártires de Jesús. En el versículo 18 también se identifica a la mujer como la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra, la ciudad asentada sobre siete montes (versículo 9). Aunque aquí se llama Babilonia, ¡la famosa Ciudad de las Siete Colinas es la ciudad de Roma!—sucesora política, militar, económica y religiosa de la antigua Babilonia. Es esta ciudad la que cabalga sobre la bestia escarlata de las siete cabezas y los diez cuernos. Las siete cabezas de la Bestia son siete reyes o siete reinos (versículo 10). Estos son reinos sucesivos, uno seguido del otro. Cinco de ellos han caído, uno está activo, y el último aún no ha venido.
En Apocalipsis 13, los diez cuernos de la bestia representan diez resurrecciones del Imperio Romano. Nueve, como hemos visto, ya han tenido lugar, y el décimo ahora está en las etapas preliminares de formación. Comparando la bestia en Apocalipsis 13 con la bestia en Apocalipsis 17, podemos ver que las cabezas de la bestia en Apocalipsis 17 representan las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano—la última resurrección estando justo delante de nosotros, que incluirá los diez cuernos o gobernantes mencionados anteriormente. La mujer está sentada sobre estas últimas siete resurrecciones de la bestia. Es decir, la mujer solo fue instrumental en las últimas siete resurrecciones del Imperio Romano, no en las primeras tres.
Esta mujer o ciudad se describe como un poder económico y un poder religioso. La Ryrie Study Bible comenta en una nota al pie de página sobre Apocalipsis 17:5: “Aunque la famosa ciudad de Babilonia estaba en el río Éufrates, el nombre parece ser una referencia simbólica a Roma. En el capítulo 18 representa más el aspecto político y comercial del Imperio Romano revivido. Por lo tanto, el término se refiere tanto a una ciudad como a un sistema (religioso y comercial) relacionado con la ciudad (muy parecido a ‘Wall Street’, que es a la vez un lugar y un sistema)”.
Una declaración interesante en el Halley’s Bible Handbook está de acuerdo con esta evaluación: “La descripción de Babilonia la Grande… encaja exactamente con la Roma del Papa. Nada más en la historia mundial encaja”. El Unger’s Bible Handbook afirma: “La gran ramera denota un sistema religioso que compromete la verdad por el poder mundano”. Ella es culpable de prostituir la verdad y la pureza, intoxicando a los hombres con sus doctrinas y prácticas que violan la Palabra de Dios. Ella encabeza el sistema religioso corrupto del fin de los tiempos. Representa en su ámbito más pleno todos los movimientos religiosos apóstatas—desde el inicio de la antigua Babilonia de Nimrod hasta el terrible consumo y el cristianismo apóstata y otras fuerzas religiosas malvadas de los últimos días. El Imperio Romano revivido, con su emperador del fin de los tiempos—la Bestia—aparece como el agente de la destrucción de la ramera. La mujer tiene su cuartel general en la capital de la Bestia, que es la ciudad de las siete colinas de Roma” (página 870).
Note que son las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano los que están cabalgados por la mujer, un poder religioso. Los tres primeros no lo fueron. Los primeras tres resurrecciones ocurrieron bajo líderes con una religión diferente, la del arrianismo, que fue etiquetada como herejía por la Iglesia Católica Romana. Pero los últimos siete ocurrieron bajo el control y con la aprobación de la Iglesia de Roma. Repasemos lo que ha sucedido históricamente, observando las diversas resurrecciones romanas que ya hemos visto:
La primera de las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano ocurrió bajo Justiniano en el año 554 d.C. Él fue el responsable principal de aniquilar a las tribus bárbaras, pero lo hizo a instancia de una sucesión de papas romanos. La segunda de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Carlomagno o Carlos el Grande, quien fue coronado en el año 800 d.C. por el Papa León III. La tercera de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Otto el Grande, bajo cuyo nombre se acuñó el “Imperio Romano de la Nación Germánica”. Fue coronado en 962 por el Papa Juan XII. La cuarta de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Carlos V Habsburgo, quien fue coronado en 1530 por el Papa Clemente VII. En ese momento, el nombre “Sacro Imperio Romano Germánico” era de uso popular debido al contacto estrecho entre el estado y la llamada Santa Iglesia Romana. Luego, la quinta resurrección de los últimos siete ocurrió bajo Napoleón Bonaparte, quien también fue coronado por un Papa.
La sexta de las últimas siete resurrecciones ocurrió bajo Hitler y Mussolini. Aunque ni Hitler ni Mussolini fueron coronados por un papa, existió una asociación estrecha entre la ciudad de Roma bajo el Papa Pío XI e Italia y Alemania. En esta asociación, Mussolini firmó el Tratado de Letrán con el papado en 1929, estableciendo la soberanía papal sobre la Ciudad del Vaticano. Este evento afirmó el catolicismo romano como la única religión de Italia y, a su vez, el papado reconoció oficialmente a Mussolini como el gobernador italiano legítimo. Más tarde, Mussolini proclamaría que había revivido el Imperio Romano y se llamaría a sí mismo emperador romano. Además, el Vaticano firmó un concordato con Hitler en 1933, protegiendo los derechos de la Iglesia bajo el régimen nazi. Esto le dio al gobierno de Hitler una apariencia externa de legitimidad.
La séptima y última resurrección del Imperio Romano, aunque aún está por delante de nosotros, ya está comenzando. Al igual que ocurre con las seis resurrecciones anteriores, la mujer—la ciudad papal de Roma—también “cabalgará” o dirigirá las actividades de la séptima resurrección.
Esto también fue profetizado en la visión de Daniel de las cuatro bestias—la cuarta bestia teniendo diez cuernos. Los diez cuernos representan los diez renacimientos del Imperio Romano. Daniel 7 trata de los primeros tres de estos renacimientos. Luego, en el versículo 8, Daniel dice: “Mientras yo contemplaba los [diez] cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros”.
¿Quién o qué es este cuerno pequeño? Un ángel fue enviado a Daniel para explicarlo. Dice en el versículo 24: “Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará”. Sería responsable de la desaparición de los primeros tres renacimientos del Imperio Romano. “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, e intentará cambiar los tiempos y la ley”. Este cuerno pequeño, el poder religioso sinónimo de la mujer montada sobre la bestia escarlata, cambiaría los tiempos y la ley, o más bien, cambiaría la ley respecto a los tiempos santos. Este poder se describe de otra manera en el libro del Apocalipsis.
