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Introducción
La Biblia nos dice que estemos vigilantes y listos para el regreso de Cristo. ¿Pero vigilantes de que? Con tantas cosas sucediendo en el mundo, ¿cómo podemos distinguir entre noticias importantes y no importantes? ¿Dónde enfocamos nuestra atención?
Vemos un bloque de poder europeo en desarrollo. Oímos hablar de actividades de la derecha en Alemania y Austria. Escuchamos a la Iglesia Católica proclamar que es la única Iglesia verdadera de Cristo. Algunos especulan que estos desarrollos podrían resultar en un superestado económico europeo con una moneda única, un sistema político y militar e incluso una religión. Pero, ¿esto sería algo bueno? ¿Una Europa así estaría en buenos términos con los Estados Unidos de América? ¿Qué significa esto exactamente?
Tan sorprendente que parezca, lo que está ocurriendo en Europa ha sido predicho y está sucediendo exactamente como fue profetizado en las páginas de un libro muy antiguo—la Santa Biblia. Dios inspiró los escritos de su Libro, y sus profecías son reales. Ningún hombre podría haber conocido estas cosas de antemano, ni ningún hombre podría haber tenido el poder de dirigir tales eventos para que sucedieran exactamente de esa manera. Pero Dios Todopoderoso ha hecho precisamente eso. Y Él ha hecho posible que sepamos lo que Él está haciendo en los asuntos mundiales—pasados, presentes y futuros (Amós 3:7). Sin ver la historia a través de las páginas de la Biblia, no podemos interpretar correctamente los acontecimientos actuales. Así que veamos a dónde Dios dice que nos llevan estos eventos.
Daniel el profeta
Cuando los babilonios conquistaron y destruyeron la antigua ciudad de Jerusalén, tomaron cautivos a algunos de los judíos y los llevaron a Babilonia. Uno de los prisioneros judíos era Daniel, que en ese momento todavía fue un muchacho muy joven. Puede que esté familiarizado con la historia de cómo arrojaron a Daniel al foso de los leones y cómo Dios le perdonó la vida. O puede que haya oído hablar de sus tres amigos, también judíos cautivos, y de cómo Dios les perdonó la vida en el horno de fuego. Pero, ¿sabía que Daniel también fue uno de los profetas más grandes de todos los tiempos? Dios reveló eventos a Daniel que AHORA están sucediendo. Daniel mismo no entendió todo lo que Dios le inspiró a escribir, ya que estas cosas fueron escritas para que las entendiéramos hoy (Daniel 12:8–10).
En Daniel 2, Nabucodonosor, el rey de Babilonia, se había preguntado qué pasaría después de su reinado. Quería conocer el futuro, entonces Dios le envió un sueño peculiar para hacerle saber lo que sucedería. Sin embargo, el rey no pudo interpretar el sueño. Así que recurrió a sus hechiceros y astrólogos. Pero a fin de confiar en su interpretación, no les dijo lo que había soñado, sino que les pidió que se lo dijeran ellos. Sin embargo, ninguno de ellos pudo hacerlo.
Cuando Nabucodonosor se enteró de que Daniel podía interpretar sueños, mandó a que lo buscaran para que interpretase este sueño extraño. Dios reveló los contenidos del sueño y su significado a Daniel, y pudo transmitirlos al rey. Daniel primero cuenta los detalles del sueño: “Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:31–35).
¡Imagine el asombro de Nabucodonosor! ¿Cómo podía este esclavo judío saber estas cosas cuando ninguno de sus magos podía decírselo? Verso 36: “Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey”. Daniel se refiere a “nosotros”, sin embargo estaba solo. Daniel reconoció que Dios estaba hablando a través de él. Esta no fue la propia interpretación personal de Daniel.
Continúa en el versículo 37–38: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad… tú eres aquella cabeza de oro”. Nabucodonosor fue representado en esta imagen como el rey del primer imperio mundial desde ese momento en adelante, el Imperio caldeo o neobabilónico. Pero este sueño no se trataba solo de Nabucodonosor. También representaba eventos que tendrían lugar después de su reinado. Daniel continuó en el versículo 39: “Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; [representado en la estatua como el pecho y los brazos de plata] y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra [el vientre y los muslos de bronce]. Y el cuarto reino será fuerte como hierro… y desmenuzará y quebrantará todo [las piernas de hierro]”. Los diez dedos de los pies [hierro y barro] simbolizaron diez reyes que gobernarían juntos en los tiempos finales, antes del regreso de Cristo. Cuando estos diez reyes lleguen al poder, gobernarán solo por un corto tiempo. Porque Dios enviará a Jesucristo para establecer un reino que consumirá a todos los gobiernos humanos, simbolizado por la PIEDRA que desmenuza los pies de la imagen y la aplasta (versículos 41–45).
El sueño representa SÓLO CUATRO imperios mundiales sucesivos en la historia desde la época de Daniel. El primero, como hemos visto, fue el Imperio Neobabilónico. ¿Cuál fue el segundo? Daniel 5 nos da la respuesta. El rey babilónico Belsasar, descendiente de Nabucodonosor, dio una fiesta durante la cual profanó las cosas sagradas tomadas del templo de Jerusalén. De repente, se vieron los dedos de una mano trazando la famosa escritura “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN” en la pared (versículos 24–25). Nadie pudo explicar el significado hasta que llamaron a Daniel, quien ahora fue un anciano. Le dijo a Belsasar que Dios había decretado que su reino le sería quitado y dado a los medos y los persas. Esa misma noche, Belsasar fue asesinado y Darío el Medo recibió el reino (versículo 30). Por lo tanto, los brazos de la estatua del sueño de Nabucodonosor representaban el reino de los medos y los persas.
¿Cuál es, entonces, la identidad del tercer reino? En Daniel 8, Dios le dio una visión a Daniel mismo. En ella vió un carnero con dos cuernos. El segundo cuerno creció después y era más alto que el primero. Este carnero era un animal conquistador, al que ningún otro animal podía resistir, hasta que un macho cabrío con un solo cuerno entró en escena muy rápidamente. Atacó al carnero, lo derribó en la tierra y lo pisoteó. Después de eso, este macho cabrío se engrandeció sobremanera.
Dios envió al ángel Gabriel para explicar el significado de la visión. Versículo 20: “En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia”. Como hemos visto, cuando Babilonia fue conquistada por el Imperio Medo-Persa, el reino conquistador fue gobernado por Darío el Medo. Pero luego, el lado persa del reino se hizo más poderoso, por lo que el segundo cuerno, que vino después, era más grande que el primero. En cualquier caso, debe quedar claro que el macho cabrío que pisoteó al carnero simboliza el tercer imperio mundial. ¿Y qué imperio representaba el macho cabrío exactamente? Daniel 8:21: “El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero”. Al estudiar la historia, podemos ver que Grecia, después de que los macedonios la conquistaron, sometió y conquistó al Imperio Medo-Persa. Eso produciría a su rey más poderoso, Alejandro Magno, el cuerno grande en la visión de Daniel. De hecho, cuando Alejandro estuvo en Judea más tarde, se le mostraría este relato en el libro de Daniel y él mismo reconocería que esta profecía se refería a él.
El ángel Gabriel continuó explicando que después de la muerte de Alejandro, su imperio se dividiría en cuatro poderes. Verso 22: “Cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la [misma] fuerza de él”. Nuevamente, la historia confirma que eso fue exactamente lo que sucedió. Cuando Alejandro murió, su imperio terminó dividido entre cuatro de sus generales. Es asombroso darse cuenta de que esta profecía, dada cientos de años antes de estos eventos, se cumplió exactamente como se había predicho.
Ahora hemos identificado los primeros tres imperios mundiales de la época de Daniel—el imperio neobabilónico, el imperio medo-persa y el imperio greco-macedonio. ¿Cuál es el cuarto? En el capítulo 7, Dios le había dado a Daniel otro sueño—este involucra a cuatro grandes bestias que subían del mar. Un ángel explica que las bestias representan cuatro reyes o reinos. Daniel 7:4: “La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre”. Esto describe claramente al Imperio Babilónico y a su rey más poderoso, Nabucodonosor. Debido a su orgullo, Nabucodonosor se volvió loco por siete años, viviendo como un animal, hasta que Dios le devolvió su cordura (Daniel 4). Esta restauración está simbolizada aquí por el corazón del hombre dado a la bestia, y por el hecho de que ahora está de pie como un hombre, habiendo vivido anteriormente como un animal.
Daniel luego describe a la segunda bestia semejante a un oso (7:5), que representaba el segundo imperio mundial, el Imperio Medo-Persa. A esto le seguiría una tercera bestia descrita por Daniel semejante a un leopardo en el versículo 6: “Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio”. El tercer imperio, como hemos visto, fue el Imperio Griego. Las alas del ave muestran la rapidez con la que Alejandro conquistó el mundo, como también lo simboliza la rapidez de la cabra en la otra visión. Las cuatro cabezas de esta bestia representan a los cuatro generales entre los cuales se dividió el imperio después de la muerte de Alejandro. También fueron simbolizados como el cabrío con cuatro cuernos.
Entonces, ¿qué hay del cuarto reino en el sueño de Nabucodonosor en Daniel 2, simbolizado por piernas hechas de hierro? En esta visión de las cuatro bestias en el capítulo 7, Daniel describe la cuarta bestia en el versículo 7: “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”.
