Es la época de Navidad otra vez. Durante la estación más fría y oscura del año, nos rodean hermosas y coloridas luces navideñas. Algunas casas están decoradas con un esplendor impresionante, y uno apenas puede hacer otra cosa que admirar la exhibición de luces eléctricas en medio del frío y sombrío invierno. Nuestros hijos son introducidos a la temporada navideña como el tiempo de paz y buena voluntad – como un tiempo importante de unidad y unión familiar. En Washington, siguiendo una tradición de 80 años, se llevan a cabo públicamente ceremonias nacionales de iluminación de árboles de Navidad, y se pronuncian discursos sobre cómo la Navidad celebra el hecho de que Cristo nació para traer paz a este mundo. Al entrar en supermercados, escuchamos famosas y melodiosas canciones navideñas, que van desde “Noche de paz, noche de amor” hasta “O Árbol de Navidad” u otras melodías conocidas. Una frase en una canción popular de Navidad puede ser especialmente reveladora, proclamando en voz alta: “Y el hombre vivirá para siempre por el día de Navidad”.
Luego, están los regalos de Navidad. Especialmente los niños apenas pueden esperar hasta la víspera de Navidad para ver sus regalos exhibidos debajo del árbol de Navidad hermosamente decorado. Todavía recuerdo cuando mis padres pidieron a mi hermano y a mí, cuando éramos niños pequeños en Alemania, que saliéramos a hacer un recado en Nochebuena. Cuando regresamos, nos dijeron que el pequeño “Niño Jesús” había llegado a nuestra casa y había dejado un nuevo tren de juguete eléctrico, así como otros regalos bonitos. Por supuesto, en Alemania y en ciertos otros países, los niños reciben una doble porción de regalos, ya que reciben un “anticipo” en el día de San Nicolás el 6 de diciembre: Un adulto con barba blanca, vestido con un traje rojo, aparece para recordarles a los niños de su conducta durante todo el año. Habla de sus buenas obras, así como, especialmente, de sus malas. Tras su promesa de “nunca volver a hacerlo”, el Papá Noel vestido de rojo guarda su vara y abre su gran bolsa para ofrecer regalos bonitos. Cuando San Nicolás o Papá Noel nos aparecía, no nos dábamos cuenta, al principio, que nuestra madre siempre “solía” estar desaparecida – y que regresaba poco después de la partida de Papá Noel.
Todo esto suena tan inocente, tan bien intencionado, y calienta el corazón de los adultos trayendo recuerdos llenos de emoción de años pasados. Pero, ¿podría haber algo malo con esas celebraciones?
Muchos de los que apoyan las festividades navideñas, reconocen su lado oscuro. Destacan que la Navidad se ha comercializado totalmente. La venta de productos navideños comienza justo después del Día de Acción de Gracias, para dar a todos los clientes potenciales suficiente tiempo para comprar múltiples regalos para todos sus seres queridos, sus familiares y amigos. También “necesitan” comprar regalos para aquellos con quienes de alguna manera están “en deuda” o de quienes esperan recibir ciertos favores a cambio. Hay gente que compra regalos que no se pueden permitir, incurriendo en deudas de tarjetas de crédito que nunca pueden pagar, solo para cumplir con sus “obligaciones” esperadas de dar regalos a otros. También sabemos que, especialmente durante la época de Navidad, se cometen más crímenes que en cualquier otra época del año, y el alcoholismo está desenfrenado.
Las personas religiosas también se dan cuenta de que las celebraciones navideñas se han centrado cada vez menos en Cristo, la supuesta “causa” y “razón” de la festividad. Y así, como leemos en WorldNetDaily.com, “Cada diciembre sale un llamado de los púlpitos de la nación para ‘devolver a Cristo a la Navidad’.”
Pero hay un problema con esa llamada, como hay un problema con todas las festividades navideñas. El artículo arriba mencionado continúa, “… un número creciente de estadounidenses – incluyendo cristianos fundamentales – afirman que Jesucristo no tuvo nada que ver con la festividad.”
Esto nos lleva al quid de la cuestión. ¿Qué, si algo, tiene que ver Cristo con la Navidad? ¿Nació el 25 de diciembre? ¿Ordenó, en la Biblia, de santificar la Navidad? ¿De dónde vienen todas las diferentes costumbres navideñas? ¿Son bíblicas?
El hecho de que las luces y velas de Navidad se vean bonitas no es la respuesta. Si podemos establecer que las celebraciones navideñas no están ordenadas en las Escrituras – sí, que de hecho están prohibidas y una falsificación de la verdadera adoración piadosa, entonces es irrelevante cuán “bonitas” puedan parecer ciertas costumbres. Recuerde, en 2 Corintios 4:4 se nos dice que hay un “dios de este mundo” – Satanás el diablo – quien ha “cegado” las mentes de aquellos que no creen en el evangelio, “para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”. Si está mal, entonces las luces de Navidad serían un sustituto lamentable de la verdadera luz del evangelio. Además, en 2 Corintios 11:14 se nos dice que “Satanás mismo se transforma en un ángel de luz”. Lo que ofrece se ve bien, bonito y brillante. De hecho, el pecado tiene “placeres pasajeros” (Hebreos 11:25).
Al investigar el origen de la Navidad y sus costumbres, muy pronto queda abundantemente claro que la Navidad no tiene absolutamente nada que ver con el nacimiento de Cristo y el propósito de su primera venida. Descubrimos que prácticamente cada costumbre celebrada en Navidad es de origen pagano, lo que se había utilizado para adorar a dioses paganos. Muchos de aquellos que han estudiado el origen de la Navidad han decidido no conservarla más. Aun así, están bombardeados con costumbres navideñas, dondequiera que vayan. Si no tienen cuidado, pueden pillarse zumbando o cantando las canciones navideñas que suenan en un supermercado. Por otro lado, incluso los cristianos profesantes que apoyan firmemente las celebraciones navideñas se ven obligados a admitir el origen pagano de la Navidad. Sin embargo, argumentan, que eso no importa. Un artículo dice:
“El verdadero origen de la Navidad está lleno de controversia y compromiso. Un estudio rápido revelará una serie de raíces inquietantes… en resumen, la fiesta de Navidad que celebramos hoy en día es indicativo de la voluntad del cristianismo de absorber las costumbres y tradiciones del mundo, y de olvidar sus raíces simples en la realidad histórica de Jesucristo. La Navidad no debería ser más que un simple, pero maravilloso recordatorio del humilde comienzo de Cristo como un niño humano en este mundo… Aunque sea el 25 de diciembre, algún momento a finales de septiembre o cualquier otro día del año, deberíamos aprovechar cada oportunidad para reflexionar sobre Jesucristo y su mensaje de esperanza para todos nosotros”.
¿Pero es esto cierto? ¿Deberíamos utilizar cualquier oportunidad, incluso si esto significa, abrazar a costumbres paganas? ¿Es esa la enseñanza de la Biblia?
La decisión de celebrar la Navidad o no, es la elección del hombre. Sin embargo, decretar si es correcto o incorrecto hacerlo, es prerrogativa de Dios.
Escrito por: Norbert Link
Traducido por: Anna Ruoff