En Apocalipsis 13:11–17, Juan ve una segunda bestia que tiene dos cuernos como un cordero pero habla como un dragón. Es un poder religioso que pretende ser el Cordero o Jesucristo, pero está influenciado por el dragón o Satanás. La segunda bestia, se nos dice, ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia. Desde el momento en que la segunda bestia llega a la escena, ambas bestias seguirán existiendo, una al lado de la otra. Esta bestia hace grandes señales, incluso hace que fuego desciende del cielo a la vista de los hombres. “Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la [primera] bestia”. La primera bestia, el poder político, no hace ninguna señal, pero la segunda bestia, el poder religioso, sí lo hace. “Y hacia [la segunda bestia, idéntica al cuerno pequeño y a la mujer que cabalga sobre la bestia] que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente, y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la [primera] bestia, o el número de su nombre”.
¿Cómo será identificado?
¿Qué es esta marca de la Bestia? ¿Y qué tiene que ver con esto la segunda bestia, el poder religioso? La marca viene de la primera bestia. Pero la segunda bestia hace que todas las personas acepten esta marca. Podemos obtener una pista sobre su carácter a partir de lo que sucedió antes en el Imperio Romano y sus resurrecciones. Note lo que dice el historiador Will Durant en The Age of Faith, volumen 4 de su renombrada obra, The Story of Civilization, sobre el Código de Justiniano: “Este Código, como el de Teodosio, promulgó el cristianismo ortodoxo como ley. Comenzó estando a favor de la Trinidad…. Reconoció el liderazgo eclesiástico de la Iglesia Romana y ordenó a todos los grupos cristianos que se sometiesen a su autoridad… Los herejes reincidentes serían condenados a muerte… y los demás disidentes sufrirían la confiscación de sus bienes, y serían declarados incompetentes para comprar o vender, heredar o legar; excluidos de los cargos públicos, prohibidos de reunirse e inhabilitados para demandar a los cristianos ortodoxos por deudas” (1950, página 112).
Entonces, a los que no eran católicos ortodoxos se les prohibió comprar y vender—es decir, realizar negocios. De hecho, los que se titularon “herejes” se enfrentaban a una sentencia de muerte. Por lo tanto, la marca de la Bestia aparentemente significa participación general en el sistema de adoración del Imperio Romano revivido. Por supuesto, hay algunos aspectos de la adoración que delinean aquellos que se niegan a participar más que otros factores.
Recuerde, el cuerno pequeño tenía la intención de cambiar los tiempos y las leyes—en efecto, de cambiar la ley con respecto a los tiempos santos—y persiguió al pueblo de Dios que no aceptó su cambio. Dios ordenó a su pueblo que guardase ciertos tiempos santos y, durante estos tiempos santos, su pueblo no debería participar en el comercio. El cuerno pequeño cambió esos tiempos, reemplazando los tiempos santos de Dios con tiempos designados por el hombre para ser santos. Un aspecto muy obvio de la marca de la Bestia, entonces, aparentemente girará en torno a los días de adoración—de hecho, esto en sí mismo impactaría en los días en los que se podrían realizar “compras y ventas”. Y el cuerno pequeño, la mujer montada sobre la bestia, hará que la gente acepte la marca de la Bestia bajo pena de muerte. Como en el pasado, parece que la mujer influirá en el poder político del Imperio Romano para mandar a la gente a trabajar durante los tiempos santos de Dios, mientras prohíbe el trabajo en otros tiempos, y así “causando” (Apocalipsis 13:15) que verdaderos cristianos que se nieguen a obedecer sean condenados a muerte.
La Biblia es muy clara acerca de qué días DIOS ha santificado—el sábado semanal (desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado) y ciertos días santos anuales, que también se llaman sábados en la Biblia (compárese Levítico 23). Dios ordena a su pueblo en Éxodo 31:13–17: “En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [en plural—el sábado semanal y los siete sábados anuales] porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones…. Guardaréis el día de reposo… porque santo es a vosotros…. cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá”. Entonces, en contraste con la marca de la Bestia, tenemos una señal de Dios y Su pueblo—la observancia de sus sábados.
El mandamiento del sábado, debe entenderse, no es solo para el pueblo judío, como argumentarán muchos hoy. Más bien, el sábado fue hecho, como dijo Cristo, “por el hombre” (Marcos 2:27) en el mismo momento en que el hombre fue creado—cuando no había distinción entre judíos y no judíos. Claramente fue hecho tanto para israelitas como para gentiles (Isaías 56:6–7).
La Biblia aclara la diferencia entre santificar el día de reposo y abstenerse de utilizar el día de reposo para nuestros propios fines. Isaías 56:2 dice: “Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal”. Dios dice en Isaías 58:13: “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová”.
La Biblia asocia la mano derecha con nuestras acciones y asocia la frente con el asiento de nuestros pensamientos. Recuerde, la marca de la Bestia sería aceptada en la mano derecha y en la frente. En Ezequiel 3:7–9 Dios lamenta el hecho de que Israel, tanto el antiguo como el presente, no le escuchan. Dice así: “Mas la casa de Israel no te querrá oír [es decir, Ezequiel], porque no me quiere oír a mí…. He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes”. Dios estaba hablando de los pensamientos, o las mentes de las personas. En Éxodo 13:9, la observancia de los sábados de Dios está asociada con la mano derecha y la frente también. Leemos: “Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos [es decir, en tu frente], para que la ley de Jehová esté en tu boca”.
Es interesante notar que, así como la gente de este mundo acepta la marca de la Bestia en sus frentes, así Dios también pondrá una marca o una señal en la frente de aquellas personas que se angustian por las atrocidades de ese tiempo. Y Él hará esto para protegerlos del daño. Dios le dice a sus ángeles en Ezequiel 9:4–6: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella… pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis”. El libro del Apocalipsis también habla de Dios protegiendo a sus siervos. Él les dice a sus ángeles: “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios” (Apocalipsis 7:3).
En Apocalipsis 20:4, Juan dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Aquellos que RECHAZAN la marca de la Bestia serán recompensados con la vida eterna y gobernarán con Cristo durante el Milenio, el Milenio de Dios. Aquellos que SÍ reciban la marca de la Bestia serán castigados por Dios: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira” (Apocalipsis 14:9–10). ¡Estas son advertencias serias! Debemos estar seguros de que somos identificados por la señal de Dios, no por la marca de la Bestia.
Culto sabático o dominical?
¿Alguna vez se ha preguntado por qué la gente asiste a cultos los domingos en lugar de los sábados? ¿O por qué guardan la Pascua y la Navidad? ¿O por qué no guardan los días santos ordenados por Dios? Ahora analizaremos estos asuntos y veremos qué tienen que ver con la marca de la Bestia.
Repasemos nuevamente la influencia que el cuerno pequeño ha tenido a lo largo de la historia. Aunque los sábados semanales y anuales son santos para Dios y Él ordenó que los cristianos los guardaran, el cuerno pequeño cambió la ley con respecto a los tiempos santos sustituyéndolos con otros días de adoración—reemplazando el sábado semanal con el domingo y los sábados anuales con días festivos tradicionales como la Pascua y la Navidad. La Navidad y la Pascua tienen sus raíces en el paganismo, como cualquier buena enciclopedia mostrará. Incluso la adoración dominical semanal nos llegó del paganismo—la honra al dios sol en el día del sol.