El significado se explica en el versículo 23: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes”. Así que la bestia con dientes de hierro sería diferente de los reinos anteriores porque de ella surgirían diez reyes o reinos. Tenga presente ahora el sueño de Nabucodonosor de la estatua con sus piernas de hierro y sus pies y diez dedos de hierro y arcilla.
¿Qué reino o imperio reemplazó al Imperio Griego y sus cuatro divisiones? La historia nos cuenta que fue el Imperio de Roma. La cuarta bestia que Daniel ve en esta visión con sus dientes de hierro simboliza el cuarto imperio mundial—el Imperio Romano—que durará hasta el regreso de Cristo. ¿Pero cómo puede ser eso? ¿No se ha terminado hace mucho tiempo el Imperio Romano—es una reliquia del pasado? Debemos recordar que la Biblia nos dice que saldrían diez reyes del cuarto reino. En otras palabras, el Imperio Romano caería, pero sobreviviría a través de diez renovaciones o resurrecciones, hasta el regreso de Cristo. ¡Sorprendentemente, la décima y última resurrección del Imperio Romano está en proceso de formación en Europa ahora mismo! Y esta décima resurrección durará hasta el regreso de Cristo. ¡Sí, el regreso de Cristo es inminente! Por eso es fundamental observar y comprender lo que está sucediendo en el escenario mundial.
Acontecimientos del fin de los tiempos revelados a Juan
En el Libro del Apocalipsis, Jesucristo reveló los eventos del fin de los tiempos al Apóstol Juan. Al igual que Daniel, Juan ve bestias de aspecto peculiar que simbolizan los imperios que gobiernan el mundo. Juan describe lo que vio en una de esas visiones en Apocalipsis 13:1: “Y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león”. Los paralelos con las cuatro bestias que Daniel vio antes son notables—la primera bestia en la visión de Daniel era como un león, la segunda como un oso y la tercera como un leopardo. Aquí Juan ve solo una bestia, pero tiene elementos combinados de todas las bestias que vió Daniel—un león, un oso y un leopardo. Además, la bestia que Juan vió tenía siete cabezas. Y si cuenta las cabezas de las cuatro bestias que vió Daniel, también hay siete cabezas—la cabeza del león, la cabeza del oso, las cuatro cabezas del leopardo y, por supuesto, la cabeza de la cuarta bestia. Además, la bestia que vió Juan tenía diez cuernos, y la cuarta bestia que vió Daniel también tenía diez cuernos.
La bestia que Juan vió representa al Imperio Romano. Se ve como una bestia compuesta, ya que se había tragado los tres reinos anteriores. El imperio babilónico, el imperio medo-persa y el imperio griego ya habían ido y venido—aunque su territorio y sus características habían sido absorbidos por Roma.
Roma se levanta—una y otra vez
Sigamos la historia de la Bestia Romana. Apocalipsis 13:3: “Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada”. El Imperio Romano cayó y el mundo creyó que nunca más se levantaría (simbolizado por la herida mortal). Pero Dios reveló a través de Daniel y el Apóstol Juan que en realidad habrían diez resurrecciones del Imperio Romano, nueve de las cuales ya han ocurrido.
Después de la destrucción de Roma, tres poderes llamados “bárbaros”, que eran todos seguidores de una facción no ortodoxa nominalmente cristiana llamada arrianismo, revivieron el Imperio Romano. Esto sucedió bajo el rey Genserico de los vándalos, bajo el rey Odoacro de los hérulos y bajo el rey Teodorico de los ostrogodos. Estos son los tres primeros cuernos de la cuarta bestia que vió Daniel—las tres primeras resurrecciones del Imperio Romano.
Luego, la cuarta resurrección ocurrió bajo Justiniano en el año 554 d.C. En ese momento, las tierras del antiguo Imperio Romano Occidental fueron recuperadas de los “bárbaros” arrianos por los romanos del Imperio Oriental bajo su emperador, Justiniano. También restauró el gobierno del catolicismo romano “ortodoxo” en Occidente. Conocida en la historia como la Restauración Imperial, muchos la interpretan como la “curación de la herida mortal” bíblica que el Imperio Romano había recibido de los poderes bárbaros.
La quinta resurrección ocurrió bajo Carlomagno (Carlos el Grande) en 800 d.C. La sexta ocurrió bajo Otón el Grande en 962 d.C. La séptima ocurrió bajo Carlos V de Habsburgo en 1530, la octava bajo Napoleón Bonaparte que gobernó desde 1804 hasta 1814, y sí, la novena también ha ocurrido ya, bajo Mussolini y Hitler. Por tanto, lo que está sucediendo ahora mismo en Europa es la décima y última resurrección de ese mismo Imperio Romano. Como podemos ver, si juntamos las profecías de la Biblia con la historia, esto nos da entendimiento del pasado, el presente y el futuro.
Analizemos ahora Apocalipsis 17, donde a Juan se le da otra visión de una bestia con diez cuernos. Escribe lo siguiente: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes [por un tiempo muy corto] juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes” (versículo 12). Estos diez reyes tratarán de conquistar a Jesucristo cuando regresa, pero serán derrotados—como lo describe la piedra en Daniel 2 que destroza no solo los dedos de los pies, sino la estatua entera.
Podemos ver que estas profecías encajan como pequeñas piezas de un gran rompecabezas y, una vez juntas, forman un panorama general. ¡Es emocionante entender lo que Dios revela sobre los eventos mundiales a través de estas profecías! Según estas visiones de Daniel y Juan, la resurrección final del Imperio Romano involucraría a diez reyes, todos en el poder en el momento del regreso de Cristo. Europa está siendo dirigida a cumplir estas profecías a medida que las naciones intentan unirse, primero sobre la base de la economía, pero finalmente sobre la base de los intereses militares y la unidad religiosa también. Ya se habla entre los líderes europeos de una constitución federal para gobernar las naciones participantes. La historia se desarrolla exactamente como la Biblia predice.
Identidad de la bestia del fin de los tiempos
La palabra “bestia” en la terminología bíblica puede referirse a un sistema de gobierno y al líder de ese sistema, así como las palabras “reino” y “rey” se refieren a un imperio y también al líder de ese imperio. Tanto Daniel como Juan vieron bestias en sus visiones, identificadas como imperios mundiales. Pero cada imperio tiene un líder. ¿Podemos identificar al líder exacto de la resurrección final del Imperio Romano?
Apocalipsis 19:19 dice que la Bestia, los reyes de la tierra y sus ejércitos se reúnen para pelear contra el Jesucristo regresado. La Bestia aquí se refiere a un individuo que guiará a los reyes de la tierra y sus ejércitos a luchar contra Jesucristo cuando regrese. Él es el último líder del fin de los tiempos del Imperio Romano revivido.
Dios revela más acerca de este líder del fin de los tiempos en Daniel 11. Esta profecía comienza con el gobierno de Persia (el segundo imperio) y cubre los siglos y eventos subsiguientes hasta el regreso de Cristo. El rey del Norte es el líder final del Imperio Romano revivido y el rey del Sur es un líder poderoso en la región árabe del mundo. Puede que aún no conozcamos al líder europeo emergente que se convertirá en el rey del norte, pero la Biblia describe su naturaleza. Daniel 11:36 dice: “Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá”. La “ira” es una referencia a la ira de Dios de la que se habla en el libro del Apocalipsis. Dios se enojará con todas las naciones porque lo han abandonado y están viviendo tan mal, igual que en el tiempo de Noé. Este líder final del Imperio Romano, entonces, se exaltará a sí mismo hasta que la ira de Dios lo derribe.
Continuando en Daniel 11:38, “Mas honrará [la Bestia] en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan”. Este líder militar conquistador no tendrá respeto por el Dios Todopoderoso del cielo. Versículo 40: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”. ¿Recuerda al leopardo veloz en Daniel? ¡El rey del norte esencialmente se enfrentará al rey del sur en un blitzkrieg (guerra relámpago)! Luego dice: “Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán”. En la Segunda Guerra Mundial, Mussolini invadió el Oriente Medio, pero nunca llegó a Jerusalén. ¡El próximo y último líder del Imperio Romano hará precisamente eso! Versículo 44: “Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán [amenazas provenientes de países al noreste de Jerusalén, como Rusia, China, India y Japón]; y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos”.
¡Esto significa guerra en el Medio Oriente! Una guerra que se extenderá a países del antiguo bloque del Este. ¡Los próximos “Estados Unidos de Europa”, bajo el liderazgo del rey del Norte, participarán en una guerra mundial con el Oriente Medio y Lejano! ¡Sí, otra guerra mundial!
Luego, en el versículo 45 dice: “Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo [Jerusalén]; más llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude”. ¿Por qué nadie le ayudará? ¿Qué pasa con los Estados Unidos de América, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña? No parecen mencionarse aquí en esta guerra desencadenada por la Europa unida. ¿Son neutrales? No. Para cuando se cumpla esta profecía, estas naciones ya no estarán libres para ayudar.
