Recientemente, un ministro de una de las organizaciones de la Iglesia de Dios que guarda el sábado, fue citado en la prensa, diciendo que la Navidad era una “fiesta secular”. Posteriormente, la Agencia Católica de Noticias (CNA) informó que, según el Papa, la Navidad era “una fiesta cristiana”. Para explicar su “naturaleza cristiana”, el Papa declaró que los “símbolos de Navidad, especialmente el belén y el árbol adornado de regalos, eran referencias importantes al gran misterio de la encarnación y el nacimiento de Jesús”. Añadió que el “abeto antiguo” o árbol de Navidad “era un símbolo importante de la Natividad de Cristo porque con sus hojas perennes recordaba a la vida que no muere”.
Entonces, ¿quién tiene razón – presentadores de noticias y comentaristas que se refieren a la Navidad como una “fiesta secular” o “fiesta nacional”, o líderes religiosos que enfatizan la “naturaleza cristiana” de la Navidad? Sorprendente para muchos, tal vez, la respuesta es que ninguno de los dos es correcto.
La Navidad no es una fiesta secular. Es claramente religiosa – aunque en nuestro mundo moderno civilizado occidental, el mercantilismo y otras actividades seculares mundanas pueden, en muchos casos, haber cubierto u ocultado la naturaleza religiosa y el carácter de la Navidad. Pero decir que la segunda fiesta más importante del cristianismo ortodoxo (considerando la Pascua como la fiesta más importante) es meramente una observancia secular, malinterpreta las raíces y los orígenes de la Navidad – hará el juego a defensores que desean mantener vivas las celebraciones navideñas incluso entre aquellos que se oponen a ellas por motivos religiosos.
La Navidad tampoco es un día santo cristiano – al menos no en la forma en que la Biblia define el verdadero cristianismo. Un verdadero cristiano es aquel en quien mora el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9) – un verdadero cristiano obedece a Cristo (Juan 15:14), cree y permanece en Su Palabra y sigue su ejemplo (Juan 8:31; 1 Pedro 2:21). Y Cristo – la Palabra de Dios hablada y escrita (Juan 1:1, 14; 1 Juan 1:1-3; Apocalipsis 19:1-3) – ordenó a sus seguidores que NO guardaran la Navidad. Las razones de esta prohibición son muchas, como se explica completamente en nuestro folleto gratuito, “No guarde la Navidad”.
La Navidad es una fiesta religiosa, de acuerdo – pero es pagana hasta el fondo. No se originó con el nacimiento de Cristo. Los gentiles ya lo celebraban en honor a sus dioses paganos mucho antes de la primera venida de Cristo. El antiguo árbol de Navidad se usaba en esas celebraciones paganas con el propósito de adorar a dioses paganos. De hecho, los paganos creían que su dios particular se convertía en un árbol – que vivía en ese árbol – de ahí la decoración del abeto con regalos, en honor a ese dios pagano (que era conocido en diferentes culturas bajo diferentes nombres, como Mythra, Attis, Dioniso, Marduk, Baal y Nimrod). Estos son HECHOS – si a uno le interesa saber. Y la Biblia condena y ridiculiza la costumbre gentil de cortar un árbol y decorarlo con oro y plata (compare con Jeremías 10:1-5).
La verdad es la verdad – y ninguna etiqueta, a favor o en contra, cambia los hechos. La Navidad no es una festividad secular o nacional, pero es una fiesta religiosa; sin embargo, es pagana, no realmente cristiana. Usar prácticas paganas, en honor a dioses paganos, y aplicarlas a la adoración de Cristo es una violación directa de los mandamientos explícitos de Cristo (compare con Deuteronomio 12:29-32). Cristo dijo que lo adoramos en vano, si hacemos esto (compare con Marcos 7:6-9).
Aquí está su desafío: ¿En quién quiere creer – un hombre y tradiciones hechas por el hombre… o en el Jesucristo de su Biblia? Para un verdadero cristiano, la respuesta debería ser evidente.
Escrito por: Norbert Link
Traducido por: Anna Ruoff