Algunos argumentan que la Biblia ha aprobado un cambio del sábado al domingo. Pero un estudio honesto de las Escrituras muestra que la Biblia no justifica tal cambio. Hebreos 4:9 dice: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”. La palabra griega para “descanso” aquí es sabbatismos. Literalmente significa “guardar el día de reposo (sábado)”. La Reina Valera Actualizada (RVA-2015) dice: “Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios”. La traducción más clara quizás se encuentra en la traducción de Lamsa—solo en inglés—que dice: “Por lo tanto, es deber del pueblo de Dios guardar el sábado”. ¡Sí, sí somos el pueblo de Dios, entonces es nuestro DEBER guardar el sábado!
En la época del rey Carlos I de Inglaterra, Cox escribió en Sabbath Laws: “Porque no se encontrará en las Escrituras que el sábado ya no se guarde o se convierta en domingo, por lo que debe ser la autoridad de la Iglesia la que cambió uno e instituyó el otro”. Dijo que debido a que no hay nada en la Biblia que justifique este cambio, tuvo que ser la autoridad de la Iglesia la que hizo cambiar el sábado y reemplazarlo por el domingo.
Issac William, Doctor en Divinidad de la Iglesia de Inglaterra, está de acuerdo con Cox. Escribió en el Volumen 1 de Plain Sermons on the Catechism: “¿Dónde se nos dice en las Escrituras que debemos guardar el primer día en absoluto? Se nos ordena guardar el séptimo; pero en ninguna parte se nos ordena guardar el primer día. La razón por la que santificamos el primer día de la semana en lugar del séptimo es por la misma razón que observamos muchas otras cosas, no porque la Biblia, sino porque la Iglesia lo ha ordenado”.
Por supuesto, no todos estuvieron de acuerdo. John Milton escribió: “Seguramente será mucho más seguro observar el séptimo día, de acuerdo con el mandamiento expreso de Dios, que adoptar el primer día con la autoridad de una mera conjetura humana”. Él está diciendo que es mucho más seguro seguir el mandamiento de Dios que estar de acuerdo con lo que los seres humanos han inventado. Un comentarista alemán, el Dr. Eck, quien escribió ya en 1553, afirma: “La iglesia ha transferido la observancia del sábado al domingo en virtud de su propio poder, sin tener en cuenta las Escrituras”.
Tanto los teólogos como los comentaristas saben que la observancia del sábado es bíblica y que la observancia del domingo fue instituida sin la autoridad de Dios. Demasiadas personas han aceptado este cambio no autorizado del tiempo santo de Dios, y así dejándose engañar. El reformador suizo Juan Calvino admitió que la Biblia enseña la observancia del sábado, no del domingo. Pero, como Martín Lutero, el padre de la Reforma protestante, no estaba dispuesto a volver al culto del sábado. Lo justificó diciendo: “Los padres antiguos [los padres de la iglesia, no los patriarcas de la Biblia] pusieron el día que llamamos domingo en lugar del sábado. El rey Carlos I de Inglaterra declara que la celebración de la fiesta de Pascua fue instituida por la misma autoridad que cambió el sábado a domingo, como día del Señor; porque no se encuentra en las Escrituras en ninguna parte una mención de que ya no se debe guardar el sábado, o que se convierte en domingo. Por lo tanto, mi opinión es que aquellos que no guardarán esta fiesta de Pascua, también pueden volver a la observancia del sábado y rechazar el domingo semanal, ya que fue la autoridad de la Iglesia la que cambió uno e instituyó el otro”.
Ahora, ¿qué Iglesia o qué autoridad humana fue responsable de cambiar el sábado al domingo y reemplazar los días santos designados por Dios con días festivos paganos, como la Pascua y la Navidad? La historia muestra que fue la Iglesia Católica Romana. De hecho, las iglesias protestantes que se niegan a guardar el sábado se han sometido esencialmente a la autoridad de la Iglesia Católica Romana en este asunto. No se han sometido a la autoridad de la Biblia, porque la Biblia en ninguna parte respalda tales cambios. Incluso las iglesias que guardan el sábado pero también guardan las fiestas paganas de Navidad y Pascua, mientras fracasan en guardar los sábados ANUALES de Dios, también han aceptado la autoridad de Roma, no obstante de forma involuntaria.
En 1845, el presbítero estadounidense Preble observó: “Así vemos que se cumple Daniel 7:25. El cuerno pequeño está cambiando los tiempos y las leyes. Por lo tanto, me parece que todos los que guardan el primer día como sábado son los observadores del domingo del Papa y los que quebrantan el sábado de Dios”. ¡Una declaración muy fuerte de hecho!
Christina Tolingerin, una mártir alemana del siglo XVI, declaró sobre los días santos y los domingos: “En seis días el Señor hizo el mundo, en el séptimo día descansó. Los otros días santos [refiriéndose a días festivos como Semana Santa, Navidad, Año Nuevo, etc.] han sido instituidos por papas, cardenales y arzobispos”.
Wolfgang Capto escribió sobre los sabatarios en Lichtenstein a fines del siglo XVI: “Los sabatarios enseñan que el día de reposo, es decir, el sábado, aún debe observarse. Dicen que el domingo es un invento del Papa”.
La Iglesia Católica Romana sabe muy bien y enseña que la Biblia NO respalda ni permite un cambio del culto del sábado al culto del domingo. Está claramente expresado en la teología católica romana, sin embargo, que la Iglesia puede invalidar la Biblia. Y esta es la base de su cambio.
Citando del Convert’s Catechism of Catholic Doctrine, publicado en 1946: “Pregunta: ¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado? Respuesta: Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo”. Admiten haber cambiado el día de adoración del sábado al domingo. “Pregunta: ¿Con qué autoridad sustituyó la Iglesia el sábado por el domingo? Respuesta: La Iglesia sustituyó el sábado por el domingo por la plenitud de ese poder divino que Jesucristo le confirió”. Pero, ¿le otorgó Jesucristo el poder de cambiar la ley del sábado? Cristo dice que ÉL es el Señor del sábado (Marcos 2:28), y en ninguna parte de la Biblia dice que alguien tiene la autoridad de cambiar lo que Él instituyó.
A fines del siglo XIX, el arzobispo James Cardinal Gibbons desafió a los protestantes a negarse a aceptar la autoridad de la Iglesia Católica Romana en cuanto a asuntos bíblicos. Los protestantes creían que SÓLO la Biblia puede decirles cómo vivir. Gibbons señaló que si realmente creen eso, entonces deberían volver a guardar el sábado. Admitió que la Biblia en ninguna parte autorizó la santificación del domingo, pero que enseña la observancia del sábado.