Los Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía
Los registros históricos y arqueológicos a la luz de la evidencia bíblica han demostrado claramente que Gran Bretaña y los Estados Unidos de América descienden de Efraín y Manasés, los hijos de José de la tribu de Israel (El estado moderno de Israel desciende de Judá, también de la tribu de Israel). También se ha aprendido que las naciones modernas de habla alemana son descendientes de los asirios bíblicos.
Con estos antecedentes, observese Oseas 5:13: “Y verá Efraín [la Gran Bretaña moderna y las naciones de la Commonwealth Británica] su enfermedad, y Judá [el estado moderno de Israel o los judíos] su llaga [aparentemente infligida en una guerra aún por venir]; irá entonces Efraín a Asiria [la Alemania moderna] y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga”.
Jareb no fue el nombre de ningún emperador asirio histórico. En cambio, el rey Jareb de Asiria en realidad es el rey del norte y el líder de la Europa unida del fin de los tiempos. La palabra Jareb en hebreo tiene la connotación de un luchador, uno que es pendenciero o alguien que luchará. Y en efecto, será un luchador y será pendenciero. Muchas traducciones de la Biblia lo llaman el Gran Rey. Incluso puede ser llamado por el título, “el Grande”, al igual que otros antes que él—Otto el Grande, Carlos el Grande y Alejandro el Grande.
Esta profecía parece indicar que Efraín, Inglaterra y la Commonwealth británica, así como Judá, los judíos, primero se llevan bien con Asiria, Alemania. Incluso les piden ayuda, pero no llega. Y poco después, cualquier relación amistosa cambiará. En este momento, Europa disfruta de una relación bastante buena con Gran Bretaña y los Estados Unidos. ¡Pero esto no durará, y el mundo entero se asombrará del cambio!
Oseas 7:11: “Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto [por ayuda], acudirán a Asiria [por ayuda]. Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones”. Ahora, ¿por qué Dios haría tal cosa? Oseas 9:1 responde: “No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo”. En otras palabras, las naciones modernas de Israel y Judá han adoptado costumbres paganas y rechazaron la adoración del Dios verdadero. Dios advierte a través de la profecía lo que va a hacer y por qué, para que no quepa ninguna duda.
Oseas 9:3 da detalles sobre el futuro de estas naciones descarriadas: “No quedarán en la tierra de Jehová, sino que volverá Efraín a Egipto y a Asiria, donde comerán vianda inmunda”. Así como el Israel del Antiguo Testamento fue esclavizado en Egipto, los descendientes modernos de Israel, principalmente los pueblos británicos y los pueblos de los Estados Unidos de América, también serán esclavizados. Seguramente parece increíble en este momento que se convertirán en prisioneros de guerra, ¡pero se profetizó que sucederá así! Jeremías 50:33 dice: “Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar”.
Otra profecía clara y aleccionadora del castigo de Israel y Judá se puede encontrar en Ezequiel 6:6: “Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados…. Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová. Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras. Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí”.
En Ezequiel 39:23, Dios declara: “Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro”. Incluso las naciones gentiles sabrán por qué Dios permite este cautiverio de los descendientes modernos de Israel y Judá. Los alemanes serán el pueblo dominante de la próxima Europa unida, que conquistará tanto a los Estados Unidos de América y Gran Bretaña como a los judíos, transportando cautivos a Europa y Egipto. Todo esto sucederá justo antes del regreso de Jesucristo—pues, en el resto de Ezequiel 39, el profeta revela que Cristo vendrá para liberar a los cautivos y para traerlos de regreso a su tierra.
Oseas 11 confirma esto. Jesucristo dice: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? [Dios] rugirá como un león; rugirá, y los hijos vendrán temblando… Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová” (versículos 8–11). Jesucristo va a volver para acabar con este cautiverio. También, en Jeremías 46:27, dice: “Y tú no temas, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia [todos tus descendientes] de la tierra de su cautividad”.
Cristo regresará para poner fin a la guerra y la destrucción en curso. Las condiciones serán tan terribles que si Jesucristo no interviniera, toda la humanidad sería aniquilada. Él declara en Mateo 24:22: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”. Eso significa que ningún ser humano sobre la faz de la tierra sobreviviría. Debe comprender lo que está sucediendo y lo que debe hacer para ser salvo.
Isaías 10:5 revela más acerca de la persona que lanzará al mundo a una guerra devastadora: “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira”. Dios usará a Asiria para castigar a Israel y Judá, pero después se ocupará de Asiria. Versículo 6: “Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles”. ¡Dios mismo está llamando a la casa moderna de Israel una nación impía porque lo han abandonado! Pero luego dice algo interesante acerca de Asiria. “Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas”. El rey de Asiria no se dará cuenta de que Dios lo está usando. De hecho, como hemos visto, Él blasfemará contra el verdadero Dios. Elegirá seguir a un dios extranjero y extraño. Así que no está en su corazón ser una herramienta en las manos de Dios. Tiene la intención de conquistar naciones y ganar poder. Pero Dios eventualmente lo derribará debido a su arrogancia y orgullo. Verso 12: “Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos”.
¿Cómo? Isaías 14:25 dice: “Quebrantaré al asirio en mi tierra [recuerde, el rey Jareb, el rey del norte, finalmente trasladará su cuartel general a Jerusalén] y en mis montes lo hollaré; y su yugo [el yugo de la esclavitud que inflige sobre Israel y Judá] será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro”.
Isaías 30:30–33 especifica cómo tratará Dios con el rey de Asiria. “Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo. Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. [¿Recuerda la piedra que vino del cielo y golpeó los diez dedos de los pies de la estatua? Los diez dedos de los pies son los diez reyes que dan su lealtad a la Bestia, el Rey de Asiria.] Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos”.
Versículo 33: “Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey”. Ahora, ¿quién o qué es Tofet? Tofet es una palabra hebrea que significa “un lugar ardiente” o “un lago de fuego”. Entonces, se prepara un lago de fuego para el rey de Asiria. Dios hizo este Tofet, este lago de fuego, profundo y ancho. El versículo 33 continúa: “cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende”. Esto se correlaciona con Apocalipsis 19, donde la Bestia, el líder del sistema romano del fin de los tiempos, será arrojado a un lago de fuego y azufre cuando Jesucristo regresa.
Es claramente Jesucristo y no un hombre quien arrojará al Rey de Asiria a este lago de fuego. Como dice Isaías 31:8–9, “Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre… cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén”.
Es interesante notar que al menos tres líderes, y posiblemente hasta siete líderes, de las diversas resurrecciones del Imperio Romano eran descendientes de los asirios. Y la Biblia nos informa que el último líder, llamado el rey del Norte, la Bestia y el Rey Jareb, también será asirio. Por ese motivo, debemos prestar mucha atención a lo que sucede en Europa, y entre los alemanes en particular.
La bestia escarlata
En Apocalipsis 17, al apóstol Juan le fue dado una visión de una bestia diferente a la del capítulo 13—es una bestia escarlata pero también con siete cabezas y diez cuernos. La diferencia más llamativa, sin embargo, es que la bestia escarlata está cabalgada por una mujer—una ramera. Apocalipsis 17:5 identifica a la mujer como “UN MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA”. Esta mujer se representa en el versículo 6 como ebria de la sangre de los mártires de Jesús. En el versículo 18 también se identifica a la mujer como la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra, la ciudad asentada sobre siete montes (versículo 9). Aunque aquí se llama Babilonia, ¡la famosa Ciudad de las Siete Colinas es la ciudad de Roma!—sucesora política, militar, económica y religiosa de la antigua Babilonia. Es esta ciudad la que cabalga sobre la bestia escarlata de las siete cabezas y los diez cuernos. Las siete cabezas de la Bestia son siete reyes o siete reinos (versículo 10). Estos son reinos sucesivos, uno seguido del otro. Cinco de ellos han caído, uno está activo, y el último aún no ha venido.
En Apocalipsis 13, los diez cuernos de la bestia representan diez resurrecciones del Imperio Romano. Nueve, como hemos visto, ya han tenido lugar, y el décimo ahora está en las etapas preliminares de formación. Comparando la bestia en Apocalipsis 13 con la bestia en Apocalipsis 17, podemos ver que las cabezas de la bestia en Apocalipsis 17 representan las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano—la última resurrección estando justo delante de nosotros, que incluirá los diez cuernos o gobernantes mencionados anteriormente. La mujer está sentada sobre estas últimas siete resurrecciones de la bestia. Es decir, la mujer solo fue instrumental en las últimas siete resurrecciones del Imperio Romano, no en las primeras tres.
Esta mujer o ciudad se describe como un poder económico y un poder religioso. La Ryrie Study Bible comenta en una nota al pie de página sobre Apocalipsis 17:5: “Aunque la famosa ciudad de Babilonia estaba en el río Éufrates, el nombre parece ser una referencia simbólica a Roma. En el capítulo 18 representa más el aspecto político y comercial del Imperio Romano revivido. Por lo tanto, el término se refiere tanto a una ciudad como a un sistema (religioso y comercial) relacionado con la ciudad (muy parecido a ‘Wall Street’, que es a la vez un lugar y un sistema)”.
Una declaración interesante en el Halley’s Bible Handbook está de acuerdo con esta evaluación: “La descripción de Babilonia la Grande… encaja exactamente con la Roma del Papa. Nada más en la historia mundial encaja”. El Unger’s Bible Handbook afirma: “La gran ramera denota un sistema religioso que compromete la verdad por el poder mundano”. Ella es culpable de prostituir la verdad y la pureza, intoxicando a los hombres con sus doctrinas y prácticas que violan la Palabra de Dios. Ella encabeza el sistema religioso corrupto del fin de los tiempos. Representa en su ámbito más pleno todos los movimientos religiosos apóstatas—desde el inicio de la antigua Babilonia de Nimrod hasta el terrible consumo y el cristianismo apóstata y otras fuerzas religiosas malvadas de los últimos días. El Imperio Romano revivido, con su emperador del fin de los tiempos—la Bestia—aparece como el agente de la destrucción de la ramera. La mujer tiene su cuartel general en la capital de la Bestia, que es la ciudad de las siete colinas de Roma” (página 870).
Note que son las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano los que están cabalgados por la mujer, un poder religioso. Los tres primeros no lo fueron. Los primeras tres resurrecciones ocurrieron bajo líderes con una religión diferente, la del arrianismo, que fue etiquetada como herejía por la Iglesia Católica Romana. Pero los últimos siete ocurrieron bajo el control y con la aprobación de la Iglesia de Roma. Repasemos lo que ha sucedido históricamente, observando las diversas resurrecciones romanas que ya hemos visto:
La primera de las siete últimas resurrecciones del Imperio Romano ocurrió bajo Justiniano en el año 554 d.C. Él fue el responsable principal de aniquilar a las tribus bárbaras, pero lo hizo a instancia de una sucesión de papas romanos. La segunda de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Carlomagno o Carlos el Grande, quien fue coronado en el año 800 d.C. por el Papa León III. La tercera de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Otto el Grande, bajo cuyo nombre se acuñó el “Imperio Romano de la Nación Germánica”. Fue coronado en 962 por el Papa Juan XII. La cuarta de las siete últimas resurrecciones ocurrió bajo Carlos V Habsburgo, quien fue coronado en 1530 por el Papa Clemente VII. En ese momento, el nombre “Sacro Imperio Romano Germánico” era de uso popular debido al contacto estrecho entre el estado y la llamada Santa Iglesia Romana. Luego, la quinta resurrección de los últimos siete ocurrió bajo Napoleón Bonaparte, quien también fue coronado por un Papa.
La sexta de las últimas siete resurrecciones ocurrió bajo Hitler y Mussolini. Aunque ni Hitler ni Mussolini fueron coronados por un papa, existió una asociación estrecha entre la ciudad de Roma bajo el Papa Pío XI e Italia y Alemania. En esta asociación, Mussolini firmó el Tratado de Letrán con el papado en 1929, estableciendo la soberanía papal sobre la Ciudad del Vaticano. Este evento afirmó el catolicismo romano como la única religión de Italia y, a su vez, el papado reconoció oficialmente a Mussolini como el gobernador italiano legítimo. Más tarde, Mussolini proclamaría que había revivido el Imperio Romano y se llamaría a sí mismo emperador romano. Además, el Vaticano firmó un concordato con Hitler en 1933, protegiendo los derechos de la Iglesia bajo el régimen nazi. Esto le dio al gobierno de Hitler una apariencia externa de legitimidad.
La séptima y última resurrección del Imperio Romano, aunque aún está por delante de nosotros, ya está comenzando. Al igual que ocurre con las seis resurrecciones anteriores, la mujer—la ciudad papal de Roma—también “cabalgará” o dirigirá las actividades de la séptima resurrección.
Esto también fue profetizado en la visión de Daniel de las cuatro bestias—la cuarta bestia teniendo diez cuernos. Los diez cuernos representan los diez renacimientos del Imperio Romano. Daniel 7 trata de los primeros tres de estos renacimientos. Luego, en el versículo 8, Daniel dice: “Mientras yo contemplaba los [diez] cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros”.
¿Quién o qué es este cuerno pequeño? Un ángel fue enviado a Daniel para explicarlo. Dice en el versículo 24: “Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará”. Sería responsable de la desaparición de los primeros tres renacimientos del Imperio Romano. “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, e intentará cambiar los tiempos y la ley”. Este cuerno pequeño, el poder religioso sinónimo de la mujer montada sobre la bestia escarlata, cambiaría los tiempos y la ley, o más bien, cambiaría la ley respecto a los tiempos santos. Este poder se describe de otra manera en el libro del Apocalipsis.
En Apocalipsis 13:11–17, Juan ve una segunda bestia que tiene dos cuernos como un cordero pero habla como un dragón. Es un poder religioso que pretende ser el Cordero o Jesucristo, pero está influenciado por el dragón o Satanás. La segunda bestia, se nos dice, ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia. Desde el momento en que la segunda bestia llega a la escena, ambas bestias seguirán existiendo, una al lado de la otra. Esta bestia hace grandes señales, incluso hace que fuego desciende del cielo a la vista de los hombres. “Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la [primera] bestia”. La primera bestia, el poder político, no hace ninguna señal, pero la segunda bestia, el poder religioso, sí lo hace. “Y hacia [la segunda bestia, idéntica al cuerno pequeño y a la mujer que cabalga sobre la bestia] que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente, y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la [primera] bestia, o el número de su nombre”.
¿Cómo será identificado?
¿Qué es esta marca de la Bestia? ¿Y qué tiene que ver con esto la segunda bestia, el poder religioso? La marca viene de la primera bestia. Pero la segunda bestia hace que todas las personas acepten esta marca. Podemos obtener una pista sobre su carácter a partir de lo que sucedió antes en el Imperio Romano y sus resurrecciones. Note lo que dice el historiador Will Durant en The Age of Faith, volumen 4 de su renombrada obra, The Story of Civilization, sobre el Código de Justiniano: “Este Código, como el de Teodosio, promulgó el cristianismo ortodoxo como ley. Comenzó estando a favor de la Trinidad…. Reconoció el liderazgo eclesiástico de la Iglesia Romana y ordenó a todos los grupos cristianos que se sometiesen a su autoridad… Los herejes reincidentes serían condenados a muerte… y los demás disidentes sufrirían la confiscación de sus bienes, y serían declarados incompetentes para comprar o vender, heredar o legar; excluidos de los cargos públicos, prohibidos de reunirse e inhabilitados para demandar a los cristianos ortodoxos por deudas” (1950, página 112).
Entonces, a los que no eran católicos ortodoxos se les prohibió comprar y vender—es decir, realizar negocios. De hecho, los que se titularon “herejes” se enfrentaban a una sentencia de muerte. Por lo tanto, la marca de la Bestia aparentemente significa participación general en el sistema de adoración del Imperio Romano revivido. Por supuesto, hay algunos aspectos de la adoración que delinean aquellos que se niegan a participar más que otros factores.
Recuerde, el cuerno pequeño tenía la intención de cambiar los tiempos y las leyes—en efecto, de cambiar la ley con respecto a los tiempos santos—y persiguió al pueblo de Dios que no aceptó su cambio. Dios ordenó a su pueblo que guardase ciertos tiempos santos y, durante estos tiempos santos, su pueblo no debería participar en el comercio. El cuerno pequeño cambió esos tiempos, reemplazando los tiempos santos de Dios con tiempos designados por el hombre para ser santos. Un aspecto muy obvio de la marca de la Bestia, entonces, aparentemente girará en torno a los días de adoración—de hecho, esto en sí mismo impactaría en los días en los que se podrían realizar “compras y ventas”. Y el cuerno pequeño, la mujer montada sobre la bestia, hará que la gente acepte la marca de la Bestia bajo pena de muerte. Como en el pasado, parece que la mujer influirá en el poder político del Imperio Romano para mandar a la gente a trabajar durante los tiempos santos de Dios, mientras prohíbe el trabajo en otros tiempos, y así “causando” (Apocalipsis 13:15) que verdaderos cristianos que se nieguen a obedecer sean condenados a muerte.
La Biblia es muy clara acerca de qué días DIOS ha santificado—el sábado semanal (desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado) y ciertos días santos anuales, que también se llaman sábados en la Biblia (compárese Levítico 23). Dios ordena a su pueblo en Éxodo 31:13–17: “En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [en plural—el sábado semanal y los siete sábados anuales] porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones…. Guardaréis el día de reposo… porque santo es a vosotros…. cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá”. Entonces, en contraste con la marca de la Bestia, tenemos una señal de Dios y Su pueblo—la observancia de sus sábados.
El mandamiento del sábado, debe entenderse, no es solo para el pueblo judío, como argumentarán muchos hoy. Más bien, el sábado fue hecho, como dijo Cristo, “por el hombre” (Marcos 2:27) en el mismo momento en que el hombre fue creado—cuando no había distinción entre judíos y no judíos. Claramente fue hecho tanto para israelitas como para gentiles (Isaías 56:6–7).
La Biblia aclara la diferencia entre santificar el día de reposo y abstenerse de utilizar el día de reposo para nuestros propios fines. Isaías 56:2 dice: “Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal”. Dios dice en Isaías 58:13: “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová”.