Considere estas palabras desafiantes del arzobispo, publicadas por primera vez en 1893 en el Catholic Mirror: “O el protestantismo y la santificación del sábado, o el catolicismo y la santificación del domingo. El compromiso es imposible. ¿Guardarán [los protestantes] el sábado del Señor, el séptimo día, según las Escrituras? ¿O guardarán el domingo según las tradiciones de la Iglesia Católica? La palabra escrita de Dios ordena que Su adoración sea observada el sábado, absolutamente, repetidamente y enfáticamente, con una amenaza de muerte muy clara para aquel que desobedezca… Este maestro [está hablando de la Biblia] prohíbe enfáticamente cualquier cambio en el día por razones primordiales”.
Gibbons deja claro la posición de la Iglesia Católica: “La Iglesia Católica por más de mil años antes de la existencia de una protestante, en virtud de su misión Divina, cambió el día del sábado al domingo…. El mundo protestante en sus orígenes encontró el sábado cristiano [domingo] demasiado arraigado como para ir en contra de su existencia; por lo tanto, se sintió obligado a consentir el acuerdo, lo que implica el derecho de la Iglesia [Católica] a cambiar el día, durante más de 300 años. El sábado cristiano [domingo] es, por lo tanto, hasta el día de hoy, el descendiente reconocido de la Iglesia Católica…. [Los protestantes] adoptaron la palabra escrita como su único maestro, y después de haberlo hecho, la abandonaron rápidamente… y por una perversidad tan voluntaria como errónea, aceptan la enseñanza de la Iglesia Católica en oposición directa a la simple, invariable y constante enseñanza de su único maestro [la Biblia] en la doctrina más esencial de su religión”.
Gibbons no está solo con este ataque a lo que él considera hipocresía protestante. Otros autores católicos han repetido las mismas acusaciones. La Catholic Church Extension Society en Chicago publicó la siguiente declaración de Peter R. Kraemer, un sacerdote católico: “Los protestantes, que aceptan la Biblia como la única regla de fe y religión, deben por todos los medios, regresar a la observancia del sábado. El hecho de que no lo hagan, sino que por lo contrario observen el domingo, los embrutece a los ojos de todo hombre pensante. Nosotros los católicos no aceptamos la Biblia como única regla de fe. Además de la Biblia tenemos la Iglesia Viviente, la autoridad de la Iglesia, como regla para guiarnos… Aceptamos su cambio del sábado al domingo. Francamente decimos, sí, la Iglesia hizo este cambio, hizo esta ley, como hizo muchas otras leyes…. Siempre es algo que da risa, ver a las iglesias protestantes, en el púlpito y la legislación, exigiendo la observancia del domingo, del cual no hay nada en su Biblia”.
T. Enright, un sacerdote católico romano de Kansas City, Missouri, afirma: “Tomemos, por ejemplo, el día que celebramos—el domingo. ¿Qué derecho tienen las iglesias protestantes de observar ese día? Absolutamente ninguno. Dicen que es para obedecer el mandamiento, ‘Acuérdate del día de reposo para santificarlo’. Pero el domingo no es el día de reposo según la Biblia y el registro del tiempo. Todo el mundo sabe que el domingo es el primer día de la semana, mientras que el sábado es el séptimo día, y el sábado, el día consagrado como día de descanso. Es así reconocido en todas las naciones civilizadas. He ofrecido repetidamente una recompensa de $1,000 a cualquier persona que pueda proporcionar alguna prueba de la Biblia que demuestra que el domingo es el día que debemos guardar, y nadie ha venido a reclamar el dinero… Fue la Santa Iglesia Católica la que cambió el día de descanso del sábado al domingo, el primer día de la semana”.
Continúa diciendo: “¿A qué Iglesia obedece todo el mundo civilizado? Los protestantes nos llaman por todos los nombres horribles que se les ocurren—anticristo, la bestia de color escarlata, Babilonia, etc., y al mismo tiempo profesan una gran reverencia por la Biblia y, sin embargo, por su acto solemne de guardar el domingo, reconocen el poder de la Iglesia Católica. La Biblia dice: ‘Acuérdate del día de reposo para santificarlo’. Pero la Iglesia Católica dice: ‘No, guarda el primer día de la semana, y todo el mundo se reverencia en obediencia’”.
Estas citas notables encajan con lo que enseña la Biblia. Las iglesias protestantes se comprometieron en un asunto muy esencial. Aceptaron un aspecto importante de la marca de la Bestia que les impuso la Iglesia Católica (porque, como se indicó anteriormente, es probable que la marca de la Bestia involucre más visiblemente el rechazo del sábado de Dios y la adopción del domingo pagano). Sin embargo, hay registros históricos que muestran que algunas personas y algunos grupos cristianos no aceptaron el sistema romano de adoración. Se mantuvieron firmes en la observancia de los sábados semanales y anuales ordenados por Dios. Y muchos fueron torturados y asesinados como resultado.
En la History of the Norwegian Church, bajo los años 1435 y 1436, aparece lo siguiente: “Aconsejamos a todos los amigos de Dios en toda Noruega que quieran ser obedientes a la Santa Iglesia que dejen estar la observancia del sábado [entonces existían cristianos observadores del sábado en ese tiempo]; y al resto le prohibimos, bajo pena de severo castigo eclesiástico, que santifiquen el sábado. Está prohibido, bajo la misma pena, santificar el sábado al abstenerse del trabajo”.
He aquí un informe de 1618 acerca de la Sra. Traske, una sabataria en Inglaterra: “Por fin, por enseñar sólo cinco días a la semana [era maestra, pero se negaba a enseñar el sábado], y descansando el sábado, la llevaron a la nueva prisión en Maiden Lane…. La Sra. Traske estuvo prisionera durante quince o dieciséis años por su opinión sobre el Sábado”. ¡Ella eligió seguir la Biblia y solo la Biblia!
En 1604 en Etiopía habían algunas personas que guardaban el sábado, pero debido a la influencia de los jesuitas, el rey de Etiopía prohibió a sus súbditos, bajo penas severas, observar el sábado por más tiempo.
Se ha escrito mucho sobre los valdenses. Enseñaron y guardaron el sábado, por lo cual fueron severamente perseguidos por la Iglesia Católica Romana. Leyendo de A General History of the Sabbatarian Churches, páginas 88 y 89, “De los muchos que fueron quemados y destruidos por el judaísmo, observa un autor español del siglo XVI, no es probable que una décima parte fueran de la raza de Israel, sino herejes, quienes, por persistir en decir que la ley de Moisés todavía era vinculante, fueron acusados de prácticas judías, como la circuncisión y el sabatismo, de las cuales [la observancia del sábado] se declararon culpables uniformemente”. Este libro muestra cómo se identificó a los observadores del sábado, cómo luego fueron arrestados, torturados y finalmente asesinados.