La Biblia asocia la mano derecha con nuestras acciones y asocia la frente con el asiento de nuestros pensamientos. Recuerde, la marca de la Bestia sería aceptada en la mano derecha y en la frente. En Ezequiel 3:7–9 Dios lamenta el hecho de que Israel, tanto el antiguo como el presente, no le escuchan. Dice así: “Mas la casa de Israel no te querrá oír [es decir, Ezequiel], porque no me quiere oír a mí…. He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes”. Dios estaba hablando de los pensamientos, o las mentes de las personas. En Éxodo 13:9, la observancia de los sábados de Dios está asociada con la mano derecha y la frente también. Leemos: “Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos [es decir, en tu frente], para que la ley de Jehová esté en tu boca”.
Es interesante notar que, así como la gente de este mundo acepta la marca de la Bestia en sus frentes, así Dios también pondrá una marca o una señal en la frente de aquellas personas que se angustian por las atrocidades de ese tiempo. Y Él hará esto para protegerlos del daño. Dios le dice a sus ángeles en Ezequiel 9:4–6: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella… pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis”. El libro del Apocalipsis también habla de Dios protegiendo a sus siervos. Él les dice a sus ángeles: “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios” (Apocalipsis 7:3).
En Apocalipsis 20:4, Juan dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Aquellos que RECHAZAN la marca de la Bestia serán recompensados con la vida eterna y gobernarán con Cristo durante el Milenio, el Milenio de Dios. Aquellos que SÍ reciban la marca de la Bestia serán castigados por Dios: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira” (Apocalipsis 14:9–10). ¡Estas son advertencias serias! Debemos estar seguros de que somos identificados por la señal de Dios, no por la marca de la Bestia.
Culto sabático o dominical?
¿Alguna vez se ha preguntado por qué la gente asiste a cultos los domingos en lugar de los sábados? ¿O por qué guardan la Pascua y la Navidad? ¿O por qué no guardan los días santos ordenados por Dios? Ahora analizaremos estos asuntos y veremos qué tienen que ver con la marca de la Bestia.
Repasemos nuevamente la influencia que el cuerno pequeño ha tenido a lo largo de la historia. Aunque los sábados semanales y anuales son santos para Dios y Él ordenó que los cristianos los guardaran, el cuerno pequeño cambió la ley con respecto a los tiempos santos sustituyéndolos con otros días de adoración—reemplazando el sábado semanal con el domingo y los sábados anuales con días festivos tradicionales como la Pascua y la Navidad. La Navidad y la Pascua tienen sus raíces en el paganismo, como cualquier buena enciclopedia mostrará. Incluso la adoración dominical semanal nos llegó del paganismo—la honra al dios sol en el día del sol.
Algunos argumentan que la Biblia ha aprobado un cambio del sábado al domingo. Pero un estudio honesto de las Escrituras muestra que la Biblia no justifica tal cambio. Hebreos 4:9 dice: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”. La palabra griega para “descanso” aquí es sabbatismos. Literalmente significa “guardar el día de reposo (sábado)”. La Reina Valera Actualizada (RVA-2015) dice: “Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios”. La traducción más clara quizás se encuentra en la traducción de Lamsa—solo en inglés—que dice: “Por lo tanto, es deber del pueblo de Dios guardar el sábado”. ¡Sí, sí somos el pueblo de Dios, entonces es nuestro DEBER guardar el sábado!
En la época del rey Carlos I de Inglaterra, Cox escribió en Sabbath Laws: “Porque no se encontrará en las Escrituras que el sábado ya no se guarde o se convierta en domingo, por lo que debe ser la autoridad de la Iglesia la que cambió uno e instituyó el otro”. Dijo que debido a que no hay nada en la Biblia que justifique este cambio, tuvo que ser la autoridad de la Iglesia la que hizo cambiar el sábado y reemplazarlo por el domingo.
Issac William, Doctor en Divinidad de la Iglesia de Inglaterra, está de acuerdo con Cox. Escribió en el Volumen 1 de Plain Sermons on the Catechism: “¿Dónde se nos dice en las Escrituras que debemos guardar el primer día en absoluto? Se nos ordena guardar el séptimo; pero en ninguna parte se nos ordena guardar el primer día. La razón por la que santificamos el primer día de la semana en lugar del séptimo es por la misma razón que observamos muchas otras cosas, no porque la Biblia, sino porque la Iglesia lo ha ordenado”.
Por supuesto, no todos estuvieron de acuerdo. John Milton escribió: “Seguramente será mucho más seguro observar el séptimo día, de acuerdo con el mandamiento expreso de Dios, que adoptar el primer día con la autoridad de una mera conjetura humana”. Él está diciendo que es mucho más seguro seguir el mandamiento de Dios que estar de acuerdo con lo que los seres humanos han inventado. Un comentarista alemán, el Dr. Eck, quien escribió ya en 1553, afirma: “La iglesia ha transferido la observancia del sábado al domingo en virtud de su propio poder, sin tener en cuenta las Escrituras”.
Tanto los teólogos como los comentaristas saben que la observancia del sábado es bíblica y que la observancia del domingo fue instituida sin la autoridad de Dios. Demasiadas personas han aceptado este cambio no autorizado del tiempo santo de Dios, y así dejándose engañar. El reformador suizo Juan Calvino admitió que la Biblia enseña la observancia del sábado, no del domingo. Pero, como Martín Lutero, el padre de la Reforma protestante, no estaba dispuesto a volver al culto del sábado. Lo justificó diciendo: “Los padres antiguos [los padres de la iglesia, no los patriarcas de la Biblia] pusieron el día que llamamos domingo en lugar del sábado. El rey Carlos I de Inglaterra declara que la celebración de la fiesta de Pascua fue instituida por la misma autoridad que cambió el sábado a domingo, como día del Señor; porque no se encuentra en las Escrituras en ninguna parte una mención de que ya no se debe guardar el sábado, o que se convierte en domingo. Por lo tanto, mi opinión es que aquellos que no guardarán esta fiesta de Pascua, también pueden volver a la observancia del sábado y rechazar el domingo semanal, ya que fue la autoridad de la Iglesia la que cambió uno e instituyó el otro”.
Ahora, ¿qué Iglesia o qué autoridad humana fue responsable de cambiar el sábado al domingo y reemplazar los días santos designados por Dios con días festivos paganos, como la Pascua y la Navidad? La historia muestra que fue la Iglesia Católica Romana. De hecho, las iglesias protestantes que se niegan a guardar el sábado se han sometido esencialmente a la autoridad de la Iglesia Católica Romana en este asunto. No se han sometido a la autoridad de la Biblia, porque la Biblia en ninguna parte respalda tales cambios. Incluso las iglesias que guardan el sábado pero también guardan las fiestas paganas de Navidad y Pascua, mientras fracasan en guardar los sábados ANUALES de Dios, también han aceptado la autoridad de Roma, no obstante de forma involuntaria.
En 1845, el presbítero estadounidense Preble observó: “Así vemos que se cumple Daniel 7:25. El cuerno pequeño está cambiando los tiempos y las leyes. Por lo tanto, me parece que todos los que guardan el primer día como sábado son los observadores del domingo del Papa y los que quebrantan el sábado de Dios”. ¡Una declaración muy fuerte de hecho!
Christina Tolingerin, una mártir alemana del siglo XVI, declaró sobre los días santos y los domingos: “En seis días el Señor hizo el mundo, en el séptimo día descansó. Los otros días santos [refiriéndose a días festivos como Semana Santa, Navidad, Año Nuevo, etc.] han sido instituidos por papas, cardenales y arzobispos”.
Wolfgang Capto escribió sobre los sabatarios en Lichtenstein a fines del siglo XVI: “Los sabatarios enseñan que el día de reposo, es decir, el sábado, aún debe observarse. Dicen que el domingo es un invento del Papa”.
La Iglesia Católica Romana sabe muy bien y enseña que la Biblia NO respalda ni permite un cambio del culto del sábado al culto del domingo. Está claramente expresado en la teología católica romana, sin embargo, que la Iglesia puede invalidar la Biblia. Y esta es la base de su cambio.
Citando del Convert’s Catechism of Catholic Doctrine, publicado en 1946: “Pregunta: ¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado? Respuesta: Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo”. Admiten haber cambiado el día de adoración del sábado al domingo. “Pregunta: ¿Con qué autoridad sustituyó la Iglesia el sábado por el domingo? Respuesta: La Iglesia sustituyó el sábado por el domingo por la plenitud de ese poder divino que Jesucristo le confirió”. Pero, ¿le otorgó Jesucristo el poder de cambiar la ley del sábado? Cristo dice que ÉL es el Señor del sábado (Marcos 2:28), y en ninguna parte de la Biblia dice que alguien tiene la autoridad de cambiar lo que Él instituyó.
A fines del siglo XIX, el arzobispo James Cardinal Gibbons desafió a los protestantes a negarse a aceptar la autoridad de la Iglesia Católica Romana en cuanto a asuntos bíblicos. Los protestantes creían que SÓLO la Biblia puede decirles cómo vivir. Gibbons señaló que si realmente creen eso, entonces deberían volver a guardar el sábado. Admitió que la Biblia en ninguna parte autorizó la santificación del domingo, pero que enseña la observancia del sábado.
Considere estas palabras desafiantes del arzobispo, publicadas por primera vez en 1893 en el Catholic Mirror: “O el protestantismo y la santificación del sábado, o el catolicismo y la santificación del domingo. El compromiso es imposible. ¿Guardarán [los protestantes] el sábado del Señor, el séptimo día, según las Escrituras? ¿O guardarán el domingo según las tradiciones de la Iglesia Católica? La palabra escrita de Dios ordena que Su adoración sea observada el sábado, absolutamente, repetidamente y enfáticamente, con una amenaza de muerte muy clara para aquel que desobedezca… Este maestro [está hablando de la Biblia] prohíbe enfáticamente cualquier cambio en el día por razones primordiales”.
Gibbons deja claro la posición de la Iglesia Católica: “La Iglesia Católica por más de mil años antes de la existencia de una protestante, en virtud de su misión Divina, cambió el día del sábado al domingo…. El mundo protestante en sus orígenes encontró el sábado cristiano [domingo] demasiado arraigado como para ir en contra de su existencia; por lo tanto, se sintió obligado a consentir el acuerdo, lo que implica el derecho de la Iglesia [Católica] a cambiar el día, durante más de 300 años. El sábado cristiano [domingo] es, por lo tanto, hasta el día de hoy, el descendiente reconocido de la Iglesia Católica…. [Los protestantes] adoptaron la palabra escrita como su único maestro, y después de haberlo hecho, la abandonaron rápidamente… y por una perversidad tan voluntaria como errónea, aceptan la enseñanza de la Iglesia Católica en oposición directa a la simple, invariable y constante enseñanza de su único maestro [la Biblia] en la doctrina más esencial de su religión”.
Gibbons no está solo con este ataque a lo que él considera hipocresía protestante. Otros autores católicos han repetido las mismas acusaciones. La Catholic Church Extension Society en Chicago publicó la siguiente declaración de Peter R. Kraemer, un sacerdote católico: “Los protestantes, que aceptan la Biblia como la única regla de fe y religión, deben por todos los medios, regresar a la observancia del sábado. El hecho de que no lo hagan, sino que por lo contrario observen el domingo, los embrutece a los ojos de todo hombre pensante. Nosotros los católicos no aceptamos la Biblia como única regla de fe. Además de la Biblia tenemos la Iglesia Viviente, la autoridad de la Iglesia, como regla para guiarnos… Aceptamos su cambio del sábado al domingo. Francamente decimos, sí, la Iglesia hizo este cambio, hizo esta ley, como hizo muchas otras leyes…. Siempre es algo que da risa, ver a las iglesias protestantes, en el púlpito y la legislación, exigiendo la observancia del domingo, del cual no hay nada en su Biblia”.
T. Enright, un sacerdote católico romano de Kansas City, Missouri, afirma: “Tomemos, por ejemplo, el día que celebramos—el domingo. ¿Qué derecho tienen las iglesias protestantes de observar ese día? Absolutamente ninguno. Dicen que es para obedecer el mandamiento, ‘Acuérdate del día de reposo para santificarlo’. Pero el domingo no es el día de reposo según la Biblia y el registro del tiempo. Todo el mundo sabe que el domingo es el primer día de la semana, mientras que el sábado es el séptimo día, y el sábado, el día consagrado como día de descanso. Es así reconocido en todas las naciones civilizadas. He ofrecido repetidamente una recompensa de $1,000 a cualquier persona que pueda proporcionar alguna prueba de la Biblia que demuestra que el domingo es el día que debemos guardar, y nadie ha venido a reclamar el dinero… Fue la Santa Iglesia Católica la que cambió el día de descanso del sábado al domingo, el primer día de la semana”.
Continúa diciendo: “¿A qué Iglesia obedece todo el mundo civilizado? Los protestantes nos llaman por todos los nombres horribles que se les ocurren—anticristo, la bestia de color escarlata, Babilonia, etc., y al mismo tiempo profesan una gran reverencia por la Biblia y, sin embargo, por su acto solemne de guardar el domingo, reconocen el poder de la Iglesia Católica. La Biblia dice: ‘Acuérdate del día de reposo para santificarlo’. Pero la Iglesia Católica dice: ‘No, guarda el primer día de la semana, y todo el mundo se reverencia en obediencia’”.
Estas citas notables encajan con lo que enseña la Biblia. Las iglesias protestantes se comprometieron en un asunto muy esencial. Aceptaron un aspecto importante de la marca de la Bestia que les impuso la Iglesia Católica (porque, como se indicó anteriormente, es probable que la marca de la Bestia involucre más visiblemente el rechazo del sábado de Dios y la adopción del domingo pagano). Sin embargo, hay registros históricos que muestran que algunas personas y algunos grupos cristianos no aceptaron el sistema romano de adoración. Se mantuvieron firmes en la observancia de los sábados semanales y anuales ordenados por Dios. Y muchos fueron torturados y asesinados como resultado.
En la History of the Norwegian Church, bajo los años 1435 y 1436, aparece lo siguiente: “Aconsejamos a todos los amigos de Dios en toda Noruega que quieran ser obedientes a la Santa Iglesia que dejen estar la observancia del sábado [entonces existían cristianos observadores del sábado en ese tiempo]; y al resto le prohibimos, bajo pena de severo castigo eclesiástico, que santifiquen el sábado. Está prohibido, bajo la misma pena, santificar el sábado al abstenerse del trabajo”.
He aquí un informe de 1618 acerca de la Sra. Traske, una sabataria en Inglaterra: “Por fin, por enseñar sólo cinco días a la semana [era maestra, pero se negaba a enseñar el sábado], y descansando el sábado, la llevaron a la nueva prisión en Maiden Lane…. La Sra. Traske estuvo prisionera durante quince o dieciséis años por su opinión sobre el Sábado”. ¡Ella eligió seguir la Biblia y solo la Biblia!
En 1604 en Etiopía habían algunas personas que guardaban el sábado, pero debido a la influencia de los jesuitas, el rey de Etiopía prohibió a sus súbditos, bajo penas severas, observar el sábado por más tiempo.
Se ha escrito mucho sobre los valdenses. Enseñaron y guardaron el sábado, por lo cual fueron severamente perseguidos por la Iglesia Católica Romana. Leyendo de A General History of the Sabbatarian Churches, páginas 88 y 89, “De los muchos que fueron quemados y destruidos por el judaísmo, observa un autor español del siglo XVI, no es probable que una décima parte fueran de la raza de Israel, sino herejes, quienes, por persistir en decir que la ley de Moisés todavía era vinculante, fueron acusados de prácticas judías, como la circuncisión y el sabatismo, de las cuales [la observancia del sábado] se declararon culpables uniformemente”. Este libro muestra cómo se identificó a los observadores del sábado, cómo luego fueron arrestados, torturados y finalmente asesinados.
Recuerde ahora la marca de la Bestia y cómo habrán castigos severos para aquellos que no acepten esa marca en su frente o en su mano derecha. Como se ha dicho, hay una fuerte indicación de que tiene que ver con la observancia de los días de adoración. El incumplimiento del sistema romano a este respecto resultará en la prohibición de realizar negocios, lo que podría dejar a los verdaderos cristianos en la calle sin dinero para comprar alimentos. Y la manera más fácil de identificar las convicciones religiosas de alguien cuando se trata de guardar esos días, es observar cuándo trabaja y cuándo no o, si es dueño de un negocio, cuándo su negocio está abierto o cerrado.
De nuevo, ya tenemos ejemplos en la historia. El relato sobre los valdenses continúa diciendo: “Un inquisidor dominicano, al dar cuenta de los procedimientos de aquel tribunal infernal en el norte de España, declara que como se supo que muchos de los herejes tenían la costumbre de solemnizar el antiguo sábado por el culto religioso, y una falta absoluta de atención a los empleos seculares [en el sábado], se convirtió en la política del Santo Oficio tomar nota de las tiendas que estaban cerradas ese día, y de las personas que se encontraban ausentes de compromisos mundanos [otra vez en el sábado]. El resultado respondió a mis expectativas, continúa diciendo, porque cuando esas personas fueron arrestadas y llevadas ante mí, hablando de encarcelamiento, en general confesaron sus prácticas judaicas, al menos en lo que se refería al sabatismo, lo cual la Santa Iglesia había prohibido expresamente”.
¿Los días Santos de Dios o Fiestas Paganas?
Entonces puede ver, el cuerno pequeño, la mujer que cabalga sobre la Bestia, ha existido durante mucho tiempo y ha cambiado descaradamente lo que Dios mismo santificó. En el proceso, los Días Santos anuales de Dios fueron descartados y se adoptaron días festivos paganos, como Pascua y Navidad.
Dios advirtió específicamente al antiguo Israel que no incorporara elementos paganos en su adoración a Él. Dice en Deuteronomio 12:30–32: “Guárdate que no tropieces… no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré… No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses…. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”. ¡La misma advertencia es válida para nosotros hoy!