Recuerde ahora la marca de la Bestia y cómo habrán castigos severos para aquellos que no acepten esa marca en su frente o en su mano derecha. Como se ha dicho, hay una fuerte indicación de que tiene que ver con la observancia de los días de adoración. El incumplimiento del sistema romano a este respecto resultará en la prohibición de realizar negocios, lo que podría dejar a los verdaderos cristianos en la calle sin dinero para comprar alimentos. Y la manera más fácil de identificar las convicciones religiosas de alguien cuando se trata de guardar esos días, es observar cuándo trabaja y cuándo no o, si es dueño de un negocio, cuándo su negocio está abierto o cerrado.
De nuevo, ya tenemos ejemplos en la historia. El relato sobre los valdenses continúa diciendo: “Un inquisidor dominicano, al dar cuenta de los procedimientos de aquel tribunal infernal en el norte de España, declara que como se supo que muchos de los herejes tenían la costumbre de solemnizar el antiguo sábado por el culto religioso, y una falta absoluta de atención a los empleos seculares [en el sábado], se convirtió en la política del Santo Oficio tomar nota de las tiendas que estaban cerradas ese día, y de las personas que se encontraban ausentes de compromisos mundanos [otra vez en el sábado]. El resultado respondió a mis expectativas, continúa diciendo, porque cuando esas personas fueron arrestadas y llevadas ante mí, hablando de encarcelamiento, en general confesaron sus prácticas judaicas, al menos en lo que se refería al sabatismo, lo cual la Santa Iglesia había prohibido expresamente”.
¿Los días Santos de Dios o Fiestas Paganas?
Entonces puede ver, el cuerno pequeño, la mujer que cabalga sobre la Bestia, ha existido durante mucho tiempo y ha cambiado descaradamente lo que Dios mismo santificó. En el proceso, los Días Santos anuales de Dios fueron descartados y se adoptaron días festivos paganos, como Pascua y Navidad.
Dios advirtió específicamente al antiguo Israel que no incorporara elementos paganos en su adoración a Él. Dice en Deuteronomio 12:30–32: “Guárdate que no tropieces… no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré… No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses…. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”. ¡La misma advertencia es válida para nosotros hoy!
Pero el mundo cristiano de hoy celebra días festivos impregnados de paganismo, mientras que se niega a guardar el sábado semanal de Dios o sus días santos anuales. Por ejemplo, como ya se mencionó, el domingo era el día en que los paganos adoraban a su dios sol desde la antigüedad. De ahí viene el nombre de domingo (Sunday en inglés). La Pascua era una fiesta de fertilidad para la diosa Astarté, también llamada Ishtar, Ostara o Eostre. La Navidad era el día santo de Mitra, de Atis y de otros dioses paganos. Sorprendentemente, muchos “salvadores” paganos supuestamente nacieron el 25 de diciembre, fueron asesinados un viernes y resucitaron un domingo durante el tiempo de Pascua. Cristo mismo no nació en diciembre, ni fue asesinado un viernes ni resucitó un domingo. Más bien, la Escritura indica, con el apoyo de la historia, que nació a principios de otoño, antes de la temporada de lluvias. No pudo haber nacido después de eso porque los pastores todavía estaban en los campos con sus ovejas. Los registros confirman que fue crucificado un miércoles y resucitó un sábado, justo antes de la puesta del sol, cumpliendo así la única señal que dio—que estaría en la tumba durante tres días y tres noches (Mateo 12:40).
En Jeremías 7:18, Dios condena los “pasteles de Pascua”. Nótese: Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira”. Según la Ryrie Study Bible, la reina del cielo es una referencia a la diosa asirio-babilónica “Ishtar”, el antiguo nombre de la Pascua—conocida en hebreo como Ashtoreth. El profeta Jeremías los reprendió por estas prácticas pero Israel se negó a escuchar. De nuevo, en Jeremías 44:19, “Las mujeres también dijeron: ‘Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos’”? Así que lo justificaron diciendo: “Nuestros maridos nos dijeron que lo hiciéramos”.
Aunque pueda parecer sorprendente para algunos, el árbol de Navidad es una reliquia de la adoración pagana del árbol, que se condena en Jeremías 10:3: “Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva”.
No es ningún secreto que la Iglesia Romana primitiva absorbió elementos paganos en su adoración, y lo hizo en contradicción directa con el mandato de Dios de no hacerlo. ¿Por qué? Para hacer que la nueva fe fuera atractiva para los gentiles que ya estaban inmersos en las costumbres paganas. Estas costumbres paganas fueron puestas bajo un manto “cristiano” para que tuvieran la apariencia de ser piadosas. El cristianismo tradicional viola claramente el mandato de Dios de no aprender nuestras formas de adoración de los gentiles, de no agregar elementos paganos a la adoración santa y de no eliminar los elementos piadosos que deben observarse, como los días santos semanales y anuales. El cristianismo tradicional, en efecto, ha aceptado la marca de la Bestia al abrazar las tradiciones humanas que violan las leyes de Dios. Y han habido voces a lo largo de los siglos advirtiendo contra tal conducta.
Aunque escuchamos mucho sobre la cooperación religiosa entre iglesias hermanas, la Iglesia Católica recientemente ha dejado muy clara su posición doctrinal antigua, señalando que todas las iglesias fuera de la Iglesia Católica Romana no son iglesias “hermanas”. En cambio, la Iglesia Católica se considera a sí misma como la única Iglesia verdadera de Jesucristo, y considera que los demás en otras iglesias necesitan regresar al verdadero hogar de Cristo, la Iglesia Católica Romana. Por supuesto, incluso las iglesias protestantes de todos modos nunca han dejado ese hogar por completo. Porque, aunque reclaman sola scriptura (“solo la Biblia”) como el factor determinante de su fe, aún siguen las doctrinas principales contrarias a la Biblia que llegaron a través de la Iglesia Romana de las religiones misteriosas del mundo antiguo, comenzando con Babilonia.
Lo que las iglesias protestantes, y todas las personas, deben hacer es romper verdaderamente con Babilonia y realmente volverse a la Biblia como su único maestro. Ahora imagínense por un momento si hicieran eso. ¿Qué significaría esto? Significaría que tendrían que empezar a guardar el sábado. Tendrían que empezar a guardar los días santos de Dios. Tendrían que dejar de celebrar fiestas como Navidad y Semana Santa, Año Nuevo, Halloween y otros días impregnados de paganismo. Tendrían que repudiar toda una serie de enseñanzas no bíblicas. Y tendrían que reconocer la necesidad de obedecer la ley de Dios y comenzar a esforzarse por hacerlo en todo.