Pero el mundo cristiano de hoy celebra días festivos impregnados de paganismo, mientras que se niega a guardar el sábado semanal de Dios o sus días santos anuales. Por ejemplo, como ya se mencionó, el domingo era el día en que los paganos adoraban a su dios sol desde la antigüedad. De ahí viene el nombre de domingo (Sunday en inglés). La Pascua era una fiesta de fertilidad para la diosa Astarté, también llamada Ishtar, Ostara o Eostre. La Navidad era el día santo de Mitra, de Atis y de otros dioses paganos. Sorprendentemente, muchos “salvadores” paganos supuestamente nacieron el 25 de diciembre, fueron asesinados un viernes y resucitaron un domingo durante el tiempo de Pascua. Cristo mismo no nació en diciembre, ni fue asesinado un viernes ni resucitó un domingo. Más bien, la Escritura indica, con el apoyo de la historia, que nació a principios de otoño, antes de la temporada de lluvias. No pudo haber nacido después de eso porque los pastores todavía estaban en los campos con sus ovejas. Los registros confirman que fue crucificado un miércoles y resucitó un sábado, justo antes de la puesta del sol, cumpliendo así la única señal que dio—que estaría en la tumba durante tres días y tres noches (Mateo 12:40).
En Jeremías 7:18, Dios condena los “pasteles de Pascua”. Nótese: Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira”. Según la Ryrie Study Bible, la reina del cielo es una referencia a la diosa asirio-babilónica “Ishtar”, el antiguo nombre de la Pascua—conocida en hebreo como Ashtoreth. El profeta Jeremías los reprendió por estas prácticas pero Israel se negó a escuchar. De nuevo, en Jeremías 44:19, “Las mujeres también dijeron: ‘Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos’”? Así que lo justificaron diciendo: “Nuestros maridos nos dijeron que lo hiciéramos”.
Aunque pueda parecer sorprendente para algunos, el árbol de Navidad es una reliquia de la adoración pagana del árbol, que se condena en Jeremías 10:3: “Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva”.
No es ningún secreto que la Iglesia Romana primitiva absorbió elementos paganos en su adoración, y lo hizo en contradicción directa con el mandato de Dios de no hacerlo. ¿Por qué? Para hacer que la nueva fe fuera atractiva para los gentiles que ya estaban inmersos en las costumbres paganas. Estas costumbres paganas fueron puestas bajo un manto “cristiano” para que tuvieran la apariencia de ser piadosas. El cristianismo tradicional viola claramente el mandato de Dios de no aprender nuestras formas de adoración de los gentiles, de no agregar elementos paganos a la adoración santa y de no eliminar los elementos piadosos que deben observarse, como los días santos semanales y anuales. El cristianismo tradicional, en efecto, ha aceptado la marca de la Bestia al abrazar las tradiciones humanas que violan las leyes de Dios. Y han habido voces a lo largo de los siglos advirtiendo contra tal conducta.
Aunque escuchamos mucho sobre la cooperación religiosa entre iglesias hermanas, la Iglesia Católica recientemente ha dejado muy clara su posición doctrinal antigua, señalando que todas las iglesias fuera de la Iglesia Católica Romana no son iglesias “hermanas”. En cambio, la Iglesia Católica se considera a sí misma como la única Iglesia verdadera de Jesucristo, y considera que los demás en otras iglesias necesitan regresar al verdadero hogar de Cristo, la Iglesia Católica Romana. Por supuesto, incluso las iglesias protestantes de todos modos nunca han dejado ese hogar por completo. Porque, aunque reclaman sola scriptura (“solo la Biblia”) como el factor determinante de su fe, aún siguen las doctrinas principales contrarias a la Biblia que llegaron a través de la Iglesia Romana de las religiones misteriosas del mundo antiguo, comenzando con Babilonia.
Lo que las iglesias protestantes, y todas las personas, deben hacer es romper verdaderamente con Babilonia y realmente volverse a la Biblia como su único maestro. Ahora imagínense por un momento si hicieran eso. ¿Qué significaría esto? Significaría que tendrían que empezar a guardar el sábado. Tendrían que empezar a guardar los días santos de Dios. Tendrían que dejar de celebrar fiestas como Navidad y Semana Santa, Año Nuevo, Halloween y otros días impregnados de paganismo. Tendrían que repudiar toda una serie de enseñanzas no bíblicas. Y tendrían que reconocer la necesidad de obedecer la ley de Dios y comenzar a esforzarse por hacerlo en todo.
No se deje engañar
No tiene que seguir el mundo desobediente alrededor de Usted. Puede ser diferente. En 2 Tesalonicenses 2, el apóstol Pablo advierte: “Nadie os engañe en ninguna manera [indicando que pueden ser engañados]; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía [la apostasía del verdadero culto cristiano a una religión falsa], y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios COMO DIOS, haciéndose pasar por Dios” (versículos 3–4). Pablo luego dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo [este Falso Profeta], a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.” (versículos 8–10). ¿Tiene un AMOR por la verdad? Tiene que tenerlo para ser salvo.
El líder religioso del fin de los tiempos afirmará ser Dios. Y el líder militar—la Bestia, también llamado el rey del Norte—puede incluso creer esto por un tiempo. A esta figura religiosa, como hemos visto, se le dará el poder de hacer señales y prodigios. Apocalipsis 19:20 declara que el Falso Profeta “había hecho señales” en presencia de la Bestia “con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia”. Sin embargo, ¿la gente realmente caería en tal engaño en el mundo de hoy?
Las masas históricamente siguen un liderazgo fuerte. Y la última resurrección del Imperio Romano, montado por la mujer, será infiltrada por fuerzas demoníacas. En Apocalipsis 16:13, se nos dice que tanto la Bestia como el Falso Profeta estarán poseídos por demonios y que también podrán influir en otros líderes mundiales. Dice lo siguiente: “Y vi salir de la boca del dragón [Satanás], y de la boca de la bestia [el líder político-económico], y de la boca del falso profeta [el líder religioso], tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios [estos espíritus inmundos], que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”.
¿Cómo pueden los demonios de Satanás tener éxito alguna vez para influir en los ejércitos de este mundo para luchar contra Jesucristo en el momento de su regreso? ¿Cómo podría la gente pensar alguna vez qué sería capaz de luchar contra Jesucristo? Desafortunadamente, parece ser que la gente estará tan engañada que NO reconocerá a Jesucristo cuando regrese. La mujer que monta la bestia tiene una gran influencia en las personas. Apocalipsis 17:2 dice: “Los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. Han sido embriagados espiritualmente. No sabrán distinguir el bien del mal, la verdad del error. Aparentemente serán engañados al pensar que el Cristo que regresa es el Anticristo. Creerán que Cristo viene a destruir el cristianismo. Parece que no se darán cuenta de que Él es Jesucristo, nuestro Salvador, quien ha venido para restaurar la adoración verdadera y destruir a los engañadores.
Sí, la gente puede ser engañada. Un libro titulado The Nazi Persecution of the Churches de 1933 a 1945 es bastante revelador acerca de los acontecimientos justo antes y durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el pueblo alemán literalmente adoraba a su Führer. En este caso, el pasado puede ser bastante revelador sobre el futuro, ya que Hitler fue un precursor del último dictador del fin de los tiempos que pronto aparecerá en la escena mundial.
Algunos extractos claves muestran con qué facilidad se puede engañar a las personas. Nunca deberíamos asumir que no podría volver a suceder. Un pastor, Leutheuser, fue citado diciendo: “Cristo ha venido a nosotros a través de Adolf Hitler. Él fue la figura decisiva cuando la gente estaba a punto de hundirse. Hitler atacó por nosotros y a través de su poder, su honestidad, su fe, su idealismo—el Redentor nos encontró. Sabemos hoy que ha venido el Salvador. Tenemos una sola tarea—ser alemanes, no ser cristianos”. El libro también señala la popularidad de Hitler en Nuremberg: “La multitud ardía de fervor alrededor de Hitler—el salvador—el creador—el defensor de la patria alemana. Cualquier cosa que dijo fue correcta y buena. Todo lo que proclamó estaba destinado a suceder. Sin importar cómo actuó, fue lo mejor. Hitler en el corazón de todos, era considerado el Gran Libertador—enviado desde lo alto para anunciar la esperada liberación de nuestra nación”.