No se deje engañar
No tiene que seguir el mundo desobediente alrededor de Usted. Puede ser diferente. En 2 Tesalonicenses 2, el apóstol Pablo advierte: “Nadie os engañe en ninguna manera [indicando que pueden ser engañados]; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía [la apostasía del verdadero culto cristiano a una religión falsa], y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios COMO DIOS, haciéndose pasar por Dios” (versículos 3–4). Pablo luego dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo [este Falso Profeta], a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.” (versículos 8–10). ¿Tiene un AMOR por la verdad? Tiene que tenerlo para ser salvo.
El líder religioso del fin de los tiempos afirmará ser Dios. Y el líder militar—la Bestia, también llamado el rey del Norte—puede incluso creer esto por un tiempo. A esta figura religiosa, como hemos visto, se le dará el poder de hacer señales y prodigios. Apocalipsis 19:20 declara que el Falso Profeta “había hecho señales” en presencia de la Bestia “con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia”. Sin embargo, ¿la gente realmente caería en tal engaño en el mundo de hoy?
Las masas históricamente siguen un liderazgo fuerte. Y la última resurrección del Imperio Romano, montado por la mujer, será infiltrada por fuerzas demoníacas. En Apocalipsis 16:13, se nos dice que tanto la Bestia como el Falso Profeta estarán poseídos por demonios y que también podrán influir en otros líderes mundiales. Dice lo siguiente: “Y vi salir de la boca del dragón [Satanás], y de la boca de la bestia [el líder político-económico], y de la boca del falso profeta [el líder religioso], tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios [estos espíritus inmundos], que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”.
¿Cómo pueden los demonios de Satanás tener éxito alguna vez para influir en los ejércitos de este mundo para luchar contra Jesucristo en el momento de su regreso? ¿Cómo podría la gente pensar alguna vez qué sería capaz de luchar contra Jesucristo? Desafortunadamente, parece ser que la gente estará tan engañada que NO reconocerá a Jesucristo cuando regrese. La mujer que monta la bestia tiene una gran influencia en las personas. Apocalipsis 17:2 dice: “Los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. Han sido embriagados espiritualmente. No sabrán distinguir el bien del mal, la verdad del error. Aparentemente serán engañados al pensar que el Cristo que regresa es el Anticristo. Creerán que Cristo viene a destruir el cristianismo. Parece que no se darán cuenta de que Él es Jesucristo, nuestro Salvador, quien ha venido para restaurar la adoración verdadera y destruir a los engañadores.
Sí, la gente puede ser engañada. Un libro titulado The Nazi Persecution of the Churches de 1933 a 1945 es bastante revelador acerca de los acontecimientos justo antes y durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el pueblo alemán literalmente adoraba a su Führer. En este caso, el pasado puede ser bastante revelador sobre el futuro, ya que Hitler fue un precursor del último dictador del fin de los tiempos que pronto aparecerá en la escena mundial.
Algunos extractos claves muestran con qué facilidad se puede engañar a las personas. Nunca deberíamos asumir que no podría volver a suceder. Un pastor, Leutheuser, fue citado diciendo: “Cristo ha venido a nosotros a través de Adolf Hitler. Él fue la figura decisiva cuando la gente estaba a punto de hundirse. Hitler atacó por nosotros y a través de su poder, su honestidad, su fe, su idealismo—el Redentor nos encontró. Sabemos hoy que ha venido el Salvador. Tenemos una sola tarea—ser alemanes, no ser cristianos”. El libro también señala la popularidad de Hitler en Nuremberg: “La multitud ardía de fervor alrededor de Hitler—el salvador—el creador—el defensor de la patria alemana. Cualquier cosa que dijo fue correcta y buena. Todo lo que proclamó estaba destinado a suceder. Sin importar cómo actuó, fue lo mejor. Hitler en el corazón de todos, era considerado el Gran Libertador—enviado desde lo alto para anunciar la esperada liberación de nuestra nación”.
Para otro ejemplo sorprendente de lo que ya estaba sucediendo en 1936 en Alemania, observe este extracto de un sermón de Navidad predicado en Solingen: “La Navidad es una Fiesta de la Luz de nuestros antepasados—los antiguos alemanes, por lo que tiene varios miles de años. En el apogeo del solsticio de invierno, entre el 23 y el 25 del mes de Yule (diciembre), los diversos miembros de cada familia se reunían bajo el liderazgo del cabeza de familia y se reunían bajo un árbol en el bosque. El hombre de invierno—el viejo Ruprecht—como representante del año moribundo, apareció y repartió regalos. Se colocaron antorchas encendidas a un árbol, y pronto la noche de oscuridad más profunda fue iluminada por las llamas ardientes del árbol de Navidad. Con los ojos muy abiertos, jóvenes y viejos se reunieron alrededor del árbol. La oscuridad más profunda de la noche más larga no podía quitarles la esperanza de volver a ver la luz del sol, la cual su dios les daría el año venidero. Y es por eso que todavía damos regalos alrededor del árbol de Navidad. Después de cantar algunas canciones navideñas, nuestros antepasados se fueron a casa con el conocimiento y la alegría en sus corazones de que a pesar de la noche más profunda, a pesar del hielo, la nieve y la oscuridad, su dios no los olvidó ni los abandonó. De ahora en adelante, el sol se elevaba más alto día tras día y trajo calor y alegría a los corazones de nuestros antepasados. E igual que nuestros antepasados no perdieron la fe en la luz y el sol venidero—a pesar del hielo y el frío de la noche más larga—sí, de hecho, incluso celebraron el Festival de la Luz—así nos paramos a luchar hoy a la luz de la larga oscuridad. Alemania, después de la gran guerra estuvo amenazada de colapso. Pero luego llegó quien, a pesar de la gran oscuridad en tantos corazones alemanes, habló de luz y les mostró el camino hacia la luz. Su atractivo encontró eco en cientos de miles de almas alemanas, que llevaron su atractivo aún más allá. Se hinchó como una nube arrolladora y luego ocurrió el mayor milagro—Alemania se despertó y siguió el signo de la luz—la esvástica. La oscuridad ahora está conquistada. Ahora, el sufrimiento que durante tanto tiempo se ha apoderado de nuestro pueblo, por fin ha terminado. El sol está saliendo aún más alto con nuestro antiguo símbolo alemán, la esvástica, y su calor rodea a todo el pueblo alemán, funde nuestros corazones en una gran comunidad alemana. Nadie se queda fuera—nadie necesita pasar hambre o congelarse—a pesar de la noche profunda, la nieve y el hielo, porque el calor de los corazones de todo el pueblo se derrama, en los emblemas del programa de Bienestar Social Nacionalsocialista y el trabajo de Ayuda de Invierno y lleva la Navidad alemana hasta el corazón alemán más abandonado. En esta hora, Adolf Hitler es nuestro benefactor—quien ha superado la noche de invierno con sus terrores para todo el pueblo, y nos ha llevado bajo la esvástica a una nueva luz y un nuevo día”.
Los registros históricos sugieren que Adolf Hitler estaba poseído por demonios—y que esta influencia demoníaca afectó e influyó en aquellos con quienes estuvo en contacto. Un libro escrito por Klaus Fischer, titulado Nazi Germany—a New History, tiene mucho que decir sobre la vida personal de Hitler. Al describir un incidente que tuvo lugar cuando Hitler tenía casi 17 años, dice: “Su único amigo en Linz [en ese momento todavía estaba en Linz, Austria], Gustl Kubizek, informa que Adolf disfrutaba de dar discursos para él mientras los dos amigos caminaban por campos desiertos, puntuando sus discursos con movimientos violentos y gestos vívidos. Una noche, después de escuchar a ‘Rienzi’ de Wagner, Hitler llevó a su amigo a lo alto de una colina empinada, donde con febril emoción comenzó a hablar con una extraña voz áspera que no parecía pertenecerle. Según Kubizek, Hitler parecía poseído por su propio daimon; y en un estado de euforia y éxtasis completa, trasladó el carácter de Rienzi con poder visionario al plano de sus propias ambiciones. Esta fue la primera vez que Kubizek vio este aspecto del desarrollo de la personalidad de Hitler. La creencia de Adolf de que fue elegido para desempeñar un papel providencial en la historia mundial debe haberle parecido extraño a su joven amigo”.
El autor continúa afirmando: “Es bien conocido que Hitler creía que poseía el raro don de la vista profética (“Vorsehung”), y basó algunas decisiones cruciales en esta supuesta percepción… Sintió fuerzas demoníacas invisibles a su alrededor” (página 303). El antisemitismo de Hitler, nos dice Fischer, fue “más allá del prejuicio; era una psicopatología de un tipo que debe clasificarse con la brujería y la demonología en la historia de la raza humana” (página 89).
Cuando Hitler tenía 29 años, “mientras aún sufría los efectos de un ataque con gas mostaza (en ese momento estaba cegado temporalmente), su mente parece haberse quebrado. Se sospecha que cayó en un estado histérico prolongado que parece haber desencadenado una serie de intuiciones de tal poder que las atribuyó a una fuente espiritual superior” (página 99).
Más tarde, nos informa el mismo libro, que el público alemán parecía particularmente hipnotizado por la voz de Hitler. “Había algo misterioso de ella para muchos alemanes, porque no parecía estar enraizado en ningún dialecto o clase local” (página 124).
Y observe esto con respecto al ahora famoso Bierhallen-Putsch en Munich, noviembre de 1923, cuando Hitler tenía 34 años: “Hitler retrocedió al salón principal, donde la audiencia se había vuelto notablemente inquieta e impaciente, y dio una de las actuaciones más convincentes de su vida—tan convincente que el profesor Alexander von Müller, que estaba entre el público esa noche, se refirió a ella como ‘una obra maestra de la retórica’ y confesó que ‘nunca antes había visto cambiar el estado de ánimo de una audiencia masiva tan rápida y dramáticamente. Era casi como si un hechicero estuviera lanzando un hechizo mágico sobre ellos’” (página 154).
Fischer señala que cada vez que Hitler escuchaba música, su amigo Kubizek había observado años antes, era un hombre diferente. Su violencia—porque era muy conocido por su temperamento violento—lo abandonó. Se volvió tranquilo—flexible y manejable. De manera similar, cuando el rey Saúl del antiguo Israel fue acosado por un demonio, David tocó música para él y él también se calmó y se tranquilizó (compárese 1 Samuel 16:14–23).
Además, cientos de personas han atestiguado que la fuerza de la personalidad de Hitler no solo podía atraer, sino convertir a quienes caían bajo su hechizo. Fischer informa sobre los ojos hipnóticos de Hitler: “Sus ojos fascinaban a quienes estaban bajo su influencia. Eran de un azul inusualmente claro, con un ligero matiz de gris verdoso. El mismo Hitler confesó que los había heredado de su madre, cuyos ojos comparó con los de la Medusa griega, cuya mirada penetrante podía convertir a un hombre en piedra” (página 300).
Hitler hizo una declaración notable en 1938, cuando el primer ministro británico, Neville Chamberlain, anunció que quería visitarlo. “El 13 de septiembre, Chamberlain envió un telegrama a Hitler, sugiriendo una reunión personal con el Führer con la esperanza de resolver pacíficamente la crisis de Checoslovaquia. La perspectiva de recibir la visita de un primer ministro británico veinte años mayor que él, haciendo su primer vuelo para verlo, atraía inmensamente la vanidad de Hitler. ‘Ich bin vom Himmel gefallen’ (Caí del cielo), supuestamente exclamó después de recibir el telegrama de Chamberlain” (página 426). Esta no es una simple expresión común en el idioma alemán. Uno puede decir, “Ich bin aus allen Wolken gefallen”, que significa “Me caí de todas las nubes”, al expresar sorpresa. Pero la declaración “Ich bin vom Himmel gefallen”, “Me caí del cielo”, no tiene precedentes en el idioma alemán, tal como la usa Hitler en el contexto. Pero hay un personaje que sí cayó del cielo—hace muchos, muchos, muchos años. Este, por supuesto, era Satanás el Diablo, cuando trató de derribar a Dios (compárese Lucas 10:18).
El embajador francés diría más tarde sobre Hitler: “El mismo hombre, de apariencia afable y sensible a las bellezas de la naturaleza, que frente a una mesa de té expresaba opiniones razonables sobre la política europea, era capaz de los frenesíes más salvajes—el júbilo más salvaje — y la ambición más delirante…. Una cosa es cierta: no era un ser normal. Era, más bien, una personalidad morbosa, un cuasi-loco… un hombre poseído” (página 431). ¡Y eso es lo que era! Llamó a su invasión de Polonia, “Teufelswerk”, obra del diablo.
Cuando todo terminó, observe el estado en que quedó el pueblo de Alemania: “Los alemanes, ahora liberados del hechizo, estaban estupefactos por lo que les había sucedido. Karl Jaspers [un profesor de filosofía] lo resumió todo muy bien al confesar que ‘durante los últimos doce años, nos ha sucedido algo que parece una remodelación de todo nuestro ser. Para ponerlo en forma de imagen: los demonios han hecho caer una lluvia de golpes sobre nosotros y nos han arrastrado, junto con ellos, a un caos que nos ha robado la vista y el oído…. Hemos experimentado algo parecido a la locura de la brujería de la última Edad Media’” (página 345).