Para otro ejemplo sorprendente de lo que ya estaba sucediendo en 1936 en Alemania, observe este extracto de un sermón de Navidad predicado en Solingen: “La Navidad es una Fiesta de la Luz de nuestros antepasados—los antiguos alemanes, por lo que tiene varios miles de años. En el apogeo del solsticio de invierno, entre el 23 y el 25 del mes de Yule (diciembre), los diversos miembros de cada familia se reunían bajo el liderazgo del cabeza de familia y se reunían bajo un árbol en el bosque. El hombre de invierno—el viejo Ruprecht—como representante del año moribundo, apareció y repartió regalos. Se colocaron antorchas encendidas a un árbol, y pronto la noche de oscuridad más profunda fue iluminada por las llamas ardientes del árbol de Navidad. Con los ojos muy abiertos, jóvenes y viejos se reunieron alrededor del árbol. La oscuridad más profunda de la noche más larga no podía quitarles la esperanza de volver a ver la luz del sol, la cual su dios les daría el año venidero. Y es por eso que todavía damos regalos alrededor del árbol de Navidad. Después de cantar algunas canciones navideñas, nuestros antepasados se fueron a casa con el conocimiento y la alegría en sus corazones de que a pesar de la noche más profunda, a pesar del hielo, la nieve y la oscuridad, su dios no los olvidó ni los abandonó. De ahora en adelante, el sol se elevaba más alto día tras día y trajo calor y alegría a los corazones de nuestros antepasados. E igual que nuestros antepasados no perdieron la fe en la luz y el sol venidero—a pesar del hielo y el frío de la noche más larga—sí, de hecho, incluso celebraron el Festival de la Luz—así nos paramos a luchar hoy a la luz de la larga oscuridad. Alemania, después de la gran guerra estuvo amenazada de colapso. Pero luego llegó quien, a pesar de la gran oscuridad en tantos corazones alemanes, habló de luz y les mostró el camino hacia la luz. Su atractivo encontró eco en cientos de miles de almas alemanas, que llevaron su atractivo aún más allá. Se hinchó como una nube arrolladora y luego ocurrió el mayor milagro—Alemania se despertó y siguió el signo de la luz—la esvástica. La oscuridad ahora está conquistada. Ahora, el sufrimiento que durante tanto tiempo se ha apoderado de nuestro pueblo, por fin ha terminado. El sol está saliendo aún más alto con nuestro antiguo símbolo alemán, la esvástica, y su calor rodea a todo el pueblo alemán, funde nuestros corazones en una gran comunidad alemana. Nadie se queda fuera—nadie necesita pasar hambre o congelarse—a pesar de la noche profunda, la nieve y el hielo, porque el calor de los corazones de todo el pueblo se derrama, en los emblemas del programa de Bienestar Social Nacionalsocialista y el trabajo de Ayuda de Invierno y lleva la Navidad alemana hasta el corazón alemán más abandonado. En esta hora, Adolf Hitler es nuestro benefactor—quien ha superado la noche de invierno con sus terrores para todo el pueblo, y nos ha llevado bajo la esvástica a una nueva luz y un nuevo día”.
Los registros históricos sugieren que Adolf Hitler estaba poseído por demonios—y que esta influencia demoníaca afectó e influyó en aquellos con quienes estuvo en contacto. Un libro escrito por Klaus Fischer, titulado Nazi Germany—a New History, tiene mucho que decir sobre la vida personal de Hitler. Al describir un incidente que tuvo lugar cuando Hitler tenía casi 17 años, dice: “Su único amigo en Linz [en ese momento todavía estaba en Linz, Austria], Gustl Kubizek, informa que Adolf disfrutaba de dar discursos para él mientras los dos amigos caminaban por campos desiertos, puntuando sus discursos con movimientos violentos y gestos vívidos. Una noche, después de escuchar a ‘Rienzi’ de Wagner, Hitler llevó a su amigo a lo alto de una colina empinada, donde con febril emoción comenzó a hablar con una extraña voz áspera que no parecía pertenecerle. Según Kubizek, Hitler parecía poseído por su propio daimon; y en un estado de euforia y éxtasis completa, trasladó el carácter de Rienzi con poder visionario al plano de sus propias ambiciones. Esta fue la primera vez que Kubizek vio este aspecto del desarrollo de la personalidad de Hitler. La creencia de Adolf de que fue elegido para desempeñar un papel providencial en la historia mundial debe haberle parecido extraño a su joven amigo”.
El autor continúa afirmando: “Es bien conocido que Hitler creía que poseía el raro don de la vista profética (“Vorsehung”), y basó algunas decisiones cruciales en esta supuesta percepción… Sintió fuerzas demoníacas invisibles a su alrededor” (página 303). El antisemitismo de Hitler, nos dice Fischer, fue “más allá del prejuicio; era una psicopatología de un tipo que debe clasificarse con la brujería y la demonología en la historia de la raza humana” (página 89).
Cuando Hitler tenía 29 años, “mientras aún sufría los efectos de un ataque con gas mostaza (en ese momento estaba cegado temporalmente), su mente parece haberse quebrado. Se sospecha que cayó en un estado histérico prolongado que parece haber desencadenado una serie de intuiciones de tal poder que las atribuyó a una fuente espiritual superior” (página 99).
Más tarde, nos informa el mismo libro, que el público alemán parecía particularmente hipnotizado por la voz de Hitler. “Había algo misterioso de ella para muchos alemanes, porque no parecía estar enraizado en ningún dialecto o clase local” (página 124).
Y observe esto con respecto al ahora famoso Bierhallen-Putsch en Munich, noviembre de 1923, cuando Hitler tenía 34 años: “Hitler retrocedió al salón principal, donde la audiencia se había vuelto notablemente inquieta e impaciente, y dio una de las actuaciones más convincentes de su vida—tan convincente que el profesor Alexander von Müller, que estaba entre el público esa noche, se refirió a ella como ‘una obra maestra de la retórica’ y confesó que ‘nunca antes había visto cambiar el estado de ánimo de una audiencia masiva tan rápida y dramáticamente. Era casi como si un hechicero estuviera lanzando un hechizo mágico sobre ellos’” (página 154).
Fischer señala que cada vez que Hitler escuchaba música, su amigo Kubizek había observado años antes, era un hombre diferente. Su violencia—porque era muy conocido por su temperamento violento—lo abandonó. Se volvió tranquilo—flexible y manejable. De manera similar, cuando el rey Saúl del antiguo Israel fue acosado por un demonio, David tocó música para él y él también se calmó y se tranquilizó (compárese 1 Samuel 16:14–23).
Además, cientos de personas han atestiguado que la fuerza de la personalidad de Hitler no solo podía atraer, sino convertir a quienes caían bajo su hechizo. Fischer informa sobre los ojos hipnóticos de Hitler: “Sus ojos fascinaban a quienes estaban bajo su influencia. Eran de un azul inusualmente claro, con un ligero matiz de gris verdoso. El mismo Hitler confesó que los había heredado de su madre, cuyos ojos comparó con los de la Medusa griega, cuya mirada penetrante podía convertir a un hombre en piedra” (página 300).
Hitler hizo una declaración notable en 1938, cuando el primer ministro británico, Neville Chamberlain, anunció que quería visitarlo. “El 13 de septiembre, Chamberlain envió un telegrama a Hitler, sugiriendo una reunión personal con el Führer con la esperanza de resolver pacíficamente la crisis de Checoslovaquia. La perspectiva de recibir la visita de un primer ministro británico veinte años mayor que él, haciendo su primer vuelo para verlo, atraía inmensamente la vanidad de Hitler. ‘Ich bin vom Himmel gefallen’ (Caí del cielo), supuestamente exclamó después de recibir el telegrama de Chamberlain” (página 426). Esta no es una simple expresión común en el idioma alemán. Uno puede decir, “Ich bin aus allen Wolken gefallen”, que significa “Me caí de todas las nubes”, al expresar sorpresa. Pero la declaración “Ich bin vom Himmel gefallen”, “Me caí del cielo”, no tiene precedentes en el idioma alemán, tal como la usa Hitler en el contexto. Pero hay un personaje que sí cayó del cielo—hace muchos, muchos, muchos años. Este, por supuesto, era Satanás el Diablo, cuando trató de derribar a Dios (compárese Lucas 10:18).
El embajador francés diría más tarde sobre Hitler: “El mismo hombre, de apariencia afable y sensible a las bellezas de la naturaleza, que frente a una mesa de té expresaba opiniones razonables sobre la política europea, era capaz de los frenesíes más salvajes—el júbilo más salvaje — y la ambición más delirante…. Una cosa es cierta: no era un ser normal. Era, más bien, una personalidad morbosa, un cuasi-loco… un hombre poseído” (página 431). ¡Y eso es lo que era! Llamó a su invasión de Polonia, “Teufelswerk”, obra del diablo.
Cuando todo terminó, observe el estado en que quedó el pueblo de Alemania: “Los alemanes, ahora liberados del hechizo, estaban estupefactos por lo que les había sucedido. Karl Jaspers [un profesor de filosofía] lo resumió todo muy bien al confesar que ‘durante los últimos doce años, nos ha sucedido algo que parece una remodelación de todo nuestro ser. Para ponerlo en forma de imagen: los demonios han hecho caer una lluvia de golpes sobre nosotros y nos han arrastrado, junto con ellos, a un caos que nos ha robado la vista y el oído…. Hemos experimentado algo parecido a la locura de la brujería de la última Edad Media’” (página 345).
La decisión es suya
Verá, la gente adoraba a Hitler, pensando que era su salvador. Sin embargo, no realizó ningún milagro en absoluto. Sin embargo, el Falso Profeta del fin de los tiempos realizará milagros aparentes y, por lo tanto, engañará a la mayoría de las personas en el mundo.
No se equivoque, aceptar la marca de la Bestia y rechazar la señal de Dios afectará su futuro. Dios nos ordena estar atentos a las señales de los tiempos y orar siempre para ser dignos de escapar de las cosas horribles que le esperan a este mundo. Dios nos advierte que rechacemos la marca de la Bestia, y nos ordena guardar sus sábados semanales y anuales, la señal de su pueblo. Ahora está siendo desafiado a tomar una decisión, ya sea para continuar junto con el resto del mundo, que se dirige a la destrucción venidera, o para buscar a Dios y vivir según su verdad como le está siendo revelada. Los verdaderos siervos de Dios recibirán su bendición y fortaleza. Ellos vivirán y reinarán con Cristo el Rey cuando Él desmenuzará estos reinos y gobernará el mundo con justicia.
La decisión es suya. Esperamos y rezamos para que Usted tome la correcta.