La decisión es suya
Verá, la gente adoraba a Hitler, pensando que era su salvador. Sin embargo, no realizó ningún milagro en absoluto. Sin embargo, el Falso Profeta del fin de los tiempos realizará milagros aparentes y, por lo tanto, engañará a la mayoría de las personas en el mundo.
No se equivoque, aceptar la marca de la Bestia y rechazar la señal de Dios afectará su futuro. Dios nos ordena estar atentos a las señales de los tiempos y orar siempre para ser dignos de escapar de las cosas horribles que le esperan a este mundo. Dios nos advierte que rechacemos la marca de la Bestia, y nos ordena guardar sus sábados semanales y anuales, la señal de su pueblo. Ahora está siendo desafiado a tomar una decisión, ya sea para continuar junto con el resto del mundo, que se dirige a la destrucción venidera, o para buscar a Dios y vivir según su verdad como le está siendo revelada. Los verdaderos siervos de Dios recibirán su bendición y fortaleza. Ellos vivirán y reinarán con Cristo el Rey cuando Él desmenuzará estos reinos y gobernará el mundo con justicia.
La decisión es suya. Esperamos y rezamos para que Usted tome la correcta.
Current Events
by Norbert Link
We begin with another appalling attempt in the ongoing witch-hunt against Trump to prevent him from successfully running for the US Presidency, in that the state of Georgia indicted Trump and 18 “co-conspirators” for criminal conduct regarding the 2020 election. This indictment has been described as hypocritical and ridiculous by “a cult of Democrats”; and prosecutor and Trump hater Fani Willis has been described as “basically a terrorist in a prosecutor’s uniform” who has “disgraced the legal profession.”
Please view our new StandingWatch program in this regard, titled, “WHY God Condemns Trump’s Indictments and Biden’s Protection!”
We continue with the willful ignorance or intentional lies of the White House regarding President Biden’s denial of knowledge and involvement in his son’s business dealings; four articles of impeachment having been filed on President Joe Biden, accusing him of “high crimes and misdemeanors,” which, if successful, would remove him from office; and we report on the appointment of controversial prosecutor David Weiss as “special counsel” in the Hunter Biden scandal which has been described as another dirty trick by Attorney General Merrick Garland in his further attempts to protect Joe Biden. Even CNN finds this appointment rather “odd,” prompting some “significant questions about the whole situation.”
In light of these developments, it should not come as much of a surprise that the majority of Republican voters in Iowa believe “the pursuit of former President Donald Trump by the FBI and the Department of Justice smacks of Nazi rule in 1930s Germany.”
In other news, we report on the highly problematic deal between Iran and the USA, apparently “buying the release of jailed Americans in Iran for billions of US dollars”; quote articles pointing out that the US Army and Ukraine are in deep trouble; speak about a “manufactured” overwhelming scientific consensus on climate change; and conclude with the terrible disaster in Maui, Hawaii, and the US government’s pitiful reaction.
In this context, please view our new message, titled, Alarming Developments in the USA, Germany and the Ukraine—Comments on News and Prophecy – YouTube
Throughout this section, we have underlined pertinent statements in the quoted articles, for the convenience and quick overview of the reader.
WHY God Condemns Trump’s Indictments and Biden’s Protection!
Georgia’s District Attorney Fani Willis filed preposterous criminal charges against Trump and 18 codefendants for an alleged conspiracy pertaining to the 2020 election, which, according to legal experts, Democrats have engaged in since at least 1977. It was also pointed out that especially alarming is Willis’ “excessive” and “dangerous” conduct while showing not even a “resemblance of restraint.” Just prior to the indictments in Georgia, White House Press Secretary Karine Jean-Pierre was ridiculed for incorrectly stating that there was “zero evidence” that Joe Biden had “discussed” or was “involved with” his son’s business dealings, while ignoring a “mounting collection of evidence” proving the opposite. Attorney General Merrick Garland’s appointment of David Weiss as special counsel in the Hunter Biden case, after Weiss’s sweetheart plea deal with Hunter fell apart, may be his “last trick card to save Joe Biden,” according to an opinion piece in the New York Post. Even CNN questioned this “odd” appointment. God has some strong and frightening words to say about the current state of affairs in the USA. Will His warning be heard?
Download AudioEurope’s War with America, Britain, Israel and Russia
The soon-coming Great Tribulation includes the destruction and occupation of America, Great Britain and the State of Israel in a nuclear World War III. What is meant with the “abomination of desolation” which will be placed in the Third Temple? When will the prophesied war between Europe and Russia occur? And what IS the sign of Christ’s coming and the end of the world?
Alarming Developments in the USA, Germany and the Ukraine ⎯ Comments on News and Prophecy August 12, 2023
Will an allegedly biased judge in the 2020 Election case against Trump recuse herself? Was the “odd” appointment of David Weiss as special counsel in the Hunter Biden case just a trick of Merrick Garland? Why do most Republican voters in Iowa think that the conduct of the Justice Department and the FBI “is reminiscent of Nazi Germany in the 1930s”? Are we facing coming climate and pandemics lockdowns? Is the US Army descending into a “hollow force”? Why do we need to wake up when Germans are extremely unhappy with their entire political system; when the country is in deep financial trouble; and when fear of war is widespread among German soldiers? And while Germany is hesitant to supply more arms to Ukraine, brutal mobilization by Ukraine military recruitment officers; the suffering of staggering losses; and the apparent failure of Ukraine’s counteroffensive give pause for alarm.
Current Events
by Norbert Link
We begin with further developments regarding the politically motivated and constitutionally failing indictment against Donald Trump pertaining to the election results in 2020. The court case is supposed to be presided over by a biased judge in a hostile environment. We also point out how all charges against Trump could just disappear; and report on the possibility of impeachment by Merrick Garland and four Pinocchios given to Joe Biden for his continuous lies. We also speak on proposals for Trump and Kennedy running together as potential President and Vice-President; and the abominable abolishment of religious exemptions for childhood immunizations in Connecticut (and in many other US states).
We continue with Poland’s diminishing support for Ukraine; the unhappiness of most Germans with their government and the opposition; Germany’s economic hardship; the growing fear of war by German soldiers; Germany’s hesitancy to support Ukraine with more weapons; and the interesting switch in policy of Germany’s right-wing party, the AfD, regarding Europe.
We speak on American anger with Europe; idle attempts by German and Austrian politicians to abolish cash transactions; address the problems and dangers with electric cars; point out misleading and deceiving recommendations by Fauci and others, including Health Secretary Xavier Becerra, regarding the COVID hysteria; and warn of another dictatorial lockdown because of a “new epidemic” and “climate change.”
We conclude with an article about coming persecution and prosecution of Christians in America and the Western world, especially because of the LGBT ideology; and a remarkable article regarding developments in Israel pertaining to the building of the Third Temple.
Throughout this section, we have underlined pertinent statements in the quoted articles, for the convenience and quick overview of the reader.